miércoles, 16 de marzo de 2011

EL MAÑANA EFÍMERO de Antonio Machado

Parte de un verso de esta poesía de Antonio Machado sirve para dar título a la novela El vano ayer de Isaac Rosa.

EL MAÑANA EFÍMERO

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.

El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista,
un poco al uso de París pagano,
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.

Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables católicas,

El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero:
el vacuo ayer dará un mañana huero.

Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.

Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.

JOSÉ LUIS SAMPEDRO

España (Barcelona, 1917)

Catedrático de estructura económica en la Universidad Complutense de Madrid (1955-1969), fue también subdirector (1962-1969) y asesor (1979-1981) del Banco Exterior de España, y senador por designación real (1977-1979).

Se ha ocupado de diversos aspectos de la actividad económica, particularmente de la política industrial y la dinámica interna de la economía. De sus obras de temas económicos destacan Principios prácticos de localización industrial (1957), Realidad económica y análisis estructural (1959), Conciencia del subdesarrollo (1973), Las fuerzas económicas de nuestro tiempo (1967) e Inflación: una versión completa (1976).

Es autor, también, de una importante obra novelística, Congreso en Estocolmo, 1952; El río que nos lleva, 1962; El caballo desnudo, 1970; Octubre, octubre, 1982; La sonrisa etrusca, 1985; La vieja sirena, 1990; Real sitio, 1993; La estatua de Adolfo Epejo, 1994; Fronteras, 1995; La caja de las postales, 1997; Monte Sinaí, 1998; El amante lesbiano, 2000.

Es miembro de la Real Academia desde 1990. Hoy, 10 de marzo, ha recibido la Medalla de las Artes y las Letras de España.

El río que nos lleva ha sido llevado al cine en 1988 y La vieja sirena al teatro en 2011.

Leer su poema Sea Ulises tu guía

(Más información: Wikipedia, Página personal, Lecturalia)

ESPÍRITU ÁSPERO de Gonzalo Hidalgo Bayal

Primera edición: mayo 2009
Tusquet Editores
Páginas: 556


Esta novela de Gonzalo Hidalgo Bayal se publicó en el 2009.

El día en que se celebra el banquete de jubilación de don Gumersindo, llegan a Murania viejos alumnos, se preparan discursos y las autoridades locales deciden dedicarle un libro homenaje. Durante su elaboración, el narrador, compañero de instituto, descubre que el profesor de latín, excéntrico y erudito, cáustico y sin embargo paladín clásica y del trato benévolo con los alumnos, ha dejado escritos 237 folios autobiográficos. El espíritu áspero quiere ser la memoria de ese singularísimo personaje, y de todas sus circunstancias. Fiel a los recuerdos manuscritos, el narrador relata, por una parte, su infancia rural, su formación en un internado con los padres hervacianos o sus experiencias como profesor inexperto y luego venerable, pero, por otra, además de incorporar anécdotas legendarias que cuentan los alumnos o conversaciones de tertulia, incluye brillantes escarceos literarios, repletos de hallazgos verbales, acordes con el uso lúdico y humorístico de la lengua –rimas y palíndromos, apodos y paranomasias– que el profesor ha practicado a lo largo de su vida.

Una demostración abrumadora de que Hidalgo Bayal vino para quedarse. Esta vez no me voy a quitar sólo el sombrero. Esta vez me quito el mismísimo cráneo. Enorme, maestro, enorme
Ricardo Menéndez Salmón, El Comercio.

LEIDO por.... Andrés:

¡Viva Murania!

Fiel a Gonzalo Hidalgo Bayal, había que leer su última novela. Más cuando mi cuñado, gran lector, me había dicho que esta novela, su primer contacto con éste autor, le había encantado. Luego él, siguiendo mi recomendación, ha seguido con Campo de amapolas blancas.

Y me he topado con una novela que me ha parecido estupenda. Volvía a Murgaños y a su ciudad Murania, volvía a toparme con los padres hervacianos y sus porcuinos, con Cristo (sin sus apóstoles), la avenidísima y el benemérito brigada. Pero sobre todo he entrado de lleno en la vida de este singular y maravilloso mundo inventado. Un gran acierto.

El título hace mención, según nos comenta el narrador Bayal, al espíritu del protagonista, don Gumersindo (Sindo, Beatus ivre, Sín, Mus, don Gerundio…): “la soledad de Sin: la síntesis de un espíritu áspero” y más adelante “cabe otorgarle a Sín la condición de verdadero y ejemplar y decoroso espíritu aspero”.

La narración comienza con la celebración de la jubilación de un profesor de instituto, Don Gumersindo, y a partir de ahí corre en dos tiempos diferentes, que se entremezclan en capítulos, cortos por lo general: Sindo en su años mozos y la vida docente de Don Gumersindo, para mostranos casi toda su vida: “años infantiles en Casas del Juglar, años adolescentes hervacianos, años de juventud y madurez en la U3, el túnel de la memoria y del silencio, y toda la eternidad de los años definitivos en El Torreón del Norte”. Este Don Gumersindo, que “ya de chico tenía […] un innegable y certero instinto bautista, en el sentido de que siempre encontraba el mote apropiado a cada individuo o hacía lo conveniente para que lo encontrarán los demás” nos proporciona un sinfín de motes con los que define a los personajes de manera asombrosa.

