sábado, 30 de octubre de 2010

LA ELEGANCIA DEL ERIZO de Muriel Barbery

Traducción: Isabel González-Gallarza
1ª Edicion, 2010
Editorial: Seix Barral
Páginas: 364

Esta novela de Muriel Barbery se publicó en 2006.

En el número 7 de la Rue Grenelle, un inmueble burgués de París, nada es lo que parece. Paloma, una solitaria niña de doce años, y Renée, la inteligente portera, esconden un secreto. La llegada de un hombre misterioso propiciará el encuentro de estas dos almas gemelas. Juntas, descubrirán la belleza de las pequeñas cosas, invocarán la magia de los placeres efímeros e inventarán un mundo mejor. La elegancia del erizo es una novela optimista, un pequeño tesoro que nos revela como sobrevivir gracias a la amistad, el amor y el arte. Mientras pasamos las páginas con una sonrisa, las voces de Renée y Paloma tejen, con un lenguaje melodioso, un cautivador himno a la vida.

LEIDO por... Andreś: 

Al comprar el libro sufrí un curioso cortocircuito de mi neurona y pedí “La estrategia del erizo”, sin duda debido a que uno de los libros propuestos en la tertulia había sido La estrategia del agua, la última novela de Lorenzo Silva.

El título de la novela viene explicado en la novela: “La señora Michel tiene la elegancia del erizo: por fuera esta cubierta de púas, una verdadera fortaleza, pero intuyo que, por dentro, tiene el mismo refinamiento sencillo de los erizos, que son animalillos falsamente indolentes, tremendamente solitarios y terriblemente elegantes”


La novela me ha parecido irregular, sentimentaloide en la historia de la portera y aunque lo estropea un final forzado, sin duda por miedo a que fuera demasiado rosa. A veces fácil de leer y por momentos pesado, en los ladrillos filosóficos o cuando da un baño de cultura (música, literatura, arte, cine). No obstante, no deja de tener sus aciertos, como el personaje de la portera, la relación entre ésta y el señor Ozu, que está muy bien escrita, con lo que la novela gana en la segunda parte.

¿Como han podido leer este libro cuatro millones de personas? ¿Lo terminaron todos?
Algunas disquisiciones filosóficas son un poco complicadas y parecen fuera de lugar (la fenomenología, la singularidad de la mesa, etc.)

Dos protagonistas destacadas:
Renèe: Con más entidad y con algo de interés el personaje. Es la protagonista del Cuento de hadas, revestido de filosofía, con final fatal (necesario ante la endeblez de la historia)

Paloma: Prescindible, no se sabe muy bien que papel tiene, salvo soltar una serie de Ideas profundas, ¿profundas? y contarnos un Diario del movimiento del mundo, que no se sabe muy bien que significa. ¿Nos importa la razón de su suicidio ? ¿es necesaria su historia?

A las que habría que añadir al perspicaz Sr Ozu, que por un respingo simultaneo con Renèe ante un error gramatical de una vecina, un estremecimiento de ésta cuando el dice la frase de inicio de Ana Karenina y por el hecho de que su gato se llame León, descubre en ella la erudita que con celo a estado ocultando bajo sus pinchos de erizo, perspicacia que para si quisieran Bevilacqua y Chamorro ;-)

No me ha gustado, no lo regalaría (mi prueba del algodón, o de la ciruela claudia, de los libros).
Lo que más me ha gustado a sido la relación de Renèe y el Sr. Ozu. Como muestra un botón:

-No me han reconocido -comento.
Me detengo en mitad de la acera, del todo sobrecogida.
-No me han reconocido -repito.
Él se detiene a su vez; mi mano no se ha movido de su brazo.
-Es porque no la han visto nunca -me dice-. Yo la reconocería en cualquier circunstancia.

Hablábamos el otro día, en la tertulia de La soledad era esto, de artificio: ¿Que es, sino, todo lo que rodea al cuento de hadas?

No dejan de sorprender las reseñas periodísticas de la contraportada:
“Una obra maestra” (Lire). El paso del tiempo nos dirá si es verdad.
“Una oda a la belleza” (El País) ¿?
“Conmueve desde la crudeza y resulta deliciosa (Que leer). Me conmovió, es cierto, pero solo en contadas ocasiones.
“Un cuento refrescante” (Le Figaro). Si te saltas las elucubraciones filosóficas y la parte de Paloma, sin duda lo es.
“Tiene un humor devastador” (Le Nouvel Observateur). Tiene humor, es cierto, pero ¿devastador?

