domingo, 26 de septiembre de 2010

CORRER de Jean Echenoz

Traducción: Javier Albiñana

1ª Edicion, septiembre 2010
Editorial: Anagrama
Páginas: 140

Esta novela de Jean Echenoz acaba de publicarse este septiembre del 2010.

En los Juegos Interaliados de Berlín, en 1946, al ver de­trás del cartel de Checoslovaquia a un solo atleta desma­ñado, todo el mundo se ríe. Pero después, cuando en los cinco mil metros acelera sin parar y cruza la meta en so­litario, los espectadores estallan en un clamor. El nom­bre de ese chico que siempre sonríe: Emil Zátopek. En pocos años y dos Olimpiadas, Emil se convierte en inven­cible. Nadie puede pararlo: ni siquiera el régimen che­coslovaco, que le espía, limita sus traslados y distorsiona sus declaraciones. Emil corre contra su decadencia, y sonríe. Incluso en las minas de uranio adonde lo destie­rran porque ha apoyado a Dubcek. Ni siquiera Moscú puede pararlo. La nueva novela de Echenoz atraviesa cuarenta años de un destino excepcional y sin embargo misteriosamente parecido al nuestro. Y nos regala una escritura encrespada de esa impagable ironía que para Echenoz es sólo un pudoroso afecto. «Un swing en la escritura digno de los más grandes li­bros de Echenoz» (Baptiste Liger, Lire); «Nada es inven­tado. Pero no nos hallamos ante una biografía. Se trata, pura y simplemente, de una novela, vibrante, elíptica, irónica» (Nathalie Crom, Télérama).

LEIDO por.... Andrés:

Leí la reseña de El País sobre este libro, y por tratarse de Zátopek, mítico corredor de fondo, me interesó al instante. Además, me pareció un buen regalo para mi médico de cabecera, correcaminos también. Así que lo compré el primer día que salí de casa, tras mi convalidación.
Como dicen las reseñas, no se trata de una biografía, sino de una novela, eléctrica, sobre la vida de un atleta, que parece arrastrado casi siempre por las decisiones de los demás (su boda es, quizá, la mayor excepción), casi siempre el aparato del Estado checo.

Con una escritura muy escueta, repasa en apenas 140 pags. cuarenta años de su vida, que se pasea delante de nosotros a la misma velocidad que corría éste descomunal atleta, de forma que devoras el libro sin tener que hacer un descanso, como si fuera una marathon de lectura y nosotros fuéramos Zátopek.

La entreverada crítica a los totalitarismos añade otro aspecto de interés a su lectura, pero no se si, aún con esto, llegará a gustar a lectores ajenos al mundo deportivo. A mi, desde luego, me ha encantado.

Me he pasado por YouTube, buscando vídeos sobre el gran Zátopek, sin duda el más grande corredor de fondo (medalla de oro en 5,000, 10.000 y Marathon en los Juegos Olimpicos de Helsinki en 1952 y que llego a tener en un momento dado todos los record del mundo desde 5.000 hasta marathon). Estos dos vídeos permiten apreciar su personal correr agonístico:






Mi cachico:

Emile parece que se encoja y desencoja como si cavara, como en trance. Lejos de los cánones académicos y de cualquier prurito de elegancia, Emil avanza de manera pesada, discontinua, torturada, a intermitencias. No oculta la violencia de su esfuerzo, que se trasluce en su rostro crispado, tetanizado, gesticulante, continuamente crispado por un rictus que resulta ingrato a la vista. Sus rasgos se distorsionan, como desgarrados por un horrible sufrimiento, la lengua fuera intermitentemente, como si tuviera un escorpión alojado en cada zapatilla de deporte. Está como ausente cuando corre, tremendamente ausente, tan concentrado que ni parece estar cuando está ahí más que nadie, y su cabeza, encogida entre los hombros, sobre el cuello siempre inclinado hacia el mismo lado, se balancea sin cesar, se bambolea y oscila de derecha a izquierda.

Puños cerrados, contorsionando caóticamente el tronco, Emil hace también todo tipo de cosas con los brazos.

JEAN ECHENOZ

Francia (Orange, 1948)

En el Salon du Livre de París de 1988, fue galardonado con el Premio Gutenberg como "la mayor esperanza de las letras francesas"; asimismo, en una encuesta realizada por Le Nouvel Observateur, fue elegido el novelista internacional más relevante de la década de los noventa.

Ha publicado las siguiente novelas, El meridiano de Greenwich (1979), su primera novela, Cherokee (Premio Médicis, 1983), La aventura malaya (1986), Lago (1989), Nosotros tres (1992), Rubias peligrosas (1995), Un año (1997) y Me voy (Premio Goncourt, 1999), Ravel (premio François Mauriac 2006), quizás su libro más emotivo y este mismo año, Correr.

Ha obtenido también los premios European Literary Prize y Premio Novembre.

Novelista de lo inexplicable, admirador de Nabokov, Queneau, Flaubert y Faulkner, maestros del arte de la distanciación, sus novelas suelen situarse fuera de Francia, imponiéndonos un estilo desconcertante, casi maravilloso, apartado de presiones psicológicas y de nostalgias.

(Más información: Wikipedia, Wikipedia en francés)

sábado, 25 de septiembre de 2010

LAUSANA de Antonio Soler

1ª Edicion, 2010
Editorial: Mondadori
Páginas: 201

Esta novela de Antonio Soler fue publicada en marzo de este año, 2010.

Una mujer viaja de Ginebra a Lausana para visitar a su hijo. Al otro lado de la ventanilla del tren, los recuerdos de su vida se deslizan inexorablemente por la superficie del lago. A pesar del paso del tiempo, algunos recuerdos conservan intacta su capacidad de dañar. Como el instante en que comenzamos a perder a la persona que queremos. O el día heroico y ridículo en que decidimos guardar silencio y resistir, esperando que suceda algo milagroso que nos impida convertirnos en espectadores de nuestra propia existencia. La protagonista nos llevara a conocer los traumas, temores y frustraciones que han pasado por su vida. Los secretos más íntimos del matrimonio se van desmenuzando mezclados con las historias y las conversaciones de las personas que le rodean en el trayecto.

LEIDO por.... Andrés:

Escuchaba a Ignacio Izquierdo, periodista, en las tertulias de RNE y por conocer algo más de él, leí su blog Alta velocidad, y en su entrada Lecturas veraniegas nos recomendaba además del lúcido y desesperanzado ensayo La agonía de Francia, de nuestro conocido Manuel Chaves Nogales, esta novela, de la que decía: “Una pequeña obra maestra. El virtuoso del lenguaje consigue un relato intenso y tremendamente emocionante

Y con esta estupenda novela, completo el trio de libros leídos aprovechando mi estancia en el hospital, para un ligero aligeramiento vesicular, compensado con su disfrute los inconvenientes que ese tipo de vacaciones siempre ocasiona.

Había leído de Soler El camino de los ingleses, pero no recordaba nada de ella, así que podríamos decir que era como mi primera aproximación a su escritura. Y la verdad es que me ha deslumbrado.

Literatura de la buena.