Y en este mundo nos vamos a encontrar con Personajes curiosos:
  • Los cuatro componentes de conjunto musical Tia Laos: Mente Cato, mote de un antiguo alumno, bautizado el primer día de clase por Don Gumersindo, Hal, por el ordenador de 2001, Biballo, revelde a la hortografia y rey de la heterografía y Mantecón, al que Mente Cato llama mantecato; junto con su musa Minerva Cabañuelas, Dulciena de Espinosa y Coño del año.
  • Pedro Cabañuelas, ¿el Canícula?, personaje de tremenda fuerza y abuelo de Minerva.
  • Ramonato (Ramón Nonato), llamado el Cunícula, “por su precisión semental
  • El escritor palindrómico Saúl Olúas, autor de Amad a la dama, La sed de sal y de Sale el as, Anhelé a Helena y de una poesía palíndroma, igualmente. Llamado por sus compañeros de clase el Capicúa.
  • Juan Sebastián, el Cano
  • Juana la Larga, convertida en Long Jane, por motivos etílicos.
  • Ramiro A. Espinosa, el vate de Murania, “poeta métrico decimal”, y muchos más.
SOMNETO

Este libro no será un best-seller, está claro. Su escritura lo hace inaccesible para lectores cómodos, pero está claro que el autor no lo pretendía. Eso si, es un auténtico festín lingüístico, o como el autor escribe en la novela, un “regocijo lingüístico, que es el mayor regocijo concedido al hombre”. Nos encontramos con una gran ensalada, aderezada con detalles lingüísticos que potencian su sabor:
  • Sínc (síntesis de sic y Sín, agudezas verbales de don Gumersindo): “garbanzos de Carrara”, “sabios de picotilla”, “pedronuestro”, “sangrijuela”, “vivito y culeando”, “astado anímico”, “animal sexudo”, “bigote ideológico”, “triunviriato”, “Váquinjan”, “liturgia rutual””, “etílite”, “prensor”, “fornicidio”, “ovísima”, “etilismo dialéctico”, “bocata minuta”, “peripatitis
  • Oxímorones: “delicadeza férrea”, “políglota mudo”, “yerro certero
  • palíndromos: “no ve un huevon””, “Ogino nació hoy canónigo”, “Ama cada cama””, “late la teta letal
  • paronomasia: “espíritu áspero”, “Olga Holgado”, “el adiós a Dios”, “rio trivial”, “cuarteto cuatrivial”, “Valentín Valiente”, “hervor de la urbe”, “menesteres de la menesterosidad””, “miedo y medio”, “ocaso omiso
  • y numerosos ingenios lingüísticos: “los pelos de gallina” y “la carne de punta””, “humo de borrajas”, “«Prêt-à-Manger»”, “«Al can can y al vino vino»”, “«To eat or not to eat»””, “Vida sexual edílica”, “Manzana in corpore sano”, que acompañan a las “«ternas, ternas, ternas»”, siempre presentes: “«No hay Dios sin tres»”.

Libro amargo como su protagonista, “la experiencia, al fin y al cabo, no es otra cosa que acumulación de amarguras” o “los hombres no sólo no son felices sino que están específicamente incapacitados para serlo. […] nace determinado para la desdicha”, a pesar del humor desbordante, agridulce y socarrón, y a veces retorcido:
  • Don Bonifacio no pudo contener su sagrada iracundia y, contraviniendo la ortodoxia sacramental, abandonó el confesionario ferozmente para defender manualmente, es decir, a bofetada limpia, su jurisdicción espiritual [y la emprendió a cachetes, mamporros y coscorrones con Sindo]”
  • los arrapíos [arrebatos] violentos de don Bonifacio eran teología trinitaria: tres bofetones distintos y un solo escarmiento verdadero
  • Mente Cato levantó la mano en clase para preguntar: «Doña Juana, ¿qué son los rasgos suprasementales?»” (por suprasegmentales)
  • Su teoría del amor: E=MC2, Eros es igual a la mente por el cuadrado de la energía corporal o, también, el amor es equivalente a la elevación al cuadrado de Mente Cato y Minerva Cabañuelas
  • la taberna del primo de Rivera” también conocida como el directorio
  • Entonces, en el momento más sagrado, cuando sonaban músicas marciales y el general superlativo saludaba solemnemente el ardor patrio de la erfervorizada multitud, G susurro a su oído palabras propias de un traidor. «La himnosis y la himnasia». El fiscal subrayó el hecho, acaso no percibido acústicamente por el tribunal, de que el acusado no había dicho «hipnotiza» , sino «himnotiza»

Mucha de la acción transcurre entre los muros de centros de enseñanza, colegio, con Sín de alumno, o instituto, con Don Gumersindo de profesor, dejando traslucir, quizá, las vivencias del autor, “también era la diosa de la escuela [por Minerva], que es donde se ejercita la inteligencia, cosa bastante discutible en estos tiempos”, (¿no es una crítica a la situación actual de la enseñanza?). Tratándose de un docente, sorprende que diga: “Le suspendimos en junio en lengua, matemáticas e historia, pero en septiembre consiguió aprobar la historia”. Muchos profesores habrían dicho que «supendió y consiguió aprobar», cargando, en ambos casos, todo el peso en el alumno. Sin duda el libro destila mucho de las experiencias del autor. Cuando el pasado 2 de enero, El País semanal le pregunta, junto a muchos otros escritores, por los motivos por los que dedica su vida a la escritura, contesta, al igual que nos cuenta Don Gumersindo en la novela: “«Por afición, por aflicción», escribí alguna vez

A veces parece demasiado enrevesado el vocabulario, complicado además por un endiablado juego del autor, que se crea palabras continuamente, algunas de fácil detección, pero otras, holito por ejemplo, que son explicadas después de muchas páginas, más de 300 páginas en este caso. Pero aún así, vuelvo a repetir, un largo, afortunadamente, disfrute.

En una crítica a la manipulación de la historia, Pedro Cabañuelas se inventa un Museo del Juglar y luego se encarga de fabricar al mismo Juglar. “la historia es siempre manipulación del pasado y de sus acontecimientos, dijo Walter Alway en el curso de las discusiones; que la mayoría de episodios antiguos relevantes, especialmente los catalogados como fundacionales, referentes necesarios e imprescindibles en la mitología de los pueblos, puntos cruciales para la historia ulterior, son radicalmente falsos y no han tenido tiempo ni lugar; que, en realidad, decía Walter, una vez que un acontecimiento entra en la historia, una vez que se convierte en dato histórico, ya es absolutamente irrelevante su veracidad, da igual que haya sucedido o no; que no hay pasado heroico, sino ficción y apoteosis de la epopeya
Zurbarán: La Misa Milagrosa del Padre Cabañuelas
Texto del cuadro: “Calla lo que ves y termina lo que has empezado

Muy bueno el relato del juicio a G. Sobre Glubit (§ 197) leer aquí

Espero que Don Gonzalo escriba su próximo libro cuanto antes, a ser posible, sobre Murania.