La autora se redime, para mi, cuando escribe: “Blade runner, obra maestra de la distracción de primera categoría”

MURIEL BARBERY

Marruecos (Casablanca, 1969)

Profesora de Filosofía y escritora francesa, ha impartido clases de Filosofía en la Universidad de Borgoña y consiguió lanzar su carrera literaria en 2008 con su segundo libro, La elegancia del erizo. Este libro se convirtió en un auténtico best-seller en Francia, con más de 50 ediciones y 250.000 libros vendidos. Ha sido traducido a varios idiomas y hasta se ha producido una adaptación al cine que todavía no ha sido estrenada.

(Más información: Wikipedia, Página personal1??, Página personal2??)

jueves, 28 de octubre de 2010

EL ASEDIO de Arturo Pérez-Reverte

Edicion, 2010
Editorial: Círculo de Lectores
Páginas: 709

Esta novela de Arturo Pérez-Reverte se publicó en 2010.

Cádiz, 1811. España lucha por su independencia mientras América lo hace por la suya. En las calles de la ciudad más liberal de Europa se libran batallas de otra índole. Mujeres jóvenes aparecen desolladas a latigazos. En cada lugar, antes del hallazgo del cadáver, ha caído una bomba francesa. Eso traza sobre la ciudad un mapa superpuesto y siniestro: un complejo tablero de ajedrez donde la mano de un jugador oculto —un asesino despiadado, el azar, las curvas de artillería, la dirección de los vientos, el cálculo de probabilidades— mueve piezas que deciden el destino de los protagonistas: un policía corrupto y brutal, la heredera de una importante casa comercial gaditana, un capitán corsario de pocos escrúpulos, un taxidermista misántropo y espía, un enternecedor guerrillero de las salinas y un excéntrico artillero a quien las guerras importan menos que resolver el problema técnico del corto alcance de sus obuses.

El asedio narra el pulso asombroso de un mundo que pudo ser y no fue. El fin de una época y unos personajes condenados por la Historia, sentenciados a un vida que, como la ciudad que los alberga —una Cádiz equívoca, enigmática, sólo en apariencia luminosa y blanca—, nunca volverá a ser la misma.

Para ver planos y alguna cosa más, en iCorso.

LEIDO por.... Andrés:

Habiéndome gustado los otros libros leídos de Arturo Pérez-Reverte, especialmente El pintor de batallas, me pareció que éste podría ser un buen regalo, y por eso me animé a comprarlo y a leerlo.

Nos cuenta Pérez-Reverte tres historias en el marco de la Guerra de la Independencia:
  • Los problemas de la guerra, centrados en un artillero francés, el salinero Mojarra y un espía español
  • Los terribles asesinatos de jóvenes, que el comisario Tizón intenta resolver, y
  • La vida social, marina y comercial del Cádiz sitiado, con Lolita Palma y Pepe Lobo, como personajes más importantes.
historias que apenas se entrelazan, pero que nos presentan las caras de una misma situación: Cadiz sitiado por los franceses en 1811

Cuando Pérez-Reverte, al grito de :”¡Amolla escota de mayor!... ¡Larga!, navega a toda vela, con su vocabulario experto y preciso, me marea: “ los hombres corren a largar las candalizas de la vela mayor, que se extiende con un sonoro batir de lona libre mientras, a proa, el foque grande y la trinqueta suben por los estays con las escotas sueltas, dando zapatazos

El relato resulta confuso a veces por desconocer una geografía del lugar donde se desarrolla la acción y que parece ser necesaria por la forma detallada en que esta descrita la historia.

El personaje central es el comisario Tizón, aprovechado, corrupto y torturador, que trata de resolver los asesinatos que a lo largo de la novela se suceden y que son el hilo conductor de esta. Y es quizá, a mi entender, en ésta trama donde más floja resulta la novela, ya que no resulta clara ni la razón de que el asesino se empeñe en cometer estos, ni los razonamientos del comisario que le llevan a la forma en que intenta resolverlos, ni la forma en que éstos razonamientos están expuestos (los diálogos entre el comisario y el profesor Barrull resultan, a veces, confusos y un poco pesados)

Así mismo, la figura femenina central, Lolita Palma, tiene una conducta al final que me ha resultado sorprendente y poco comprensible.

Es en el relato de las escenas de acción, salvo las marinas por lo ya apuntado, cuando me resulta más convincente. El robo de la cañonera francesa está en línea con la mejor literatura de aventuras del autor.

Se lee bien, pero te deja un poco frío. Me quedo con el pintor.