La protagonista, “Discreta. Casi elegante. Casi distinguida. Rechoncha, vieja, muerta”, nos narra su vida, mezclando el presente, su viaje en el tren hacia Lausana, y el pasado, obligandonos a deslizar por los avatares de su vida, rememorándolos de manera despiadada, mientras nos disecciona sus sentimientos, hasta los más sórdidos, su amor a su marido infiel y su particular lucha por recuperarlo, mostrando la mente de una mujer de una forma que a mi me parece asombrosa, por tratarse de un escritor. Cruel a veces, “Aquellas tardes de domingo amamantando al niño, esa cosa siniestra, ese líquido saliendo de mí. Leche, como si yo fuese una tienda de ultramarinos, una fábrica de alimentación”, sintiéndose “estar completamente loca”, pero sin querer “darle pistas a la locura”, que descubre la infidelidad de su marido con una amiga, pero que se muestra convencida de “que lo mejor era guardar silencio. Esperar”, Yo resistía. Resistía como un ejercito debajo de los escombros, de las bombas y de sus propios muertos.” y dispuesta a no desfallecer para recuperar a su marido, el Fresador Vila”.

Con imágenes acertadísimas, a mi entender:
  • El sol, colándose entre una barrera de edificios, mi abofetea dulce y repetidamente
  • Yendo por los recuerdos como un pedigüeño
  • unos labios rojos y anchos, como un filete mal cortado
  • El nombre de la mujer es un caramelo de miel en su boca
  • Muy pronto Jesús se morirá y yo vendré en este tren recordando su muerte, y me acordaré de que un día, mientras yo viajaba por estos mismos raíles, él miraba el lago, esta luz, y yo pensaba en su muerte, en el futuro, en ese día que entonces será presente.” (jugando con el futuro y el presente)
y aderezado con un humor muy ácido:
  • El revisor sigue su camino de marinero borracho. Se le ha quedado una especie de sonrisa bajo el telón rojizo y rubio del bigote, una mueca que, según la lentitud de sus movimientos, al menos le durará dos o tres vagones más. La Morsa Voladora. Dan ganas de echarle una sardina y que la coja al vuelo.
  • me ponía de rodillas con los brazos en cruz, dispuesta a recibir aquella santidad que venía tamizada desde el cielo a través de esos rayos ligeramente algodonosos y un poco parpadeantes. La Albondiguilla Beata.
  • Un ejercito de ocupación en toda regla. Mi querida nuera. El Imperio Astrohúngaro.
  • El Halterofílico levantador de maletas tiene perfil porcino. Un hocico en toda regla al que los reflejos del lago le dan un esplendor luminoso, aristocrático.
  • la mujer de las tetas corregidas y aumentadas
Altamente recomendable.

Mi cachico:

Lo tenía entre mis manos, flotando en el agua, y al principio quizá fuera un juego. Bajar mis manos hasta el fondo, dejar que su cuerpo se hundiera. Lo solté, vi cómo se hundía.

Aquella felicidad, toda la felicidad tendría que provenir a partir de ese momento de aquel niño, de ese instante que estaba viviendo, de esa plenitud que de pronto se me resquebrajó, igual que si hubieran pasado doscientos años y todo a mi alrededor hubiese sido pasto del tiempo. Moho, cascotes, óxido, abandono. Hombres andando por un túnel muy largo. Él, ese niño, era uno de los hombres perdidos en aquel pasadizo de hormigón sucio y húmedo. Lo miré a los ojos y creo que pensé vagamente en el fin del mundo. Todo tenía que provenir de allí, de ese ser minúsculo. La vida y su final. Tener un hijo era firmar una sentencia de muerte.

La habitación se hundió, se escaparon hacia arriba todos los azulejos, el espejo, la luz. Yo caí por el hueco de un ascensor. Sin moverme. Sin apartar la vista de aquellos ojos. Eran las paredes que subían. Un rumor que venía de otra habitación, de otro lugar, fuera de la casa. Oí el flujo de mi sangre al subir y bajarme por el cuello, la respiración del agua, quieta en las tuberías. El niño ya estaba bajo el agua y yo escuchaba cómo el vapor se depositaba en el espejo, en los bordes de la bañera, en mi piel y en las toallas. Braceaba, movía las piernas, quién era ese niño, esa cosa que yo acababa de sostener entre mis manos y que ya tenía nombre y vivía de modo independiente.

ANTONIO SOLER

España (Malaga, 1956)

Técnico en Actividades y Empresas Turísticas por la Escuela de Turismo de Málaga, vio truncada su carrera de atleta por un accidente de tráfico, dedicándose a la escritura. Publicó por primera vez en 1992, y ha trabajado como guionista para televisión y colabora en diversos periódicos como Sur, ABC y El Mundo.

Entre sus novelas podemos destacar las premiadas Las bailarinas muertas, premio Herralde y Premio de la Crítica de Narrativa Castellana de 1966 , El nombre que ahora digo, de 1999, premio primavera de Novela de ese año, El camino de los ingleses, premio Nadal en 2004, que fue llevada al cine, y su última novela Lausana (2010).

(Más información: Wikipedia, Página personal, epdlp)

viernes, 24 de septiembre de 2010

A SANGRE Y FUEGO de Manuel Chaves Nogales

1ª Edicion, 2010
Editorial: Espasa, Austral
Páginas: 272

Esta novela de Manuel Chaves Nogales se publicó por primera vez en Chile, en 1937, y en España en 1944.

A sangre y fuego es el título de la serie de nueve relatos que Manuel Chaves Nogales escribió sobre la Guerra Civil española. Periodista vocacional y paradigma del intelectual comprometido con su tiempo, el autor se aleja de la demagogia y del fácil maniqueísmo con que suele tratarse esta terrible época de nuestra historia, preocupándose más por el perfil humano de quienes sufrieron dicha contienda que por su faceta política. Es el deseo de imparcialidad el que provoca el estremecimiento en el lector: ni buenos ni malos, ni verdugos ni mártires; tan sólo hay crueldad, absurdo, desorientación y obcecación de unos y otros.

Manuel Chaves Nogales escribió A sangre y fuego en 1937 en Francia, desde el exilio, y constituye una muestra certera de lo que significa la agilidad del periodista al servicio de la realidad y el uso de la literatura como medio de denuncia: son reales las anécdotas y reales los lugares donde ocurren, y es la magnífica prosa del autor un medio más para transmitir esa realidad a veces irónica, otras desoladora. Tal vez por todo esto son muchos los que consideran que A sangre y fuego es, posiblemente, uno de los mejores libros de ficción que se han escrito jamás sobre la Guerra Civil española.

LEIDO por.... Andrés:

Tuve noticias de Manuel Chaves y de su libro, leyendo Las armas y las letras de Andres Trapiello, pasando a engrosar entonces mi lista de libros pendientes

Nueve relatos tremendos sobre la barbarie humana, ambientados en una guerra fratricida. Su nota introductoria nos indica que, aún tratándose de ficción, no están tan lejos de la realidad:
Estas nueve alucinantes novelas, a pesar de lo inverosímil de sus aventuras y de sus inconcebibles personajes, no son obra de imaginación y pura fantasía. Cada uno de sus episodios ha sido extraído fielmente de un hecho rigurosamente verídico; cada uno de sus héroes tiene una existencia real y una personalidad auténtica, que sólo en razón de la proximidad de los acontecimientos se mantiene discretamente velada.

Lo más bajo de la naturaleza humana: excesos, vejaciones, cobardías, y asesinatos, conviven en los relatos junto con las mayores heroicidades, sin atender a colores o circunstancias, fiel Chaves a lo que, quizá, el pensaba que fue para muchos la guerra civil:
Y murió batiéndose heroicamente por una causa que no era la suya. Su causa, la de la libertad, no había en España quien la defendiese

Relatos estremecedores para entender lo que significó para muchos aquella locura colectiva.

El subtítulo, Héroes, bestias y mártires, se refiere a los protagonistas de estos relatos, y está extraído del primero de ellos:
Tuvo lástima de aquel hombre y de él mismo y de todos los hombres que como ellos guerreaban, morían y mataban, héroes, bestias y mártires sin vocaciones heroica , sin malos instintos y sin espíritu de sacrificio o santidad.