Mi cachico:

Un individuo de edad indecisa, que, según sus palabras, ejercía de chef o maître en un restaurante madrileño de su propiedad al que G acudía a menudo, subió al estrado. En un arranque patriótico, el propietario en chef había nacionalizado la ensaladilla rusay la primera vez que el reo encontró en el menú aquella metamorfosis gastronómica le preguntó: «¿Qué es la ensaladilla nacional?». El chef se lo explicó con toda educación, pero G no sólo lo tomó a broma y le sugirió diversos nombres entre paréntesis, como ensaladilla del zar o enzaradilla (sínc), sino que, por su cuenta y riesgo, complementó a los codillos. Desde entonces , los miércoles, G, hombre de plato fijo, pedía siempre lo mismo, de la misma manera, con la misma sorna: «Enzaradilla nacional y codillos del Ferrol». «Hace sólo unos años, eso hubiera bastado para fusilarle», dijo el fiscal golpeando con el puño el aire

SEA ULISES TU GUÍA de José Luis Sampedro

Sea Ulises tu guía
al viajar por tu vida, compañero.
Tapona tus oídos contra toda sirena,
átate al duro mástil de tu barca.
Y, obediente a tu brújula secreta,
pon rumbo a la aventura irrenunciable:
el viaje hacia ti mismo.


STENDHAL

Francia (Grenoble, 1783 – París, 1842)

Marie-Henri Beyle (más conocido por su seudónimo literario, Stendhal) nació en el seno de una adinerada familia burguesa.

Su madre Henriette falleció cuando Beyle tenía solamente siete años y con su padre Chérubin Beyle, de profesión abogado, jamás conectó demasiado bien. Tras la muerte de su madre, la educación del pequeño Henri recayó principalmente en su tía, una mujer de fuerte creencias religiosas, y en un sacerdote jesuíta.

En el año 1800 Stendhal abandonó Grenoble, una ciudad que siempre detestó, para trasladarse a París y estudiar en la Escuela Politénica. Pronto abandonó sus estudios para intentar comenzar una carrera como escritor. En esa época mantuvo una relación amorosa con la actriz Melanie Guilbert.

Stendhal se unió al ejército napoleónico y combatió en Italia. Allí se enamoró del país transalpino y se asentó en la ciudad de Milán, en donde mantuvo relaciones sentimentales con Angiola Pietragrua y Mathilde Viscontini Dembowski, viviendo una existencia bohemia y viajera.

En el año 1821 volvió a su país, acusado de ser integrante de la sociedad secreta de los Carbonarios.Con el ascenso al poder del rey Luis Felipe, Stendhal ocupó puestos diplomáticos en Italia, siendo cónsul francés en Trieste en el año 1830 y un año más tarde en Civitavecchia.

Gran novelista de corte romántico y realista, uno de los más importantes del siglo XIX, destacado por la hondura psicológica en el retrato de personajes, consiguió el punto más álgido de su creación literaria con la publicación de Rojo y Negro (1831).

Otros de sus títulos más sobresalientes son la novela La Cartuja De Parma (1839) o los ensayos Historia De La Pintura En Italia (1817), Sobre El Amor (1822) o Racine y Shakespeare (1825).

(Más información: Wikipedia, epdlp, lectura (francés))

ROJO Y NEGRO de Stendhal

Traducción: Antonio Vilanova
Edición, 1965
Editorial: Círculo de Lectores
Páginas: 523

Esta novela de Stendhal se publicó en 1831

Julien Sorel, el protagonista de esta novela, es uno de los mayores antihéroes de la literatura moderna. De familia pobre, aunque heredero de una ambición más bien napoleónica, Julien intenta abrirse camino como ayudante de cura (para lo cual simula ser un hombre piadoso, aunque sólo recita la Biblia de memoria para impresionar a los demás), luego como sacerdote y, más tarde, con un matrimonio por conveniencia. Aparentemente dispuesto a decir y a hacer cualquier cosa por medrar, Julien resulta casi entrañable en el marco de la sociedad en que le ha tocado vivir, esa serie de castas que tan bien ha sabido retratar Stendhal y que, de espaldas a Julien, sin embargo han decretado no sólo sus deseos, sino lo que debe hacer para cumplirlos y, posiblemente, su fracaso.

La obra se juzga como una de las mejores de la narrativa francesa, ejemplo de novela psicológica; influyó a muchos escritores del Realismo, en particular a León Tolstói, y ya en el siglo XX a André Gide.

LEIDO por.... Andrés:

Estaba entre mis clásicos pendientes y algún día le tenía que llegar su hora. Otra vez el mercadillo de Ozanam me presentó la oportunidad.

La novela, con una buena traducción de Antonio Vilanova a mi entender, no parece de principios del siglo XIX. Se lee con mucha facilidad y disfrute, a pesar de que su temática, los amores e intrigas del abate Sorel, no la hacía demasiado interesante para mi en principio, pero es mérito de Stendhal que resulte atractiva. Buena novela, sin duda.

La novela está dividida en dos partes claramente diferenciadas. La primera parte, nos presentan los inicios y aprendizajes de Julián Sorel en provincias y sus amores con la Sra. de Renal, “«Esta mujer ya no puede despreciarme -se dijo-; en este caso, tengo que ser sensible a su belleza: ¡estoy obligado a ser su amante!»”,mientras que en la segunda, ya en París, encontramos a un protagonista ya más avezado en las habilidades del intrigante y que se enamora de Matilde, “«es evidente que han sido mis miradas, llenas de frialdad, las que han encendido ese extrañó amor que esta muchacha de tan rancia nobleza pretende sentir por mí. Sería el colmo de la necedad por mi parte que llegara a gustarme esta gran muñeca rubia.» ”. Estos dos amores serán los que marcarán su destino.