Mi cachico:

—La gente está lista, capitán.
Olor a humo de tabaco, pronto desvanecido en el viento. La silueta delgada y oscura de Ricardo Maraña se destaca en el coronamiento, con la brasa de un cigarro a la altura del rostro. La cubierta empieza a animarse entre sonido de pies descalzos, voces de hombres, crujidos y chirriar de motones y cuadernales.
—Pues disponga maniobra. Nos vamos.
—A la orden.
Se aviva la brasa del cigarro mientras el primer oficial da media vuelta.
—Ricardo... Eh... Piloto.
Un silencio breve. Desconcertado, tal vez. El teniente se ha detenido.
—Dígame.
Su voz delata asombro. Del mismo modo que jamás se tutean ante la tripulación, nunca, ni siquiera en tierra, Pepe Lobo lo había llamado antes por su nombre de pila.
—Va a ser un viaje corto y duro... Mucho.
Otro silencio. Al fin suena la risa del teniente en la oscuridad, hasta interrumpirse en un golpe de tos. El cigarro describe un arco rojizo sobre la borda y se extingue al caer al mar.
—Métanos en Rota, capitán. Después, que el diablo reconozca a los suyos

ARTURO PÉREZ-REVERTE

España (Cartagena, 1951)

Como periodista, Reverte inició su carrera en el diario Pueblo, en el que permaneció durante doce años hasta que entró a formar parte de los servicios informativos de RTVE. Fue allí donde comenzó su labor como corresponsal de guerra, cubriendo durante más de diez años los peores conflictos armados en el mundo. Sus experiencias en lugares como Eritrea, Chipre, Chad, Líbano o, sobre todo, en la Antigua Yugoslavia -cuya cobertura informativa le valió el Premio Príncipe de Asturias de Periodismo-, le valieron para escribir su libro Territorio Comanche.

En 1986, publicó su primera novela, El maestro de esgrima, en la que se podía apreciar alguna de sus posteriores constantes: la pasión por la historia de España y por el clásico folletín de aventuras.

Con La tabla de Flandes, El Club Dumas y La sombra del águila, sus posteriores novelas, Reverte consiguió situarse en lo más alto de las listas de ventas. De ese modo, en 1994, coincidiendo con la publicación de Territorio Comanche, decidió dejar su puesto en RTVE para dedicarse en exclusiva a la literatura, manteniendo, eso sí, una columna de opinión en El Semanal.

Sin duda, la aparición de sus novelas protagonizadas por el Capitán Alatriste le supuso un nuevo éxito a nivel popular que además se vio refrendado por un reconocimiento desde el mundo literario que le valió ocupar el sillón de la T en la Real Academia de la Lengua Española.

Varias de sus novelas han sido adaptadas al cine, como Territorio Comanche, El maestro de esgrima, La tabla de Flandes, El Club Dumas (como La novena puerta) o Alatriste; en estos momentos se está negociando la adaptación a serie de televisión y a largometraje de La reina del Sur.

Pérez Reverte ha recibido diversos premios y galardones como el Goya al mejor guión adaptado, el Jean Monnet o la Orden de Caballero de las Artes y las Letras que otorga el gobierno francés, entre otros.

Sus últimas novelas, como Un día de cólera y El Asedio, se han centrado en la invasión de España por parte de las tropas napoleónicas y la Guerra de Independencia Española.

El pequeño hoplita, publicado en 2010, fue su primera incursión en el mundo de la literatura infantil.

(Más información: Wikipedia, Web oficial, iCorso, Editorial Alfaguara)

jueves, 21 de octubre de 2010

EL EMBRUJO DE SHANGHAI de Juan Marsé

7ª Edicion, 2007
Editorial: DeBolsillo
Páginas: 246

Esta novela de Juan Marśe fue publicada en 1999, obteniendo ese año el Premio de la Crítica y ahora adaptada al cine por Fernando Trueba, es una estremecedora fábula sobre los sueños y las derrotas de niños y adultos, asfixiados todos por el aire gris de un presente desahuciado. En la Barcelona de la posguerra -ese espacio ya mítico donde transcurren todas las novelas de Marsé-, el capitán Blay, con su cabeza vendada y sus suspicacias sobre los escapes de gas que están a punto de hacer volar toda la ciudad, se pasea por el barrio sacudido aún por los estertores de la guerra perdida y acompañado por los espectros gimientes de sus hijos muertos. El pequeño Daniel le escolta a través de aquellas calles póstumas, en las que conocerá a los hermanos Chacón, quienes custodian la verja de entrada de la casa en la que convalece Susana, una niña enferma de los pulmones, hija de la señora Anita, bella y ajada taquillera de cine, casada con Kim, un revolucionario, huido del país y nimbado por el fulgor mítico de los furtivos. Pronto llegará a la casa un amigo y compañero de viaje de éste, que narrará a los niños la arriesgada aventura que el padre de la niña emprendió en Shanghai, enfrentado a nazis sanguinarios, pistoleros sin piedad y mujeres fatales que le salen al paso en los más sórdidos cabarets de la ciudad prohibida. Dueño más que nunca de una extraordinaria fuerza evocadora y de un estilo deslumbrante, pero engastado en una prosa transparente y a un tiempo hipnótica, Juan Marsé construye aquí lo que es sin duda una de las obras maestras de las narrativas europeas de finales del siglo XX.