Mi cachico:

Rafael, apartándose de los suyos, volvía de la batalla con una amargura y una tristeza inefables. Las sombras de la noche, que apagando los ramalazos sangrientos del ocaso caían sobre el pueblo, se volcaban también sobre el corazón.
Al doblar la esquina de una calleja solitaria vio un bulto de un hombre que corría hacia donde él estaba y que al verle retrocedía precipitadamente y se parapetaba en el quicio de un portal. Creyó reconocerlo.
-¡Julián!
El fugitivo no respondió.
-¡Julián! -repitió Rafael.
-Déjame paso o te mato -dijo al fin la voz dura del Maestrito.
-Vete -replicó Rafael apartándose -. No creeras que soy capaz de delatarte.
-¡Sois capaces de todo! ¡Asesinos!
Echó a correr el Maestrito y al pasar junto a Rafael le escupió de nuevo.
-¡Asesinos!
Aún no había doblado la esquina cuando se le echó encima una patrulla. Sonaron como palmadas unos tiros de pistola. Las sombras permitieron a Rafael darse cuenta de que los de la patrulla acorralaban al Maestrito y que en pocos segundos caían sobre él y le agarrotaban.
«Ahora le matarán», pensó acongojado.
Pero no. A quien querían matar era a él. Le habían visto ocultándose en el fondo de la calleja y, suponiéndole rojo también y en connivencia don el fugitivo que acababan de capturar, le hicieron una descarga intimidándole a que se rindiese.
-¡Soy de los vuestros! -gritó.
Se le acercaron cautelosamente. Esta vez no le valió su nombre. Junto con el Maestrito se lo llevaron y le hicieron comparecer ante el jefe de la centuria de la Falange, al que no supo explicar satisfactoriamente su presencia en aquella calleja solitaria junto a uno de los más caracterizados cabecillas marxistas, sobre todo después del primer encuentro que por la mañana había tenido con los falangistas en circunstancias análogamente sospechosas. Y a Sevilla se lo llevaron preso junto con el Maestrito y con los rojos que por azar o por conveniencias de información no habían sido fusilados.

MANUEL CHAVES NOGALES

España (Sevilla, 1897 – Londres, 1944)

Se inició muy joven en el oficio de periodista, primero en su ciudad natal y más tarde en Madrid. Entre 1927 y 1937, Chaves Nogales alcanzó su cénit profesional escribiendo reportajes para los principales periódicos de la época, y ejerciendo, desde 1931, como director de Ahora, diario afín a Manuel Azaña de quien Chaves era reconocido partidario.

Al estallar la guerra civil se pone al servicio de la República y sigue trabajando como periodista hasta que el gobierno abandona definitivamente Madrid, momento en el que decide exilarse en Francia. La llegada de los nazis, que describiría magistralmente en el ensayo La agonía de Francia, le obligó a huir a Londres, donde falleció a los 47 años.

Además de brillante periodista es autor de una espléndida obra literaria entre la que destacan sus libros sobre Rusia: los reportajes La vuelta al mundo en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja (1929) y Lo que ha quedado del imperio de los zares (1931) y la novela El maestro Juan Martínez que estaba allí (1934); la biografía Juan Belmonte, matador de toros, su vida y sus hazañas, su obra más famosa, considerada una de las mejores biografías jamás escritas en castellano; y A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España (1937), impresionante testimonio de la guerra civil donde denuncia las atrocidades cometidas por ambos bandos con una lucidez sorprendentemente adelantada a su tiempo.

Manuel Chaves es uno de los mejores escritores españoles del siglo XX según Félix de Azúa.

(Más información: Wikipedia, Página sobre el autor, Lecturalia)

jueves, 23 de septiembre de 2010

FIESTA EN LA MADRIGUERA de Juan Pablo Villalobos

1ª Edicion, mayo 2010
Editorial: Anagrama
Páginas: 104

Juan Pablo Villalobos publicó esta novela, la primera, en 2010.

A Tochtli le gustan los sombreros, los diccionarios, los samuráis, las guillotinas y los franceses. Pero Tochtli es un niño y ahora lo que quiere es un nuevo animal para su zoológico privado: un hipopótamo enano de Liberia. Su padre, Yolcaut, un narcotraficante en la cúspide del poder, está dispuesto a cumplir todos sus caprichos. No importa que se trate de un animal exótico en peligro de extinción. Porque Yolcaut siempre puede. Tochtli vive en un palacio. Una madriguera recubierta de oro en la que convive con trece o quizá catorce personas: matones, meretrices, dealers, sirvientes y algún político corrupto. Y además está Mazatzin, su profesor particular, para quien el mundo es un lugar lleno de injusticias donde los imperialistas tienen la culpa de todo. Fiesta en la madriguera, una excelente y más que prometedora primera novela, es la crónica de un viaje delirante para cumplir un capricho. Cabezas cortadas, ríos de sangre, restos humanos, montañas de cadáveres. La madriguera está en México y ya se sabe: México a veces es un país magnífico y a veces es un país nefasto. Las cosas son así. La vida, al fin y al cabo, es un juego y una fiesta.

LEIDO por.... Andrés:

Aprovechando mi estancia en el hospital, leo esta curiosa novela, que te atrapa casi en las primeras líneas, debido a la originalidad de la técnica narrativa que emplea y al tema que trata: el narcotráfico desde los ojos de un niño, hijo de un capo.

Desde mi punto de vista, muy logrado el tono de la narración, logrando una magnífica forma de presentarnos los distintos temas que trata, conocidos por nosotros, pero no por ello menos atractivos.

Si acaso, he notado una cierta bajada de interés al final, como si el autor no se atreviera con alguna acción más directa o como si no hubiera encontrado la forma de atacarla sin perder el gran acierto del libro: las barbaridades del narcotráfico desde los ojos de un niño que no valora las conductas de los adultos, o mejor dicho, que valora desde su escala infantil, tan distinta a las nuestras.
Si quieres hacer un regalo de un libro y asegurarte que se lo terminarán, aquí lo tienes. Apto hasta para alérgicos a la lectura.

Mi cachico:

Esto es lo que pasaron hoy en las noticias de la tele: en el zoológico de Guadalajara los tigres se comieron enterita a una señora, menos la pierna izquierda. A lo mejor la pierna izquierda no era una parte muy suculenta. O a lo mejor los tigres ya estaban satisfechos. Yo nunca he ido al zoológico de Guadalajara. Una vez pedí a Yolcaut que me llevara, pero en lugar de llevarme trajo más animales al palacio. Fue cuando me compró el león. Y me dijo algo de un señor que no podía ir a una montaña y entonces la montaña caminaba.

La señora comida era la directora de zoológico y tenía dos hijos, un esposo y un prestigio internacional. Bonita palabra, prestigio. Dijeron que podría tratarse de un suicidio o de un asesinato, porque ella nunca entraba a la jaula de los tigres. Nosotros no usamos a nuestros tigres para los suicidios o para los asesinatos. Los asesinatos los hacen Miztli y Chichilkuali con orificios de bala. Los suicidios no sé como los hacemos, pero no los hacemos con los tigres.

JUAN PABLO VILLALOBOS

México (Guadalajara, 1973)

Estudió Marketing y Literatura Hispánica. Ha realizado cientos de estudios de mercado y ha publicado crónicas de viaje, crítica literaria y crítica de cine. Se ha ocupado de investigar temas tan dispares como la ergonomía de los retretes, la influencia de las vanguardias en la obra de César Aira, la flexibilidad de los poliductos para instalaciones eléctricas, los efectos secundarios de los fármacos contra la disfunción erectil o la excentricidad en la literatura latinoamericana en la primera mitad del siglo XX. Ha sido becario del programa Alban, becas de alto nivel de la Unión Europea para América Latina, y del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana. Estudia un doctorado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente vive en Barcelona, donde combina la escritura con su trabajo en una empresa de comercio electrónico.

