martes, 8 de mayo de 2012

VIDA Y ÉPOCA DE MICHAEL K de J.M. Coetzee

Traducción: Concha Manella
Edición, 2007
Editorial: CeBosillo
Páginas: 187

Esta novela de J. M. Coetzee fue publicada en 1983.

Nos encontramos en una Sudáfrica dividida por la guerra civil, en una ciudad atemorizada por el aullido de las sirenas del toque de queda. En medio de la violencia que sacude el país, un jardinero, Michael K, acompaña a su madre a refugiarse en el campo. Pero el viaje se interrumpe pronto entre las paredes de un hospital. Solo y desamparado, Michael no tiene otro remedio que buscar un trozo de tierra que le permita empezar de nuevo y vivir con dignidad.

 Vida y época de Michael K, galardonada con el  Booker Prize (1983) y el Prix Étranger Femina (1983), llega a la esencia de la experiencia humana: la necesidad de tener una vida interior espiritual, de cultivar los vínculos con el mundo en que vivimos y de tener una visión pura de las cosas.

LEIDO por.... Andrés:

Este libro lo había regalado hace 5 años y su retorno se debe a la emigración al libro electrónico del destinatario del regalo y al poco apego a los libros de papel, claro. Yo no es que tenga apego, es que tengo dependencia física. Lo había leído antes de regalarlo, como procuro hacer siempre, pero como no recordaba nada de él, y Coetzee nunca me ha defraudado, me animé a leerlo otra vez.

La novela está dividida en tres partes: La primera y la última el narrador nos cuenta la vida de Michael K en una Sudafrica sin razas, muy propio de Coetzee, y, en medio, el relato, en primera persona, de un médico militar de un campamento de adoctrinamiento que nos habla de la estancia de Michael K en dicho establecimiento. Su visión tan humana y sensible resulta un bálsamo dentro de la dureza del relato. De Michael K dice:  “no estoy seguro de que sea totalmente de nuestro mundo”, “el más oscuro de los oscuros, casi tan oscuro como un prodigio”, “sonríe su sonrisa” y “tal vez solo coma el pan de la libertad”.

Michael K, a pesar de sus limitaciones, siempre está preocupado por como es visto por los demás y corresponde con una empatía cada vez más escasa en nuestros tiempos. Siempre buscando su lugar, “soy como una hormiga que no sabe donde está su hormiguero”, “sintiéndose como un caracol sin concha”, en una tierra dividida artificialmente por otros hombres, “marchándose de puntillas por un terreno que curiosamente era idéntico a del otro lado de la cerca”.

Estupenda novela. No solo hay que leerla, hay que releerla para empaparse de su agrio dulzor.

Afortunadamente, mi poca memoria me permite disfrutar nuevamente con estos libros que me animan a releerlos. En este caso me permite también sufrir la dureza del relato y emocionarme en algunos pasajes, como en casi todos los de Coetzee.


Mi cachico:

Se parece a una piedra, un guijarro que, tras haber estado tranquilamente en la tierra, ocupándose de sus cosas desde el origen de los tiempos, de repente ahora lo recogen y lo lanzan al azar, pasando de mano en mano. Una piedra pequeña y dura, apenas consciente de lo que la rodea, arropada en sí misma y en su vida interior. Pasa por estas instituciones, campamentos, hospitales, y Dios sabe qué otros sitios, como una piedra. Por las entrañas de la guerra. Una criatura inconsciente, irresponsable. No pudo verlo como un adulto, aunque sea mayor que yo según todos los indicios

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