LEIDO por.... Andrés:

Antes de salir de viaje de vuelta a casa, tenía que decidir que libro me llevaba para el viaje y elegí este.

Novela llena de personajes entrañables:
  • Daniel, narrador de la historia, protagonista invitado, que dibuja y borra como Penélope para permanecer en la historia y lazarillo del capitan Blay: “Así, con el tiempo y casi sin darme cuenta, el escenario vital de mi infancia se me fue convirtiendo poco a poco en un paisaje moral, y así ha quedado grabado para siempre en mi memoria
  • Susana, que llevaba año y medio en cama enferma de tuberculosis, envuelta en un permanente aroma a eucalipto. Tenía quince años y “una disposición natural a la ensoñación, a convocar lo deseable y lo hermoso y lo conveniente”. Era hija de Kim y Anita.
  • Capitan Blay, surgido de un armario, literalmente, no con el sentido que actualmente se le da a esta acción, que “cuando por fin se decidió a salir a la calle había perdido treinta kilos de peso, una guerra y dos hijos, el respeto de su mujer y, según todas las apariencias, buena parte del poco seso que siempre tuvo” y lo hizo “ camuflado bajo un aparatoso disfraz de «peatón atropellado por un tranvía»”, pero que era tomado como Hombre Invisible, experto en deambular impulsado por “su doble obsesión: la chimenea de la fábrica y la peste del gas”. Su recogida de firmas, escasas firmas, marca su larga peregrinación que durará casi todo el libro.
  • El excéntrico señor Sucre, que “tenía que echarse a la calle en busca de su propio yo extraviado”: “Somos un desecho cósmico, querido amigo. A mí, lo único que ahora me preocupa es recordar con todo detalle lo que hice mañana y olvidar para siempre lo que haré ayer
  • Nandu Forcat, con sus manos milagrosas, cuentista inagotable, lleno de sorpresas y que aparece y desaparece sin motivo aparente: “con su mirada estrábica, aquel ojo siempre fijo en algo que parecía hallarse a nuestra espalda
  • Los hermanos Chacón, pícaros de la mejor literatura clásica, con sus espasmos y espumarajos verdes saliendo por la boca.
  • El fantasmal Kim Franch, éste si invisible, que nunca llega “desde el otro lado de la noche y del miedo
  • Anita, guapa y rubia taquillera del cine Mundial, víctima de rumores sobre sus devaneos amorosos.
  • y muchos otros que habitan en esta magnífica novela.
Cuando parece que estemos ante una historia de aventuras, contada dentro de otra historia, el autor nos sorprende con un desenlace más propio de novela negra.

Palabras reencontradas : grillado, mameluco

Resultó perfecta la elección. Me hizo disfrutar durante todo el viaje, casi olvidarme de mi nieto y lo acabé pasado Lérida.


Cuando llegué a casa comprobé que ya lo había leido en 1997. Ventajas de no tener disco duro, ni sospeché que lo había leído antes y lo disfruté como un neófito.


Mi cachico:

Echó la cabeza atrás y me ordenó pegar la oreja a la altura de su esternón. Lo que hice con toda clase de prevenciones. Contuve la respiración. Entonces ella cogió mi cabeza con ambas manos, la bajó un poco y, moviéndola suavemente en sentido rotativo, con una parsimonia no exenta de energía, la restregó sobre su pecho izquierdo.

—¿Lo oyes? —me preguntó, y yo no pude evitar un resoplido—. ¿Qué te pasa, atontado, vas a estornudar...?

—Pues no sé, me parece oír algo ahí dentro, pero no sé...

—¿Sí o no? Pon la cabeza bien, así... Dicen que es como un zumbido en una caverna. ¿Lo oyes...?

—¿Como un zumbido?

Ahora podía oír su corazón. Y el mío. Insistí:

—¿Has dicho como un zumbido...?

—Sí, eso he dicho, ¿estás sordo, niño?

—Bueno, pues lo que oigo ahora... no es como un zumbido. A ver, espera un momento...

—Pues yo te digo que es como un zumbido. Para bien la oreja, bobo. ¿Lo tienes o no? —Movió suavemente mi atolondrada cabeza con sus manos, centrando la mejilla sobre el pecho que ardía como el hielo—. ¿Qué te pasa, tienes tapones en los oídos o estás como una tapia?

Una oleada de calor me subió a la cara y un desasosiego creciente se apoderó de mí, como si a través del pecho erguido de Susana el carcomido pulmón me transmitiera su fiebre maligna y su encono. Sentí en la mejilla la suave firmeza del pecho y el rebrinco del pezón, y cerré los ojos; pero ella no parecía estar en eso, no esquivó el contacto ni apartó mi cabeza, y su voz era fría y desdeñosa:

—¿Oyes algo o no, niño? Venga, espabila. ¿Y por aquí...? —Sus manos volvieron a desplazar mi cabeza, y el pezón cada vez más duro y firme seguía rebrincando bajo la fina tela del camisón—. ¿Lo oyes ahora? ¿Y aquí...?