Únicamente ha publicado una novela, Fiesta en la madriguera.

(Más información: Lecturalia)

jueves, 16 de septiembre de 2010

LA SOLEDAD ERA ESTO de Juan José Millás

Esta novela de Juan José Millas fue publicada en 1990, siendo galardonada con el Premio Nadal de ese mismo año.

La soledad era esto o cómo incorporar en un libro los más genuinos saberes y reflexiones de la literatura contemporánea. Por medio de un sutil entramado de voces narrativas, la novela cuenta la historia de una mujer -Elena Rincón- que a partir de la muerte de su madre inicia una lenta metamorfosis que a través del aprendizaje de la soledad le conduce a la liberación. Juan José Millás ofrece una desgarrada y contundente crónica de la vida de hoy, mostrando las actitudes de quienes, tras una militancia de izquierdas, han sustituido la ideología por las tarjetas de crédito. En esta novela la trama remite a un original análisis de los alcances de la ficción.

LEIDO por... Andrés:

Aunque el libro trata directamente de la soledad de Elena, la protagonista, hay una referencia textual al título: “Esto debe de ser la soledad, de la que tanto hemos hablado y leído sin llegar a intuir siquiera cuáles eran sus dimensiones morales. Bueno, pues la soledad era esto: encontrarte de súbito en el mundo como si acabaras de llegar de otro planeta del que no sabes por qué has sido expulsada

La novela está dividida en dos partes muy diferenciadas:
1ª parte: narrador
2ª parte: diario de Elena

Resulta curiosa la utilización (a alguna tertuliana le pareció demasiado artificioso) de:
  1. Los informes del detective: “recojo el informe que demuestra que hice lo que hice y no otra cosa
  2. Diarios de la madre, leídos al azar:“A mi antípoda, [...] comencé a llamarla Elena (no sé cómo me llamaría ella a mí). Por eso a mi hija mayor le puse ese nombre
  3. Diarios de Elena, que empieza de la misma forma y busca cuadernos lo más parecidos posible: “Por eso me da miedo salir, por si no me reconocen al volver y me quedo sin identidad.
Elena, la protagonista, es una mujer ociosa, que tiene todo, sin problemas económicos, cuenta corriente independiente (paga al detective sin dudar), fría y muy racional. Su hermano dice de ella: “Has tenido siempre lo que has querido: de joven, la revolución; ahora el dinero. ¿De qué te quejas?

Es consciente de su soledad, “Me siento sola” y tiene graves problemas para relacionarse:
con su hermano “Su hermano permaneció todavía un rato en la casa, pero los intentos que ambos hicieron por comunicarse resultaron inútiles
  • con su hermana: “estuvo fría y distante, como si Elena le debiera todavía la infancia”.
  • con su marido: “No quiero decir con ello que no sienta nada por mí, pero pienso que sus afectos están colocados en otros lugares (su trabajo, sus amantes, nuestra hija)” “Su marido ya había llegado. Intercambiaron unas frases de afecto y se fumaron juntos un canuto” (justo después de descubrir el adulterio).
  • De su hija, le dice su hermano: “A este paso serás la última en enterarte. Tu hija está embarazada
  • Su madre, muerta: “para Elena su madre estaba muerta desde hacía mucho tiempo.
Insegura: “En torno a las tres de la madrugada tomó la decisión de detener el péndulo y con esta intención abandonó el dormitorio y llegó hasta la puerta que comunicaba el pasillo con el salón, pero no fue capaz de abrirla porque tuvo miedo

Tiene salud frágil y obsesionada con su sistema digestivo, con problemas intestinales, siempre presentes

Es fría y distante, cuando descubre el adulterio: “sorprendiéndose de que aquella imagen, más que irritarla, le produjera cierta sensación de alivio”. De su madre no quiere heredar nada.

Con adicción al hachís y al alcohol, que aparece frecuentemente a lo largo de todo el libro, sobre todo en la primera parte: “a veces un canuto modifica la visión de la realidad. Lo malo es que últimamente acentúa la de aquella de la que quiero huir.

Inicia el diario y dice: “Me encuentro en el principio de algo que no sé definir, pero que se resume en la impresión de haber tomado las riendas de mi vida”. Es a partir de este momento cuando su vida empieza a cambiar.

Sueño de las monedas:
Aparece la referencia a un sueño de Elena con monedas. Elena lo cuenta: “en aquellos años lejanos, estando de vacaciones con sus padres, había soñado lo mismo [Soñó que era pequeña y que jugaba en la playa, muy cerca de su madre, a hacer hoyos en la arena. En uno de estos hoyos encontraba una moneda que representaba un tesoro. La cogía admirada y, sabiendo que se encontraba en el interior de un sueño, la apretaba fuerte en su mano derecha comprobando que la solidez de la moneda era excesiva y que por tanto no podría desaparecer si conseguía mantener el puño bien cerrado hasta despertar.]. Al día siguiente, en la playa, cavó varios hoyos y en uno de ellos encontró una moneda. Aquel episodio, que constituía la realización de un sueño, había determinado su vida, pues —al contrario que sus hermanos— siempre había creído que la realización de un deseo, de cualquier deseo, era posible

Su madre da su versión: “De Elena recuerdo que, cuando era pequeña, me contó un sueño. Había soñado que estábamos en la playa y que ella hacía en la arena un hoyo dentro del cual encontraba una moneda. No ignoraba que se hallaba en el interior de un sueño, pero la moneda tenía tanta consistencia, era tan real, que pensó que si la apretaba muy fuerte en la mano derecha la encontraría allí al despertarse. No la encontró, claro. Entonces, esa misma mañana, cuando bajamos a la playa, escondí una moneda en la arena y le dije a mi hija ¿por qué no cavas ahí, a ver si encuentras la moneda del sueño? Cavó, la encontró y se quedó asustada. Qué vida. Ahora voy a limpiar los azulejos del baño porque luego me dará pereza

Cuando Elena lee la versión de su madre en su diario, solo piensa: “
Todavía no sé si la revelación debe ponerme triste o excitarme

Aunque el libro comienza con asimetrías:
  • Una pierna depilada y la otra no
  • El ojo de su madre: “Uno de los ojos permanecía ligeramente abierto produciendo en el rostro un efecto asimétrico que a Elena le recordó que no se había depilado la pierna izquierda
Son interesantes los juegos de simetrías que utiliza el autor a lo largo de la obra:
  • Juego de los nombres y parecidos en la familia
  • Las Antípodas, que gustó a todos los tertulianos.
  • Inicio de los diarios igual: “Comienzo estas páginas que ignoro cómo llamaré o adonde me conducirán poco antes de cumplir cuarenta y tres años
  • Tipos de cuadernos de los diarios
  • La canción de los Beatles, Lucy in the sky with diamonds, al principio y al final del libro. (Como me recordaron en la reunión, esta canción también apareció en otro libro tratado en la tertulia: Campos de amapolas blancas)
  • La importancia de la limpieza en Elena y su madre
  • El papel de la butaca y el reloj que Elena hereda sin querer.
Me ha gustado, a pesar de lo sombrío y deprimente, por lo bien que refleja la desorientación de una persona, perdida en la vida.