Aunque se dice que el título del libro podría aludir a los colores de los uniformes del ejército (rojo) y de los sacerdotes (negro), no me ha parecido así, ya que el ejército apenas aparece en la novela. Más bien creo que puede tratarse de la vida rural, Verriéres (pequeña ciudad inventada por Stendhal), con todos los encantos e inconvenientes de estos ambientes tan restringidos, frente a la vida en una gran urbe, con sus intrigas palaciegas y la lucha por el poder, como París.

Por hacer mención, una vez más a las traducciones, un ejemplo. Mientras la traducción de Antonio Vilanova dice: “Ahora la civilización ha desterrado el azar; lo imprevisto ya no existe”, la de internet dice: “Ahora la civilización y el prefecto de policía han desterrado el azar, lo imprevisto ya no existe ”. Uno se queda con la duda si el prefecto de policía es un invento o un olvido.

Mi cachico:

Bajó, colocó la escalera contra una de las persianas, volvió a subir, y pasando la mano por la abertura en forma de corazón tuvo la suerte de encontrar enseguida el alambre sujeto al gancho que cerraba la persiana. Tiró del alambre y, con alegría infinita, vio que la persiana cedía a su esfuerzo. «Hay que abrir poco a poco y procurar que sea reconocida mi voz.» Abrió la persiana lo suficiente para meter la cabeza, y repitió varias veces en voz baja: «Es un amigo».

Se aseguró, prestando atención, de que nada turbaba el silencio profundo del cuarto. Pero, decididamente, no había en la chimenea lamparilla alguna, ni siquiera medio apagada; aquello era muy mala señal.

«He de andar con cuidado para que no me peguen un tiro.» Recapacitó un momento; luego se atrevió a golpear con los nudillos en el cristal: nadie contestó; golpeó más fuerte.

«Aunque rompa el cristal, hay que acabar con esto.» Volvió a golpear con insistencia y creyó entrever en aquella oscuridad profunda como una sombra blanca que atravesaba la habitación. En fin, ya no cabía duda, una sombra parecía avanzar con extrema lentitud. De pronto vio una mejilla que se apoyaba en el cristal al que había pegado los ojos

LA MUERTE LENTA DE LUCIANA B. de Guillermo Martínez

Edición, 2007
Editorial: Destino
Páginas: 230


Esta novela de Guillermo Martínez se publicó en el 2007. Fue contratada hasta el momento para traducciones a veinte idiomas, y votada por la crítica en España entre los diez mejores libros de 2007.


Diez años después, nada queda en Luciana de la muchacha alegre y seductora a la que el famoso escritor Kloster dictaba sus novelas. Tras las trágicas muertes primero de su novio y después, uno a uno, de sus seres más queridos, Luciana vive aterrorizada, vigilando cada sombra, cada persona que se cruza a su lado, con la sospecha de que esas muertes no pueden ser casuales, sino parte de una venganza metódica urdida contra ella, un círculo a su alrededor que sólo se cerrará con el número siete. En la desesperación más absoluta, recurre a la única persona capaz de adentrarse en el siniestro universo de Kloster. Los cuadernos de notas de Henry James y una Biblia de Scofield serán claves ambiguas en un pasaje sin retorno a la región más primitiva del mal.


Guillermo Martínez ha escrito una obra de una intensidad extraordinaria que lo confirma como un autor de referencia de la literatura contemporánea. Una novela deslumbrante que cautiva con una escritura limpia y precisa, y mantiene al lector en vilo hasta la última página.

LEIDO por.... Andrés:


Había leído que esta novela era la mejor de Guillermo Martínez y como con anterioridad Los crímenes de Oxford me había gustado, no para tirar cohetes, pero me gustó. Así que en cuanto he podido la he hincado el diente.

Un alarde narrativo. Con cuatro personajes y con una escritura estupenda, asistimos a dos versiones de los mismos hechos, el afán de venganza frente al sentimiento de culpa. Una historia de crímenes o coincidencias, donde dudamos, con el narrador, sobre la verdad sobre lo sucedido.

Al final, la duda sobre si son crímenes o coincidencias, nos sume en una desazón incomoda. Menos mal que sabemos que es una novela.

El juego del Go: jugada Ko

Algunas palabras o expresiones que me han gustado, han sido:
  • adolescente obnubilado de esperma = adolescente libidinoso
  • sueño de lápida
  • mejillas cavadas
  • rendir mis finales = examinar
  • guardavidas = socorrista
  • juntas hongos = recoger hongos
  • me había agendado = apuntar en la agenda
  • prender la luz = encender la luz
  • pulseada = echar un pulso
  • discar = marcar un número de teléfono
Mi cachico:

-Entonces -me dijo, con una sonrisa irónica y desagradable-: ¿no querés saber nada de mí? ¿No querés preguntarme por mi novio? -dijo, como si me propusiera alguna clase de juego.

-¿Qué pasó con tu novio? -pregunté automáticamente.

-Está muerto -dijo y antes de que yo pudiera contestar nada, me miró con fijeza, reteniendo mi mirada, como si le tocara mover a ella otra vez-. ¿No querés preguntarme por mis padres?

No dije nada y ella volvió a pronunciar con el mismo acento casi desafiante.

-Están muertos. ¿No querés preguntarme por mi hermano mayor? Está muerto.

Su labio inferior tembló un poco.

-Muertos, muertos, muertos. Uno tras otro. Y nadie se entera. Al principio ni siquiera yo me había dado cuenta.

-¿Querés decir que alguien los mató?