—Algo, pero... con claridad, no. Todavía no. Solté otro resoplido y ella dijo:

—¿Qué haces, te estás durmiendo o qué? —Cogió mi mano y la llevó a su frente—. ¿Notas la fiebre? Siempre esta mierda de decimitas... Bueno, qué, ¿no oyes nada?

—Sí, ahora creo que sí. Espera...

—¡Anda ya, listo, vete a hacer gárgaras!

Bruscamente apartó mi cabeza y al verme colorado, supongo, al detectar en mis ojos la excitación, se echó a reír, recuperó su gato de felpa, me dio la espalda y encendió la radio de la mesilla de noche.

JUAN MARSÉ

España (Barcelona, 1933)

Juan Marsé es considerado uno de los grandes narradores españoles contemporáneos, varias de sus novelas han sido llevadas al cine y en el año 2008 su carrera literaria fue reconocida al serle concedido el máximo galardón de las letras hispanas, el Premio Cervantes.

Nació en Barcelona y creció entre sus calles que luego configurarían gran parte del universo de sus obras. Abandonó pronto los estudios formales para comenzar a trabajar como aprendiz en un estudio de joyería.

Dio sus primeros pasos literarios en la revista Ínsula, al mismo tiempo que continuaba con su trabajo en la joyería. Pronto gana su primer premio, el Sésamo de relato, y se anima a mandar su primera novela, Encerrados con un sólo juguete, al Biblioteca Breve, donde queda finalista.

Animado por Jaime Gil de Biedma, se instala en París en 1960 y sigue trabajando en sus novelas mientras hace de traductor y trabaja como ayudante en el Instituto Pasteur. De vuelta a Barcelona tres años después, Marsé publicaría Últimas tardes con Teresa, ganador del Premio Biblioteca Breve de novela.

Decidido a ganarse la vida sólo con la literatura, Marsé combina la narrativa con textos publicitarios y la escritura de diálogos para otros guionistas. Poco después tendría su primer encontronazo serio con la censura franquista al ser prohibida la publicación de Si te dicen que caí.

Marsé logró una mayor popularidad a partir de los años 70 gracias a su colaboración con la revista Por Favor y se mantuvo a base de pequeños trabajos poco reconocidos hasta que en 1978 logra dar el salto a la primera línea de las letras con La muchacha de las bragas de oro, novela ganadora del Premio Planeta.

Tras varios problemas graves de salud, lograría nuevos éxitos en la década de los 90 con títulos como El amante bilingüe -otra de sus obras llevadas al cine- o El embrujo de Shanghai, Premio de la Crítica de Narrativa Castellana en 1993, libros que dieron el salto al mercado internacional con un gran éxito.

Con Rabos de lagartija, Premio de la Crítica de Narrativa Castellana y Premio Nacional de Narrativa en 2000, logró un nuevo éxito de crítica y ya en la primera década de 2000 se recuperaron todos sus cuentos y relatos cortos. En 2006 obtiene con Canciones de amor en el Lolita´s Club el Premio Quijote de las Letras Españolas.

Su último libro, publicado en 2011, es Caligrafía de los sueños

Marsé ha recibido numerosos premios y galardones, como el Ateneo de Sevilla, el Nacional de la Crítica, y el Juan Rulfo en 1997 entre otros muchos.

martes, 19 de octubre de 2010

EL GUITARRISTA de Luis Landero

4ª edición: abril 2002
Tusquet Editores
322 pag.

Esta novela de Luis Landero se publicó en el 2002.

Emilio, un adolescente obligado a trabajar por las mañanas como aprendiz de mecánico en un lóbrego taller y a estudiar por las tardes en una academia, vive esos años decisivos como 'un laberinto de instantes, de promesas' en sus encuentros con los tipos a los que su madre alquila una habitación. Pero, un día, aparece su primo Raimundo, que vuelve de París y le cuenta sus éxitos como guitarrista de flamenco. Emilio se deja arrastrar por el señuelo de la vida bohemia que éste le promete y aprende a tocar la guitarra con la esperanza, que no la convicción, de escapar del taller y las clases.

El escritor no oculta que sus propias experiencia personales le han servido para este libro. Luis Landero trabajó de joven en un taller, experto en tocar la guitarra española y que en la década de los 70 emigró a París como otros muchos españoles en esa época. Pero Landero desmiente que se trate de una autobiografía aunque esté relatada en primera persona.