JUAN JOSÉ MILLÁS

España (Valancia, 1946)

Escritor español, de familia muy humilde, se trasladó de su Valencia natal a Madrid desde temprana edad, donde ha vivido y desarrollado su producción literaria; como tantos otros escritores, fue un mal estudiante, y tuvo que buscar trabajo por distintos caminos a la narración literaria, empleado en una caja de ahorros y más tarde como administrativo en una compañía aérea.

Desde su primera novela en 1975, Cerbero son las sombras, galardonada con el Premio Sésamo, reveló una extraordinaria maestría en el arte de sugerir la radical extrañeza de los acontecimientos diarios.

Gracias a Juan García Hortelano, que le abrió las puertas en el difícil mundo de la literatura, pudo publicar en 1983, por encargo de una editorial de literatura juvenil, Papel mojado, con notable éxito de ventas. En 1992 recopiló un conjunto de narraciones aparecidas anteriormente en diversas publicaciones bajo el título Primavera de luto y otros cuentos.

Sus colaboraciones constantes en la prensa diaria son también notables por su originalidad, sutileza y estilo, no dejando indiferente a quien las lee. Sus obras han sido traducidas a más de una docena de idiomas.

Aparte de condecoraciones universitarias, ha recibido el Premio Nadal de Novela en 1990, por La soledad era esto, Premio Primavera de Novela en 2002, por Dos mujeres en Praga, Premio Planeta de Novela en 2007 y el Premio Nacional de Narrativa de España en 2008, por El mundo.

(Más información: Wikipedia, Página oficial, epdlp)

miércoles, 15 de septiembre de 2010

TOM JONES de Henry Fielding

Traducción: G. Sans Huelin

Edicion 2009
Editorial: Espasa
Páginas: 701

Esta novela de Henry Fielding fue publicada en 1749.

La historia de Tom Jones, el expósito , nombre completo tal como fue publicada la primera vez, es una novela picaresca meticulosamente construida, planificada y ejecutada. El principal objetivo de su autor fue el de presentar la multiplicidad del mundo y de la naturaleza del hombre, describiendo una sociedad rica en contradicciones, hipócrita y llena de injusticias.

Se la considera su obra maestra, deudora del Quijote, y una de las mejores novelas de la literatura inglesa.

Tom Jones es un retrato vivo de la humanidad, de sus vicios y sus virtudes, de la vida y el comportamiento de los hombres y mujeres en la sociedad. Aquí hallará el lector la bondad y la picardía, el amor, la envidia, los celos, lo ridículo y lo sublime, lo cotidiano y lo maravilloso, el diálogo dramático y los raptos líricos. Si es sensible quizá se emocione en algún momento, pero también sonreirá con frecuencia, incluso tal vez se ría mucho con las peripecias de un protagonista apuesto, gentil, valiente y mujeriego.

Es ésta la historia de un niño expósito, hallado, como por casualidad, en la cama de un viudo rico y bondadoso que decide hacerse cargo de la criatura y de educarlo como a un hijo propio. Al llegar a la adolescencia, se convierte en un muchacho rebelde, pendenciero, imprudente; aunque noble, varonil y magnánimo. Por su mal comportamiento, y por las insidias que otros vierten sobre él, Mr. Allworthy, que así se llama el rico caballero que lo había protegido, se ve impelido a expulsarlo de casa. Para entonces, Tom se había enamorado de Sophia Western, hija de un terrateniente de la vecindad, y destinada a casarse con el heredero de Mr. Allworthy, su sobrino Blifil. Tom acepta el castigo y abandona la casa acompañado de Patridge, maestro de escuela. Juntos se enfrentan al camino de la vida en su marcha hacia Londres donde les ocurren multitud de aventuras. Sophia también huye a Londres para evitar que la obliguen a casarse con Blifil, a quien no ama. Aquí se enfrenta a los peligros y frivolidades de la vida londinense pero logra superarlos. Tras deshacer muchos entuertos los dos jóvenes amantes logran un final feliz.


LEIDO por.... Andrés:

Magnífico novelón.

Melodrama de altura: un libertino encantador, una bella enamorada, infidelidades, traiciones, amores no correspondidos, confabulaciones, enredos, sorpresas, lágrimas, cárcel, etc, aderezado con un humor hilarante. ¡Se pude pedir más!

Para que rápidamente captemos el espíritu del libro, en el primer capítulo, utilizando el símil del dueño de una casa de comidas, Fielding nos indica que nos antepone, a los lectores, “no solo una lista general de platos a todo nuestro festín, sino que daremos al lector cuenta detallada de cada entrada que se ha de servir en este libro”: además de un índice que nos indica los títulos de los 18 capítulos, los más con títulos tan curiosos y poco ilustrativos como: “Abraza doce horas”, cada capítulo lo encabeza con una descripción parecida a las del Quijote, pero mucho más jocosas. Valga de muestra, un botón:
“Que contiene asunto tan grave que el lector no encontrará ocasión de reír una sola vez en todo el capítulo, a no ser que, por ventura, quiera reírse del autor.

El menú de la obra, dice, trata de la Naturaleza humana, y nos avisa que aunque este plato es muy común, “todo consiste en el arte de guisar el autor”.

Durante la narración, el diálogo con el lector es permanente, nos llega a llamar sagaz lector, en tono jocoso las más de la veces, como cuando nos dice:
Como está es una de esas observaciones profundas que puede suponerse que muy pocos lectores pueden hacer por sí mismos, he considerado adecuado prestarles mi ayuda, pero este es un favor que no prodigaré en el curso de mi obra. Realmente, rara vez se lo concederé, a no ser en casos como este, en los que solo la inspiración con que estamos dotados los escritores puede capacitarnos para hacer tal descubrimiento.

Asombra cuando se permite darnos “una receta para conquistar de nuevo el cariño perdido de una esposa, que nunca se ha sabido que fracase en los casos más desesperados.”, sobre todo cuando la lógica nos dice, sin haberla probado claro, que no puede fallar.

En continuo charlar con el lector, nos explica como va a tratar la secuencia el tiempo, y nos dice: “El lector no deberá, pues, sorprenderse si en el curso de este trabajo encuentra muy cortos algunos capítulos y otros en cambio muy largos, abarcando algunos el espacio de un solo día y comprendiendo otros varios años, en pocas palabras, si mi historia a veces parece estancarse, y otras veces, volar”, para más tarde decirnos que tiene en cuenta: “el bien y la ventaja para nuestro lector” y “le evitamos malgastar su tiempo” sino que además, “le damos la oportunidad de emplear su sagacidad rellenando esos espacios de tiempo con sus propias conjeturas, para cuyo fin le hemos autorizado en las páginas precedentes.

Tenía el protagonista un futuro tan negro que “Era la opinión universal de toda la familia del señor Allworthy [su padre putativo]” que Tom Jones “nació para ser ahorcado”.

En el capítulo titulado: “En el que hace su aparición en escena el propio autor”, después de explicarnos algunos sucesos de la historia y darnos algunos consejos, nos dice: “Y como no podía hacer que alguno de mis personajes dijera estas palabras, me he visto obligado a decirlas yo.

Nos narra una historia dramática, que en otro autor podría llegar a ser un melodrama, pero que el autor nos salpica de continuas notas de humor: “Pero puesto que se trata de la heroína ideada para esta historia, una señorita a la que tenemos en gran estima y de quien muchos de nuestros lectores probablemente se enamorarán, no resulta adecuado en modo alguno que haga su aparición al final de un libro”, y así finaliza el libro III.