-Kloster

GUILLERMO MARTÍNEZ

Argentina (Bahía Blanca, 1962)

Licenciado en Matemáticas en la Universidad Nacional del Sur en 1981, se doctoró en la de Buenos aires, completando su postgrado en la de Oxford. Es profesor de la Universidad de Buenos Aires. Colabora habitualmente en varios periódicos.

Autor de cuentos, novelas y ensayos, se caracteriza en sus novelas, de temática diversa, por su narrativa precisa, clara y sencilla. En 1989 apareció la primera edición de Infierno Grande, que obtuvo el Premio del Fondo Nacional de las Artes de Argentina. Esta edición definitiva incluye dos cuentos nuevos: Retrato de un piscicultor y Un descenso al infinito. Es conocido fundamentalmente por su novela Los crímenes imperceptibles, premio Mandarache en 2006, llevada al cine con el título de Los crímenes de Oxford y publicada a partir de entonces con éste nombre. Ádemás, ha publicado las novelas Acerca de Roderer, La mujer del maestro (1999) y La muerte lenta de Luciana B.

(Más información: Wikipedia, Página oficial, Literatura argentina contemporánea)

ANTONIO MACHADO

España (Sevilla, 1875 - Colliure, 1939)

Poeta y prosista español, perteneciente al movimiento literario conocido como generación del 98. Probablemente sea el poeta de su época que más se lee todavía.

Nació en Sevilla y vivió luego en Madrid, donde estudió. En 1893 publicó sus primeros escritos en prosa, mientras que sus primeros poemas aparecieron en 1901.

Viajó a París en 1899, ciudad que volvió a visitar en 1902, año en el que conoció a Rubén Darío, del que será gran amigo durante toda su vida. En Madrid, por esas mismas fechas conoció a Unamuno, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez y otros destacados escritores con los que mantuvo una estrecha amistad.

Fue catedrático de Francés, y se casó con Leonor Izquierdo, que morirá en 1912.

En 1927 fue elegido miembro de la Real Academia Española de la lengua.

Durante los años veinte y treinta escribió teatro en compañía de su hermano, también poeta, Manuel Machado, estrenando varias obras entre las que destacan La Lola se va a los puertos, de 1929, y La duquesa de Benamejí, de 1931.

Cuando estalló la Guerra Civil española estaba en Madrid. Posteriormente se trasladó a Valencia, y Barcelona, y en enero de 1939 se exilió al pueblo francés de Colliure, donde murió en febrero.

Poemas:
(Más información: Wikipedia, A media voz, Cronología)

RESPIRACIóN ARTIFICIAL de Ricardo Piglia

Edición, 2001
Editorial: Anagrama
Páginas: 218

Esta novela de Ricardo Piglia se publicó en 1980.

El escritor Emilio Renzi, que ha escrito una narración conjetural de una historia que circulaba en su familia, conoce por fin al protagonista, su tío Marcelo, que vive en provincias e investiga los papeles del secretario privado de un personaje que pudo ser un héroe pero del que se sospecha que en realidad fue un traidor. Entre estos personajes y algunos otros, como un polaco tras el que se adivina la figura de Gombrowicz, se hilvana una trama detectivesca que sirve para reflexionar sobre la dolorosa historia argentina y sobre la literatura y sus máscaras. Una novela radicalmente original que, en una reciente encuesta entre escritores argentinos, ha sido elegida como una de las diez mejores de esa literatura en el siglo XX.

LEIDO por.... Andrés:

Recomendada en múltiples lista, había que leerla.

Me costo entrar. Leía porque es ese tipo de libro que te atrae la forma en que está escrito, más que lo que cuenta, pero no le encontraba mucho sentido. Después de 50 páginas estuve a punto de tirar la toalla, pero, como diría un iluso, todo esfuerzo tiene su recompensa y a partir de entonces empecé a disfrutar plenamente. Literatura de la buena. Es de los libros que importa más como lo cuenta que qué es lo que cuenta.

El pasaje en que el narrador nos cuenta la conversación entre Tardewski y Marconi en el club, es memorable (IV, 2).

La novela corre a cargo de distintos narradores, Renzi, Maggi, Tardewski, que nos cuentan lo que los demás les contaron, dando lugar a un estimulante juego de dijes, que abundan a lo largo de todo el libro, llegando, creo a un dije elevando a la cuarta potencia:
  • «Se metió de cabeza en la cárcel, se puede decir», dijo el Senador. «Yo le dije», dijo, «hay que pasar la tormenta. Así como viene va para largo, le dije. Los conozco bien, le dije, a éstos los conozco bien: vinieron para quedarse. No creas una palabra de lo que dicen
  • Nos adiestran durante demasiado tiempo en la estupidez y al final se nos convierte en una segunda naturaleza, decía Marcelo, me dice Renzi
  • La ficción, decía Tretiakov, le digo a Tardewski, es el opio de los pueblos
  • Y sin embargo, dijo Tardewski que le había dicho Marconi, algunas de esas cartas son tan extraordinarias que puedo decir, me decía, dice Tardewski, que allí se encuentra no sólo la materia única, sino la inspiración más profunda de toda mi poesía
  • Eso, pero dicho de un modo mucho más bello y enigmático, fue lo que dijo la mujer, dijo Marconi, me cuenta Tardewski
La novela esta poblada de múltiples personajes, algunos inolvidables, como Tardewski (Gombrowicz), profesor de filosofía, que exclama: “Este trabajo es saludable: no hay como estar en contacto con la juventud para aprender a envejecer” y, también, “ese desconocimiento suyo sobre las características o la misma realidad de un país llamado la Argentina, no vacilaba, dijo, en calificarlo de un desconocimiento erudito”, y que se atreve a llamar a José Ortega y Gasset Rey de los Asnos Españoles o Asno I