El escritor esperaba sobre todo que este libro tubiera una buena acogida entre el público, sobre todo porque él disfruta escribiendo. `Escribir es un pasión que se basta a sí misma, escribir una buena frase, un buen folio, un buen libro, es un placer que no tiene precio` interpreta Landero y así lo ha querido dejar patente en esta obra.

LEIDO por.... Andrés:

Como es mi constumbre en las estancias en casa de mis hijos, busqué, entre los libros de mi casa de acogida de Munich, que leer. Tenía varias posibilidades, no muchas, pero algunas interesantes. Me decidí por releer este libro de Landero. Lo leí en el 2002 y no recordaba nada de el, salvo la vaga sensación de que Landero siempre me ha gustado.

Y no me ha defraudado su lectura. La vida del joven desorientado que se mueve a impulsos, no siempre suyos, cosida las palabras con precisas puntadas, en un ejemplo de buena literatura.

Acompañamos a Emilio en su vida en Madrid, para él esteril; cuyos días se iniciaban con el “«¡Émil, Émil!¡Vamos, arriba, que ya vas con retraso!»”, con que su madre le urgía a “empezar una nueva jornada que era siempre la misma”, o así lo sentía él.

Le acompañamos en su apredizaje de la vida. En su vida de artista, como guitarrista flamenco, guiado por su primo Raimundo, guitarrista flamenco tardío y artista imaginario.

Es su aproximación a la vida de escritor, con el Sr, Rodo, huesped de su madre, que le transmitirá todas las dudas y miedos del que se inicia en la escritura. Uno de los huéspedes de su madre: “
Otra de esas vidas con las que compartí un trecho del camino, y que me dejjó como legado su silueta en el fondo ya gris de la memoria, y una verión de su propio pasado, contada acaso como un náufrago que, en sus instantes últimos, traza un signo con la esperanza de que alguien lo descrifre en el futuro y le sirva de lección y de aviso.”. De los que imagina, sin rencor, amorios con su madre.

Y sobre todo, el aprendizaje del amor, de la mano de Adriana, la esposa de su jefe del taller de mecánica donde pudre sus manos, que le enseña lo que es un amor sin medida.

Tres ideas acompañan al protagonista a la largo de la historia:


  • Hay que afrontar la vida con valentía: ”no hay nada peor en el mundo que vivir con miedo
  • El ideal del artista: “Nomadas siempre, hasta la muerte
  • La enseñanza pesimista de Schopenhauer: “La vida es un negocio que ni siquiera cubre gastos
Menos mal que, al final, siempre nos quedará... París.

Mi cachico:

Intenté buscar en el pasado algún momento de clarividencia en que hubiera presentido el descubrimiento que acababa de hacer. Pero era inútil, porque yo nunca había conocido de cerca a un escritor, y ni siquiera me había imaginado la posibilidad real de aquel oficio. ¿Cómo sería exactamente aquello de ser escritor? No sabía por dónde empezar a imaginármelo. Evoqué la soledad de la noche, la hondura del silenciao, una mano pensativa en la frente, el vago aroma de aventura y de riesgo que acaso entrañaba aquella actividad. Pensé en Raimungo. También él sentía la llamada del arte y de la inspiración, pero lo suyo era otra cosa. Lo suyo tenía formas concretas y podía verse y comprenderse en su mera apariencia: la guitarra, la voz, el ritmo, el público, la propia imagen del artista, los aplausos, el vivir nómada y bohemio, el ir y venir graciosamente por el mundo. Pero eso de juntar palabras en la soledad, una noche tras otra, era algo que escapaba a los hábitos de mi fantasía. ¿De dónde y cómo vendría la inspiración? ¿Qué forma adquiriría la soledad en tal altos instantes? ¿De qué porción del alma se alimentaría un afán como aquél?

LUIS LANDERO

España (Alburquerque, Badajoz, 1948)

Nació en una familia campesina que emigró a Madrid cuando el era joven. Ejerció diversos oficios, como mecánico o recadero para sufragarse los estudios, licenciándose en Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid, en la que fue profesor ayudante de Filología Francesa. Más tarde trabajó como profesor en un instituto y posteriormente como profesor de literatura en la Escuela de Arte Dramático. Fue profesor invitado de Literatura Española en la Universidad de Yale, y publicó por primera vez en 1989. Es colaborador habitual de El País.

Ha obtenido el Premio de la Crítica de Narrativa Castellana en 1989 y el Premio Nacional de Narrativa de España en 1990 con Juegos de la edad tardía. Entre sus novelas destacan Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1999), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007) y Retrato de un hombre inmaduro (2009)

(Más información: Wikipedia, escritores.org, Literaturas.com, Tusquets)

sábado, 16 de octubre de 2010

FRANCISCO PIZARRO Y LA CONQUISTA DEL IMPERIO INCA de Bernard Lavallé

Traducción: Sandra Recarte
Edicion, 2005
Editorial: Espasa Calpe338
Páginas: 299

Esta biografía de Bernard Lavallé fue publicada en Francia en 2003.