Si acaso alguien considera necesario aliviar la obra, saltando los capítulos iniciales de cada libro, por ejemplo, de los cuales se puede prescindir sin perder nada de la historia, no debe tener problemas, ya que el mismo autor nos autoriza: “el lector puede prescindir de estas partes, en las que reconocemos nuestra laboriosa pesadez, y comenzar cada uno de los libros siguientes por el segundo capítulo.

Curiosamente, el Londres que nos presenta, dista mucho del que cien años más tarde nos presentará Charles Dickens (1812 – 1870). Oliver Twist se publicó entre 1837 y1839.

Resumiendo, una gozada.


Mi cachico:

Decid, pues, vosotras las Gracias, que habitáis las mansiones celestiales y conocéis bien las artes de encantar, decid cuáles fueron las armas usadas para cautivar el corazón de Jones. En primer lugar, de dos ojos azules adorables, cuyas pupilas lanzaban relámpagos, salió una mirada penetrante que, por suerte para nuestro héroe, solo se clavó en el trozo de buey que Jones se estaba sirviendo y se disipó sin causar daño. La rubia guerrera se dio cuenta de su fracaso e inmediatamente extrajo del fondo de su pecho un suspiro mortífero. Un suspiro que nadie podría haber escuchado sin conmoverse y que habría sido suficiente para enamorar a una docena de galanes. Fue tan dulce y tan tierno que habría ganado el corazón de nuestro héroe si el sonido de su garganta al tragar no lo hubiese impedido. Muchas otras armas ensayó, pero el dios de la comida (si existe semejante deidad, pues no estoy seguro de ello) defendió a su adorador. O quizá no sea dignos vindice nodus, y la seguridad presente de Jones podría explicarse por medios naturales, pues así como el amor preserva frecuentemente de los ataques del hambre, es posible que el hambre pueda en algunos casos defendernos del amor.

Enrabiada con sus fracasos continuados, la rubia mujer determinó un cese de hostilidades. En el ínterin se dedicó a dejar expeditos todos los artificios de género amoroso para renovar el ataque una vez concluida la comida. Apenas quitaron el mantel reanudó sus operaciones. Primero lanzó a Jones una mirada de soslayo muy intensa, y aunque parte de su fuerza se perdió en el camino, no dejó de causar algún efecto en nuestro héroe. Dándose cuenta de esto la seductora, apartó sus ojos al instante y miró hacia abajo, como si se avergonzase de lo que había hecho. Al momento levantó su mirada, que ya había empezado a cautivar al pobre Jones, y descargó sobre él una sonrisa insinuante. No una sonrisa de alegría o de gozo, sino una sonrisa de simpatía, de esas que la mayoría de las damas tiene siempre a su disposición y que les sirve para mostrar al mismo tiempo su buen humor, sus lindos hoyuelos y sus blancos dientes.

Esta sonrisa la recibió nuestro héroe, y en el acto quedó conmovido con su fuerza. Comenzó a percatarse entonces de los designios del enemigo y a sentir sus éxitos. Se inició luego una conferencia entre las dos partes, durante la cual la rubia ladina continuo su ataque de un modo tan disimulado que casi había sometido el corazón de nuestro héroe antes de entregarse a nuevos actos de hostilidad. Para ser sincero, temo decir que Jones mantuvo una especie de defensa a la holandesa y que entregó sus fuerzas sin tener en cuenta su lealtad para con Sophia. En pocas palabras, tan pronto como concluyó la conferencia amorosa, cuando la dama ya había dejado al descubierto la batería principal dejando caer su pañuelo, el corazón de Jones se rindió y la conquistadora gozó de los frutos usuales de la victoria.

En este punto las Gracias creen conveniente concluir su descripción y nosotros juzgamos adecuado poner fin al capítulo.

HENRY FIELDING

Gran Bretaña (Glastonbury,, 1707-Lisboa, 1754)

Procedente de la aristocracia, escribió numerosas obras de teatro, casi todas ellas comedias. En 1735 contrajo matrimonio con una rica heredera, cuya fortuna dilapidó en poco tiempo. En 1737 tuvo problemas con una obra en la que parodiaba al ministro Walpole, motivo por el cual decidió dedicarse a la abogacía. A pesar de ello no abandonó su interés por la literatura y escribió una sátira de la novela de Richardson Pamela (1740) titulada Las aventuras de Joseph Andrews (1742). Sus Misceláneas (1743) tratan todo tipo de temas desde su perspectiva incisiva y burlesca. En 1749 apareció su obra maestra y una de las grandes novelas de la literatura universal, Tom Jones, o la historia de un expósito, donde, sin eludir el realismo más preciso, trazó una sarcástica caricatura de la sociedad inglesa de su tiempo. En 1751 publicó Amelia, la obra más seria de su producción, y poco después debido a su delicada salud, partió hacia Portugal en busca de un clima más benigno, y allí falleció tres años más tarde.

Walter Scott dijo de Henry Fielding que fue el padre de la novela inglesa.

(Más información: Wikipedia, epdlp, Lecturalia)

lunes, 6 de septiembre de 2010

LA ISLA de Giani Stuparich

Traducción: J. Á. González Sainz

1ª Edicion, 2008
Editorial: minúscula
Páginas: 119


Un hombre enfermo pide a su hijo que abandone por unos días las montañas en las que pasa el verano y le acompañe, quizá por última vez, a la isla adriática en la que nació. El reencuentro en ese paisaje luminoso, teñido de recuerdos, resulta decisivo para ambos. Uno descubrirá lo que significa dejar descendencia; el otro afrontará el sentido de la pérdida. El estilo elegante y contenido de esta narración, publicada por primera vez en 1942, la convierte a juicio de muchos en la obra maestra de Giani Stuparich. La isla, en palabras de Claudio Magris, "un relato admirable de vida y de muerte, no conjurada sino mirada sin piedad cara a cara".

Posfacio de Claudio Magris.

Enrique Vila-Matas a dicho de esta novela: “Es un libro perfecto, una obra maestra. Es una historia de vida y muerte, vista con la luz cruel y objetiva -pero también festiva- de la realidad.” y de su traducción: “la traducción de J. A. González Sainz es tan magistral como el propio libro”.

LEIDO por.... Andrés:

No recuerdo bien como tuve conocimiento de esta pequeña gran novela. Sería leyendo alguna reseña de algún periódico o en algún blog. Pero a la postre da igual, cayó en mis manos y me di el gran disfrute de leerla dos veces, una detrás de la otra.

Es una novelica, apenas 100 páginas de una edición minúscula, sin mayúscula, que permite disfrutar de ese reencuentro entre un padre enfermo terminal y su hijo.

Muy bien narrada la tensión creada en el hijo por esa necesidad de comunicación que no es capaz de llevar a cabo (era difícil la comunicación sincera entre ellos, al desconocer lo que el otro sabía sobre la enfermedad) y los esfuerzos del padre por hacer que todo parezca lo más natural posible.

Sobre todo, el tormento del hijo por no atreverse a decir a su padre lo que el cree que necesita decirle, ante la duda de que es lo que sabe este. Por eso está tan pendiente, no de lo que dice, sino de lo que pueda percibir tras sus palabras. Vigila porque nunca pierde la esperanza de una inesperada mejora del padre.

Emociona el impacto que la evolución de la enfermedad tiene en el hijo, los recuerdos que la vida en la isla trae a ambos, el derrumbe final del padre, que se resiste a la derrota.