También nos encontramos a, según algunos, los dos autores que son la principal fuente de inspiración de Piglia: Roberto Arlt , “Tiene, no hay duda, un mérito indudable: peor no se puede escribir ”, y Jorge Luis Borges, “Con la muerte de Arlt, dijo Renzi. Ahí se terminó la literatura moderna en la Argentina, lo que sigue es un páramo sombrío. Con él ¿terminó todo? Dijo Marconi. ¿Qué tal? ¿Y Borges? Borges, dijo Renzi, es un escritor del siglo XIX. El mejor escritor argentino del siglo XIX.
Y con un extraño y confuso personaje, empeñado en descifrar la cartas del porvenir, mensajes cifrados cuya clave nadie tiene : “Arocena reordenó el texto, separó la carta en párrafos. La clave no coincidía. No había nada ahí. ¿No había nada ahí? Trabajó todavía un rato más pero al fin se decidió a abandonar esas hojas mal escritas

No faltan ni Hitler ni Kafka, reunidos por la ficción en Praga:
Junio, 1924. Se pasea, el Führer y dicta Mein Kampf. Kafka agoniza en el Sanatorio de Kierling

Hay continuas referencias al mundo literario: “¿Joyce? Trataba de despertarse de la pesadilla de la historia para poder hacer bellos juegos malabares con las palabras. Kafka, en cambio, se despertaba, todos los días, para entrar en esa pesadilla y trataba de escribir sobre ella

Un disfrute que, de verdad, ha compensado con creces el esfuerzo inicial.

Mi cachico:

«Puede llamarme Senador» dijo el Senador. «O ex -Senador. Puede llamarme ex-Senador», dijo el ex Senador. «Ocupé el cargo entre 1912 y 1916 y fui elegido por la ley Sáenz Peña y en ese tiempo el cargo era casi vitalicio, de modo que en realidad tendría que llamarme Senador», dijo el Senador. «Pero vista la situación actual quizás sería preferible y no sólo preferible sino incluso más ajustado a la verdad de los hechos y al sentido general de la historia argentina que me llame usted, ex Senador», dijo el ex-Senador. «Porque hablando con propiedad ¿qué es un Senador sino alguien que legisla y hace discursos? Pero ¿cuando no legisla? Cuando no legisla se convierte automáticamente en un ex-Senador. Ahora bien, si uno mantiene de ese cargo, o mejor, de esa función, la particularidad de hacer discursos, aunque nadie lo oiga y nadie lo contradiga, entonces, en un sentido, uno sigue siendo un Senador. Por lo tanto, prefiero que me llame usted Senador», dijo el Senador

EL VANO AYER de Isaac Rosa

Edición, 2008
Editorial: Seix Barral
Páginas: 304

Esta novela de Isaac Rosa se publicó en 2004

En plena agitación universitaria de los años sesenta, un viejo profesor se ve implicado en un confuso incidente que provoca su expatriación. La reconstrucción de su peripecia saca a la luz la inexplicada desaparición de un estudiante. Hasta aquí, podría parecer un mero retrato de la represión franquista. Sin embargo, los testimonios de reprimidos y represores, víctimas y beneficiarios del régimen, en constante diálogo con el lector —y con el autor mismo— sitúan la controversia sobre la memoria en un infrecuente lugar: la memoria no es aquí respuesta, sino la única pregunta válida.

El vano ayer está muy lejos de ser otra novela sobre nuestro pasado reciente. Es una original aproximación al franquismo proyectada sobre sus consecuencias aún vigentes y basada en una apuesta formal contraria a la frecuente aceptación literaria de esquemas preconcebidos. Sorprendente y movediza, supone una llamada de atención sobre las trampas de una memoria sentimental y decorativa que desemboca en formas próximas a la nostalgia y anula por igual responsabilidad y sufrimiento.

Mediante la fórmula de la novela en marcha, y utilizando una ironía que realza los aspectos más trágicos de la narración, Isaac Rosa expone los cimientos, los mecanismos de la novela, para que el lector sea consciente de ciertos espejismos —nada inocentes— y decida si quiere caer en ellos.

LEIDO por.... Andrés:

En un artículo de El País sobre el libro Derrota y restitución de la modernidad 1939-2010, séptimo volumen de la Historia de la literatura española que, bajo la dirección de José-Carlos Mainer, han preparado los profesores Jordi Gracia y Domingo Ródenas, estos “proponen como nombres relevantes de la literatura del presente los de Javier Pérez Andújar, Isaac Rosa, Ricardo Menéndez Salmón y Pablo Sánchez”.

Esta alusión me animó a conocer a todos ellos, pero como a Ricardo Menéndez Salmón ya lo conocía por haber leído hace poco La ofensa (2007) y Derrumbe (2008), busqué libros de los otros tres. El primero es este.

La técnica narrativa empleada en ésta novela, “novela en marcha”, que no conocía, me ha sorprendido por su imaginación: un autor quiere escribir una novela y nos va contando todo su proceso creativo. Búsqueda del protagonista entre varias opciones, creación de su personalidad e historia, argumento de la novela, desenlace, etc. todo ello recurriendo a distintos aportes, bibliográficos, históricos, disertaciones de personajes ficticios, imaginación del autor, aportes de lectores, por ejemplo, y de esa forma va desarrollándose y creándose la novela. Se permite hasta dos historias paralelas, tal cual, de la vida del protagonista en cierto periodo, críticas a la propia novela por un personaje que además nos completa la historia hasta entonces desconocida y muchas fórmulas más, a cual más ingeniosa. Todo un alarde que nos lleva a disfrutar con una historia que parece generada por nosotros mismos.

A veces se permite presentarnos distintas alternativas en el desarrollo de la novela, “podemos elegir su salvación, concederle unos metros de ventaja sobre los agotados policias […], o podemos decidir que sea herido por una bala...” y en otra ocasión se permite responsabilizar a “un grupo de radicalizados lectores [que] acosa al autor con el propósito, con la exigencia, de que introduzca un personaje” del desarrollo de la novela. Juego continuo.