Historia de la conquista del Perú a través de la biografía de su figura más emblemática; desde su nacimiento como hijo bastardo en Trujillo hacia 1478, hasta su asesinato en Lima en 1541 cuando ya era gobernador de Perú.Bernard Lavallé es profesor de Civilización Hispanoamericana Colonial en la Universidad de París III-Nueva Sorbona, y especialista en la historia social e intelectual de los países andinos. Publica artículos en revistas de estudios hipanistas como La Revista de Indias o Nuevo Mundo. Sus otras obras son: Las promesas ambiguas. Ensayos sobre el criollismo colonial en los Andes (1993), La América española: de Colón a Bolívar (2002) y la dirección del libro colectivo Transgresiones y estrategias de mestizaje en la América colonial.- El autor es un importante hispanista y reconocido peruanista.- Se trata de la biografía del conquistador del Perú y que sometió al Imperio Inca.- Las biografías de grandes conquistadores siempre tienen una gran aceptación.- Sin perder el rigor, se lee como una novela de aventuras.- Puede tener gran interés en la zona de Extremadura, en concreto Trujillo, de donde era el protagonista.

Contiene, además de la bibliografía, una cronología y un índice onomástico.
La portada es un fragmento de un cuadro de Ramírez Ibáñez, Manuel (Arjona, Jaén, 1856-Madrid, 1925). Muerte de Francisco Pizarro (Museo del Ejercito, Toledo)

LEIDO por.... Andrés:

Llevo tiempo intentado leer la biografía de Pizarro de José Antonio del Busto Duthurburu, por ver la visión que tiene un peruano de la vida de tamaño conquistador, pero me ha sido imposible hacerme con un ejemplar de su libro, así que, aprovechando mi estancia en Munich, en casa de mi hijo que tenía este de Lavallé, lo he leido para obtener la visión de un francés. Se añade, además, el atractivo de que, tal como nos dice el propio autor, se basa, entre otras obras, en la de Busto.

El autor, según nos anuncia en su introducción, intenta soslayar las sospechas de la biografía:

  • Estan marcadas “por los resortes de la literatura heróica
  • Conceder gran ventaja a un individuos en detrimento de conjuntos humanos mas amplios
  • sentimientos empaticos del autor para con aquel cuyo retrato bosqueja
lo que debe entenderse como un intento de ser lo más objetivo posible.

A nuestros ojos, con los valores de hoy día, lo sucedido en la conquista del Perú, como todo lo sucedido en la conquista de América, fue una sucesión de hechos bárbaros, cuya única finalidad era la consecución, por parte de los aventureros que se lanzaron a lo desconocido, del mayor poder y riqueza posible, siendo todo válido para ello, incluso el saqueo y la captura de esclavos. Le evangelización quedaba en un segundo plano en los intereses de la Corona española, que fundamentalmente también buscaba, con los diezmos, su enriquecimiento, y, con las conquistas, el ampliar su área de influencia.


Los años que Pizarro empleó es su aventura americana no fueron pocos, a pesar de la longevidad de entonces. Desde su primer paso por la isla Hispaniola, a la que llegó procedente de España, Pizarro tarda casí 20 años en volver a la Hispaniola por primera vez, tiempo que paso guerreando y sufriendo por el caribe y el itsmo de Panamá, con regular resultado, pasando muchas situaciones extremas.


Pizarro, desde que inicio su exploración del Índico en busca de las riquezas del Birú, empleó 4 años en sus primeros dos viajes. A su vuelta de España, con 54 años, de entonces, ya cumplidos, más de año y medio hasta los asombrosos sucesos de Cajamarca, y de aquí hasta conquistar Cusco, el centro del imperio Inca, más de 1.500 Klm y un año más. No era edad para tamaña aventura.

Resultan asombrosos los sacrificios, enfermedades, penúrias y peligros que tuvieron que arrostrar aquellos hombres, menos de 200 en su inicio, solo comprensibles con una valentía y arrojo fuera de lo común, a lo que hay que añadir el liderazgo y una tremenda tenacidad de Pizarro, que parecía un iluminado. De los cuatro años empleados en los viajes por la costa sudamericana del Pacífico, previos a la expedición defintiva, el autor dice: “el hambre, el sufrimiento, la muerte y la desesperación habían estado presentes a menudo, pero él no había cedido nunca

El título de la tercera parte ya es de por sí bastante claro: “El oro, la gloria.... y la sangre .


Un libro de historia, si cabe más imparcial por ser su autor extranjero, que se lee como una novela de aventuras del más imaginativo de los autores, donde nos asombra el carácter épico de la hazaña.