Mi cachico:

Hasta entonces había creído no estar ligado a nadie. En sus relaciones con la familia había imperado siempre una recíproca indiferencia. Como un marinero, por costumbre, volvía de vez en cuando, tras largos viajes, a casa, donde le parecía haber dejado algún que otro efecto personal, algún que otro recuerdo, pero nada que estuviera vivo, que fuera inseparable de él. Y un día se dio cuenta de que entre los ojos asustados y suplicantes de aquel niño y el fondo mismo de su alma había un corriente que ya no podía ignorar ni mucho menos cortar sin envilecer su más intima esencia. Y entonces primero había acogido a aquel niño en sus entrañas y lo había tomado luego de la mano y le había enseñando a caminar por la vida.

GIANI STUPARICH

Italia (Trieste, 1891-Roma, 1961)

De madre triestina, de origen judío, y de padre istriano, nació en lo que por ese entonces era el gran puerto del imperio de los Habsburgo, fértil nudo de culturas. Autor de novelas, ensayos y textos autobiográficos, pertenece con Italo Svevo, Umberto Saba o Scipio Slataper a la destacada familia de escritores triestinos. Estudió entre Praga y Florencia, donde colaboró con la revista La Voce. Durante la Primera Guerra Mundial se enroló voluntario junto a su hermano Carlo, también escritor, en las tropas italianas. Trabajó como profesor de 1921 a 1941. Acusado de pertenecer a la resistencia, en 1945 las SS lo internaron con su madre y su esposa, la poeta Elody Oblath, en el campo de concentración de San Sabba. Tras la Segunda Guerra Mundial prosiguió con su tarea literaria y periodística, en publicaciones como La Stampa e Il Tempo.

Es conocido, sobre todo, por sus narraciones cortas, especialmente por La isla (1942)

(Más información: Wikipedia, Lecturalia)

sábado, 4 de septiembre de 2010

CREMATORIO de Rafael Chirbes

1ª Edicion, 2007
Editorial Anagrama
415 pag.

Novela de Rafael Chirbes, publicada en 2007.

La muerte de Matías Bertomeu pone en marcha los mecanismos que componen este libro y muestra el reverso de vidas levantadas sobre oscuros cimientos: la del hermano de Matías, Rubén, el constructor sin escrúpulos; Silvia, la hija de Rubén, biempensante restauradora de arte casada con el altivo Juan Mullor, el catedrático que prepara la biografía de Federico Brouard, viejo amigo de los Bertomeu y escritor alcohólico; Traian, el mafioso ruso, viejo socio de Rubén; Mónica, la jovencísima y ambiciosa esposa. A través de ellos, Chirbes nos ofrece un panorama deslumbrante y terrible: la familia como forma de ejercicio de los valores de propiedad, la especulación inmobiliaria, los negocios sucios, la droga, el sexo como valor de cambio, la corrupción como savia que recorre todo el cuerpo de una sociedad convulsa en la que la destrucción del paisaje adquiere valor de símbolo. «Una novela excelente, la mejor de Chirbes y una de las mejores de la literatura española en lo que va de siglo» (Ángel Basanta, El Mundo).

Con esta novela Rafael Chirbes obtuvo el Premio Nacional de la Crítica en la modalidad de narrativa en 2008


LEIDO por.... Andrés:

Aguardaba en mi lista de libros por leer. Le ha tocado ahora.

La narración se realiza desde el punto de vista de varios personajes, Rubén Bertomeu, el arquitecto promotor sobre el que se centra el relato, su mujer, su hija, su yerno, un escritor viejo amigo suyo, enfermo de cáncer, y algunos más, un poco más secundarios; utilizando la primera persona con dos de los personajes.

Y con este enfoque, resulta magnífica la forma de narrar, mezclando el presente con el pasado, lo dicho con lo pensado, los diálogos con la descripción, lo vivos con los muertos. Dando especial relevancia a los muertos, a Matías, hermano del Rubén, personaje ausente, y siempre presente, el padre de Rubén, pero más aún su madre, que duró “una eternidad fastidiando a los demás” y que ha “permitido en casa pocos abrazos, pocas celebraciones, poco llorar y reír juntos”. Y todo contado de corrido, lo que piensan estos personajes en unas horas, sin recurrir a exponer ningún diálogo según la manera tradicional (ver Mi cachico).

Si en El paraíso en la otra esquina decíamos que las preguntas del narrador a los personajes era la primera vez que lo leíamos, resulta que en el primer libro que leemos a continuación nos vuelve a aparecer:
¿oyes eso, Mónica?, toma nota de lo que ha pensado él.

Curiosa forma del empleo de los dos puntos, de manera seguida:
Al fin y al cabo, ni la ética, ni el arte, y ni siquiera la política, son otra cosa: representaciones consecuentes: representar disimulando el esfuerzo que hay que hacer para aprenderse el papel, interiorizar el personaje, y que la interpretación parezca fruto de la espontaneidad.

La secuencia de la muerte del gato, narrada por el escritor, me parece estupenda.

Retablo de Issenheim (es la obra maestra del pintor alemán Matthias Grünewald. Se exhibe actualmente en el Museo de Unterlinden de Colmar, Francia, ), de que se dice en la novela:
ese Cristo monstruoso, enorme, con la piel amoratada y cubierto de pústulas, las manos deformes como de repugnante palmípedo salido de algún turbio pantano.

El repugnante individuo que contempla en una de las múltiples tablas la tentación de san Antonio desde el ángulo inferior izquierdo, y que parece formar parte del ejército de diablos que mortifican al santo, es un enfermo evidente de la plaga, que tomó la envergadura de una pandemia en la región.

Mi cachico:

Soy un ser civilizado, una mujer. Me gusta ver los escaparates repletos. So lo digo a Rubén: Sólo con ver los escaparates cuando fuiste a Leningrado antes de que cayera el muro, se te tuvieron quitar las tentaciones de ser comunista: tres cebollas al lado de un par de calcetines y un sujetador. No os riáis, creo que eran asó los escaparates de la calle más elegante de Leningrado. Cuéntaselo , Rubén. Que lo oigan. Y él, como un pasmarote (un idiota, dice Silvía), prosiguiendo la narración que emprendió su mujer: En Berlín, en cuanto te descuidas de das de bruces con un canal, con una tapia, con una alambrada, con un solar cubierto de grúas, y media vuelta, a volver a empezar. Otros veinte minutos caminando entre descampados. Entra, de nuevo, Mónica: Dónde están en Berlín....

RAFAEL CHIRBES

España (Tabernes de la Valldigna, Valencia, 1949)

Estudió Historia Moderna y Contemporánea en Madrid, se dedicó a la crítica literaria durante algún tiempo y posteriormente a otras actividades periodísticas.

Chirbes es el más sólido escritor realista español de la actualidad, gracias a la profundidad moral en la que se asientan sus obras. Con sus ocho novelas ha reconstruido la historia interior de nuestro país, desde la guerra civil hasta los más recientes días de la época democrática, como si hubiera colocado un espejo anímico en el transcurrir moroso, dramático, loco de la historia española contemporánea.

Ha publicado las novelas, Mimoun (1988), En la lucha final (1991), La buena letra (1992), Los disparos del cazador (1994), La larga marcha (1996), premio alemán SWR-Bestenliste en 1999, La caída de Madrid (2000), Los viejos amigos (2003), premio Cálamo "Libro del Año 2003" y Crematorio (2007), premio Cálamo "Libro del Año 2007", Premio Nacional de la Crítica en 2007 y premio Dulce Chacón en 2008.


(Más información: Wikipedia, Lecturalia)

jueves, 2 de septiembre de 2010

CAMPO DE AMAPOLAS BLANCAS de Gonzalo Hidalgo Bayal

Primera edición: mayo 2008
Tusquet Editores
97 pag.

Esta novela de Gonzalo Hidalgo Bayal se publicó en 1997.