Es curioso como una crítica que yo hacía a la novela según la iba leyendo, me pareció en algunos pasajes sectaria, llegado un capítulo lo veo reflejado en la confesión de un policía que se permite opinar sobre la forma de la novela, “¡no me negará que es una novela insoportablemente reiterativa!, usted desconoce por completo el arte de la sugerencia, de lo implícito, de las lecturas indirectas”, como si estuviera leyéndola con nosotros, y que inicialmente parece sincera y objetiva, pero que poco a poco vemos que no deja de ser una autodefensa de las conductas que dice negar, dejándome con cara de pardillo, por pecar de ingenuo y creerle de los mios.

El título proviene de unos versos de Antonio Machado del poema El mañana efímero
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero.
Con el que juega en el texto: “un personaje que [… el reclamado por los radicalizados lectores... ] amplíe la idea central de que el vano ayer ha engendrado un mañana vacío, mediante un trastoque de términos: el brutal ayer, dicen, ha engendrado un mañana (por hoy) brutal

El autor maneja hábilmente un humor irónico y socarrón que a mi me agrada mucho, con continuos guiños al lector, aunque a veces puede parecer un poco ácido o cínico, “de acuerdo en que el vano ayer pueda engendrar un mañana vacío, pero nada indica que el brutal ayer tenga continuidad en un mañana brutal”, pero el continuo juego le permite salir indemne, pues no se sabe si el origen es del autor o de alguno de los espontáneos colaboradores.

Tremenda descripción de la tortura, puesta en boca de un supuesto torturado y que por la forma en que esta narrada, como si fuera una persona ajena a la novela que aporta su conocimiento para que esta sea más real, la hace más creíble todavía. Leer también mi cachico

Hay un capítulo, redactado en castellano antiguo, que no llego a entender su utilidad.

Y la novela termina “Hay personas capaces de cruzar la vida sin marcharla y sin ser manchados por ella. Nunca he entendido esa discreción extrema, esa actitud de quien parece vivir porque no queda otro remedio

Mi cachico:

A veces es necesario abandonar por un momento ambigüedades, juegos literarios, relatos horadados que precisan la complicidad del lector para que los complete con su inteligencia, con su imaginación, con sus propios miedos y deseos; a veces es necesario el detalle, la escritura rectilínea, cerrada, completa, descriptiva sin concesiones. Por ejemplo, cómo podemos referirnos a la tortura en una novela. Por ejemplo, cómo podemos referirnos a la tortura en una novela. Podemos hacerlo -así lo hemos hecho páginas atrás- desde la indefinición, la suposición, abandonando al protagonista en el momento en que es tumbado sobre una mesa, desnudado, amordazado; y a continuación incluir un tragicómico manual de torturas para que sea el lector el que complete el círculo, el que relacione, el que, en definitiva, torture al protagonista, imagine sus músculos tensados, su piel probando colaboraciones ajenas. Pero en ese caso descuidamos nuestro propósito y lo dejamos a merced del criterio del lector, que en función de su disposición podrá limitarse a escuchar los gritos desde una habitación contigua; o contemplar fotografías forenses; o asistir a la tortura aunque tapándose los ojos, mirando sin querer mirar a través de los intersticios de sus dedos colocados como antifaz; o si sus conocimientos médicos se lo permiten podrá adivinar los destrozos interiores, los que no se ven, la extravasación de la sangre, la formación silenciosa de hernias, la quiebra en sordina de los huesos más delgados, la hinchazón de los órganos, la coagulación sanguínea en el laberinto cerebral; o incluso participar, algunos lectores sádicos preferirán participaren el tormento , empuñar la vara que azota, retorcer los miembros con sus propias manos, levantar las uñas con ese bolígrafo publicitario que guardan en el bolsillo de la camisa, accionar la dinamo eléctrica con habilidad insospechada; y también habrá, seguramente, lectores débiles, indulgentes, garantistas, que elijan absolver al detenido, desamordazarlo, devolverle sus ropas y conducirlo ante un juez, abrir una investigación a los funcionarios implicados, etc.

NOVELA DE AJEDREZ de Stefan Zweig

Traducción: Manuel Lobo
Edición, 2000

Editorial: El Acantilado

Páginas: 94


Esta novela de Stefan Zweig se publicó en 1941

Sin capacidad para cualquier otra actividad intelectual, Mirko Czentovicz se reveló, ya desde niño, como un genio del ajedrez, del que ha llegado a ser campeón del mundo. Pero, en un viaje en barco de Nueva York a Buenos Aires, se le presenta un enigmático contrincante: el señor B., noble vienés que huye de los nazis. Uno de los pasajeros del vapor se acerca a los dos personajes acompañando al lector a la confrontación entre los dos jugadores. Si Novela de ajedrez nos presenta el choque de dos naturalezas antagónicas, nos muestra también, y en buena medida, la capacidad de resistencia del ser humano sometido a una presión extraordinaria. Y todo ello con unas grandes dosis de intriga y maestría.

Su título original es ‘Schachnovelle’, que literalmente significa en castellano: ‘Novela de ajedrez’, y aunque la traducción literal es correcta, Schachnovelle también puede traducirse como ‘Lavado de cerebro’ o ‘Cerebro nuevo’. Su nombre alternativo en español -ampliamente utilizado- es el de ‘Una partida de ajedrez’.

Metáfora del embrutecimiento económico y la genialidad autodestructiva, Zweig consigue en un centenar de páginas retratar cuidadosamente el ambiente imperante durante la Segunda Gran Guerra, con sus personajes sutilmente aderezados con minuciosos rasgos psicológicos.

LEIDO por.... Andrés:

Lo que había leido de Stefan Zweig me había interesado, Veinticuatro horas de la vida de una mujer, Carta a una desconocida y El mundo de ayer, memorias de un europeo, sobre todo esta última, de forma que aproveché que esta novela la había propuesto Ángela en la tertulia para pedírsela prestada.

Se trata de una novela corta que se lee bien, aunque solo al final ha logrado interesarme algo. El que al inicio el centro de atención sea Czentovicz, el campeón mundial de ajedrez, dando la impresión de que va a ser el protagonista de la novela, para desplazarse a mediados de la novela al Señor B., que pasa a mostrarse como el verdadero centro de la acción y casi el único punto de interés de la novela, no me ha gustado, ya que me ha dado la impresión de que la primera figura es una mera comparsa en el verdadero asunto de la novela: la lucha de un hombre por sobrevivir psicológicamente en una situación extrema de soledad y aislamiento.

Aún cuando la esquizofrenia producida por “«intoxicación por ajedrez»” no me deja de parecer inverosímil, es de alabar la forma en que nos es contada. Cuando relata la fase en que siente la necesidad de que su yo blanco responda rápidamente a su yo negro, y viceversa, el autor sabe capar tu atención para que devores a igual velocidad la historia. Me ha gustado como retrata la mente del jugador del ajedrez en pleno proceso mental. Se nota que jugaba al ajedrez.

No está mal para pasar una tarde.

A vueltas con las traducciones, un ejemplo de como puede variar el texto:

Mi acompañante miró hacia aquel lado y sonrió:
-Llevan ustedes un tipo raro a bordo, a ese Czentovic. Debo haber revelado con un gesto harta ignorancia ante esa noticia, pues mi interlocutor agregó en seguida a guisa de explicación: -Mirko Czentovic es el campeón mundial de ajedrez. Acaba de recorrer Estados Unidos, de este a oeste, interviniendo en torneos, y ahora se dirige a la Argentina, en procura de nuevos triunfos

Mi amigo echó una ojeada y sonrió: -Tienen ustedes a bordo a un personaje bien curioso: Czentovic. -Y como debió de deducir por mi expresión que no sabía de qué me estaba hablando, añadió: -Mirko Czentovic, el campeón del mundo de ajedrez. Ha recorrido de punta a punta los Estados Unidos, participando en todos los torneos, y ahora se dirige a Argentina en busca de nuevos triunfos

Mi cachico:


Vivía como un buzo bajo la campana de cristal en el negro océano de aquel silencio; un buzo que presiente que se ha roto ya la cuerda que lo unía al mundo exterior y que nunca más será rescatado de aquellas calladas profundidades. Nada que hacer, nada que oír, nada que observar; el entrono de la nada, el vacío total, sin espacio y sin tiempo. Me paseaba arriba y abajo y conmigo iban los pensamientos, arriba y abajo. Una y otra vez, arriba y abajo. Pero incluso los pensamientos, por muy etéreos que parezcan, requieren un punto de apoyo, pues de lo contrario giran y giran en torno a sí mismos, en un torbellino sin sentido; tampoco ellos soportan la nada. Desde la mañana a la noche se está a la espera de algo que nunca llega. Se espera y se espera. Y no ocurre nada. Y se sigue esperando, y esperando, y esperando... y pensando, y pensando y pensando... hasta que duelen las sienes. Y no ocurre nada. Y estás solo. Solo... Solo...

ISAAC ROSA

España (Sevilla, 1974)

Ha vivido en Extremadura y actualmente reside en Madrid.

Ha publicado las novelas La malamemoria (1999), posteriormente reelaborada en ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (2007), y El vano ayer (2004), que fue galardonada en 2005 con el Premio Rómulo Gallegos, el Premio Ojo Crítico y el Premio Andalucía de la Crítica, así como la obra de teatro Adiós muchachos (1998), la narración El ruido del mundo (1998) y varios relatos que han aparecido en libros colectivos. Es, además, coautor del ensayo Kosovo. La coartada humanitaria (2001).

Su todavía escasa producción ha sido avalada por la crítica. La solidez de su obra El vano ayer reveló a un autor ya maduro con un dominio de la técnica narrativa más que notable. Ha sido traducida a varios idiomas y será llevada al cine próximamente por Andrés Linares bajo el título La vida en rojo.

Es colaborador habitual de periódicos como Público, o El País.

Su última novela, El país del miedo (2008), resultó ganadora del VIII Premio Fundación José Manuel Lara.

(Más información: Wikipedia, lecturalia, blog personal)

STEFAN ZWEIG

Austria (Viena, 1881-1942)

Escritor y pacifista austriaco, famoso sobre todo por sus biografías.

Nació en Viena, en cuya Universidad estudió. A raíz del estallido de la I Guerra Mundial, Zweig se convirtió en un ardiente pacifista y se trasladó a Zurich, donde podía expresar sus opiniones. En su primera obra importante, el poema dramático Jeremías (1917), denunciaba apasionadamente lo que él consideraba como la locura suprema de la guerra.

Después de la guerra Zweig se estableció en Salzburgo y escribió biografías, por las que se hizo famoso, narraciones y novelas cortas y ensayos. Entre estas obras destacan: Tres maestros (1920), estudios sobre Honoré de Balzac, Charles Dickens y Fedor Dostoievski, Veinticuatro horas de la vida de una mujer (1929), La curación por el espíritu (1931), donde da cuenta de las ideas de Franz Anton Mesmer, Sigmund Freud y Mary Baker Eddy y Novela de ajedrez (1941).

El ascenso del nazismo y el antisemitismo en Alemania llevó a Zweig, que era judío, a huir a Gran Bretaña en 1934. Emigró a los Estados Unidos en 1940 y después a Brasil en 1941, donde se suicidó llevado por un sentimiento de soledad y fatiga espiritual.

Como escritor, Zweig se distinguió por su introspección psicológica. Omitiendo detalles no esenciales, fue capaz de hacer sus biografías tan entretenidas como una novela. Los últimos escritos importantes de Zweig incluyen las biografías Erasmus de Rotterdam (1934) y María Estuardo (1935), la novela El juego real (publicada póstumamente en 1944), y su autobiografía El mundo de ayer (1941)

(Más información: Wikipedia, El placer de la lectura, Editorial El acantilado)