Esta historia empieza con las aventuras de dos niños en el colegio de los padres hervacianos en la ciudad de Murania y concluye con el encuentro fortuito por la calle, muchos años después y también en Murania, con un hombre taciturno y desolado que despierta en el narrador los recuerdos de esos días pasados. Entre un tiempo y otro transcurre la juventud de dos amigos, sus viajes, sus primeros amores, los estudios en Madrid y en Salamanca, París y el Barrio Latino, los libros, el cine, las canciones... O quizá sea mejor decir que transcurren los eslabones del tiempo que escribe la memoria. O ese aire exacto y familiar de olvidos y recuerdos por el que todos algún día sabemos, quizá calladamente, dónde están –si es que alguna vez los hubo– esos campos de amapolas blancas y el desesperado sueño de su blancura.

LEIDO por... Andrés:


Me encuentro, meses después de la publicación de esta entrada, otro libro con la misma imagen. ¿Tan escasa es la imaginación en las editoriales?


Literatura de muchos quilates, al alcance de cualquiera o como envidiar la forma de escribir, por lo fácil que parece.

Había leído este libro hace tiempo y recuerdo que me gustó tanto que me llevó a leer también Paradoja del interventor y, una vez finalizado este, a esperar el próximo, ahora ya publicado y en la lista de espera. Y ha sido el deseo de proponerlo en la tertulia lo que me ha llevado a retomarlo otra vez y releyéndolo, no te queda más remedio que estar de acuerdo con Jorge Luis Borges cuando dice:
Yo he tratado más de releer que de leer, creo que releer es más importante que leer, salvo que para releer se necesita haber leído".

Enlazando con el último libro de la tertulia, El paraíso en la otra esquina, podemos decir que se trata una vez más de la búsqueda del esquivo paraíso

Libro con un título precioso, que viene de la búsqueda, por los protagonistas, de los campos de amapolas blancas, que no encontraron, claro, porque les habían hecho creer que el mejor estímulo del espíritu se hallaba en sus hojas, “porque éstas contenían la esencia del paraíso”. Sutil y poética forma de hacer una sinopsis del libro: la búsqueda de la felicidad por un amigo de su juventud (magnífico epílogo de Luis Landero).

Me ha retrotraído a los años de mi juventud, de forma casi violenta, diría. La música de los Beatles, el colarse a las películas para mayores de 18 años, “la precariedad de nuestros afectos” (para nosotros, menos poetas, era simplemente no comerte una rosca), “los ensayos del desamor” (los primeros ligues que siempre terminaban en nada), el ir y venir con los amigos, la nueva música que nos arrollaba, los libros con que nos iniciamos en este placer que es la lectura, el autostop, etc. Una gozada, vamos.

Nostálgico, a veces triste. ¿Cuantas de las cosas que relata no forman parte ya de nuestro pasado?

Al empezar el libro pensé, ingenuo de mi, que el nombre de H era un pequeño homenaje a la Lolita de Navokov, cuando el autor, por voz del narrador, nos dice que solo buscaba “un simple soporte alfabético, porque los sonidos deben desvanecerse”. ¡Genial!

Comienza indicando: “No ha de entenderse lo que sigue, sin embargo, como un ejercicio inofensivo de recuperación, sino que ha de considerarse esa dificultad añadida a la empresa que acometo, a saber, la ilustración de cómo toda amistad genera su patología”, lo que me lleva a pensar que la amistad entendida como gen patógeno no es que sea muy optimista.
Me gusta su fino humor:
  • sin otras precauciones que las dos pesetas de la entrada, el deneí y el cambio de programación
  • para evitar que el capital fuera «volé» asumíamos el riesgo de que literalmente volara y se esparciera húmedo por los tejados del corazón del mundo (escondían el dinero en pantalones o camisas que mojaban y tendían)
  • museo de tentativas”, para la exposición de obras de los inicios de un mal pintor, que finalizó cuando “bajamos las bolsas de arte a la basura
  • Parece que alguna vez fueron sorprendidos por los guardias de tráfico,pero hicieron la vista gorda ante el hijo del cuerpo y ante le hijo del hombre” Uno era hijo de un brigada de la Guardia Civil y el otro se hacía llamar Cristo, llamándose Cristóbal.
  • La insoportable petulancia de Cristo y sus apóstoles” Por la pandilla que acompañaba a Cristo

Su arranque “
siempre me ha llamado la atención que las novelas escritas en primera persona desarrollen una lujosa y pormenorizada descripción de los gestos remotos”, hace más creíble la historia.


Qué ladina forma de presentarnos la figura patética del padre de H.: “coincido con un señor mayor, ancho y hundido, cetrino, de ojos errantes, con el rostro marcado por las inclemencias y la adversidad”. Para despedirlo con un “Desde entonces lo he visto a menudo, despojo andante del ayer, sin autoridad civil, ni militar, ni benemérita (era Guardia Civil)

Que bien se lee y como se disfruta de su lectura. Que maravilla de libro para este verano.

Por los recuerdos que me evoca, me permito traer un cachico:
A mi me quedan los eslabones del tiempo en la memoria: la espinela, los tribunos de la plebe, la náusea, ay, infelice, Butch Cassidy and Sundance Kid, das Ewigweibliche, la mansarda de Les Halles, Charlie Parker, Lucy in the sky with diamonds, el sueño de la script, una sonrisa triste y bondadosa y la persistencia plural de la lluvia, la lluvia que se esconde en las palabras y los libros, la lluvia que azota la ciudad y las ventanas, la lluvia que cae sobre el olvido y la ceniza. Por mi parte, he contemplado campos de fresas, de trigo y de algodón, oigo a veces el sonido compacto de Strawberry fields forever, he sabido de campos de batalla, magnéticos y santos, pero , por más que miro a los lados de la carretera cuando viajo en coche por tierras de murgaños, aún no he encontrado campos de amapolas blancas.

Espero que Gonzalo Hidalgo siga buscando campos de amapolas blancas, para disfrute de sus lectores.

Algunos retales que me han gustado:
  • ¿le habrá privado de nietos aquella hija rubia y cándida, dócil, sin luz?”
  • preguntándose una y otra vez por qué y por qué, sin saber que fue alistado por el destino en el ejército inextinguible de la fatalidad.
  • Subíamos por la avenidísima, al atardecer, hacia las afueras, rumbo al norte, y nos encaramábamos a unas rocas abruptas, extramuros, desde donde asistíamos, sobre el paseo de la mocedad, a la liturgia sutil del amor en ciernes. Bebíamos, de noche, antes de cenar, el vino tinto del desconsuelo adolescente
  • leía a rachas, en impulsos de ebriedad mística
  • el acento insumiso de la tristeza
  • De este modo, solos e incomprendidos, nos alimentábamos con los alicientes metafísicos de la rebeldía juvenil que, sin causa ni cauce, brotaba de la nada y se agotaba en el verbo
  • Lo cierto es que H me inspiró aquella tarde irremediable lástima, probablemente porque mantenía el ingenuo entusiasmo de la adolescencia cuando la adolescencia había quedado atrás
  • Tuve que pensar, fatal y dolorosamente, que el atrevimiento que H había buscado con centraminas y alcohol y estimulantes y fragmentos blancos del paraíso de amapolas se había adueñado de él hasta absorberlo, que hasta tal punto se había empeñado en vencer su timidez que ya no controlaba su temeridad
  • Yo tengo un reloj con menos vida, con menos casa y menos acostarme, soy un cronopio desdichado y húmedo

Señalar que el Ulises Macauley que aparece en el texto, es un personaje de La comedia humana, la hermosa novela de William Saroyan (1908-1981), escritor estadounidense.