Después de leer este libro tuve la fortuna de leer Armas, gérmenes y acero de Jared Diamond, magnífico libro que añade una visión nueva a estos acontecimiento y que busca respuesta a la pregunta «¿por qué Pizarro capturó a Atahualpa y mató a tantos de sus seguidores, en vez de que las fuerzas inmensamente más numerosas de Atahualpa capturasen y dieran muerte a Pizarro? Al fin y al cabo, Pizarro sólo disponía de 62 soldados a caballo y 106 soldados de a pie, mientras que Atahualpa mandaba un ejército de unos 80.000 hombres». De imprescindible lectura.

Mi cachico:

Pizarro reaccionó inmediatamente. Como no se había armado para recibir al Inca, se puso una coraza de algodón, tomó su espada, un escudo y, en compañía de una veintena de soldados, «con gran valentía», se abrió paso entre la muchedumbre india. Solo cuatro hombres pudieron seguirlo hasta el lugar en donde se hallaba Atahualpa. Ahí, Pizarro -el gobernador, como lo llamaban sus hombres- quiso tomar al Inca por el brazo y se puso a gritar: «¡Santiago!». Inmediatamente sonaron las detonaciones de las piezas de artillería, cuyo blanco eran las salidas de la plaza. Las trompetas tocaron el paso de carga. Peones y jinetes salieron precipitadamente de sus escondites y se lanzaron sobre los presentes, buscando alcanzar con prioridad, como había sido acordado, a los altos dignatarios colocados sobre las literas y las hamacas. Los indios, estupefactos por el brusco asalto de los caballos, se pusieron a correr en todos los sentidos, pero dada la densidad de la muchedumbre se produjo inmediatamente un gigantesco maremágnun. Por la presión, cedió un pedazo del muro que redeaba a la plaza. Los indios, desesperados, caían unos sobre otros. Los jinetes, comandados por Hernando de Soto, pisaban, mataban y herían a todos aquellos a quienes podían alcanzar.

BERNARD LAVALLÉ

Francia

Bernard Lavallé es profesor de Civilización Hispanoamericana en la Universidad de la Sorbona. Es un estudioso del efecto de la colonización sobre las sociedades de América Latina. Es autor de L'Amérique espagnole de Colomb à Bolivar (1993) y Franciso Pizarro, conquistador de l'extrême (2004), y ha dirigido numerosas obras colectivas, entre las que cabe destacar Transgressions et stratégies du métissage en Amérique coloniale (1999).

Se nota, por la ausencia de referencias en internet, que no es un escritor que viva, o haga vivir a sus editoriales, de sus publicaciones.

(Más información: FMSH)

sábado, 9 de octubre de 2010

BLANCO NOCTURNO de Ricardo Piglia

Edicion, 2010
Editorial: Anagrama
Páginas: 299

Esta novela de Ricardo Piglia ha sido publicada en septiembre del 2010.

Tony Durán, nacido en Puerto Rico, educado como un norteamericano en Nueva Jersey, fue asesinado a comienzos de los años setenta en un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Había llegado siguiendo a las bellas hermanas Belladona, las gemelas Ada y Sofía. Las conoció en Atlantic City, y urdieron un feliz trío hasta que una de ellas, Sofía, desertó del juego. Y Tony Durán continuó con Ada, y la siguió a la Argentina, donde encontró su muerte. A partir del crimen, esta novela policíaca muta y se transforma en un relato que se anuda en arqueologías familiares, que combina la veloz novela de género y la espléndida construcción literaria. El centro luminoso del libro es Luca Belladona, constructor de una fábrica fantasmal que persigue con obstinación un proyecto demencial. La aparición de Emilio Renzi, el tradicional personaje de Piglia, le da a la historia una conclusión irónica y conmovedora. Ricardo Piglia se confirma, incontestablemente, como uno de los escritores mayores en lengua española de nuestro tiempo.

"Tengo para mí que Ricardo Piglia es uno de los más exigentes novelistas de la literatura en lengua española. Experto en lunfardos y tangos, sólo apabulla como escritor porque lo ha leído todo" (J.J. Armas Marcelo, ABC)

"Brilla en todo momento un excelente escritor, forjado en menesteres muy distintos y que no confunde la obra novelesca, como ocurre con harta frecuencia, con el mero relato superficial y encadenado de unos cuantos hechos" (Ricardo Senabre, El Mundo)

LEIDO por.... Andrés:

Cuando iba a tomar el avión para Munich, descubrí que no tenía libro para leer en el viaje, un problema de logística nada más, y aprovechando un retraso en el vuelo fuí a buscar alguno. Dudé entre tres:
  • La hija del supulturero, de Joyce Carol Oates, autora que me ronda,
  • La luz es más antigua que el amor, la última novela de nuestro conocido Ricardo Menéndez Salmón, y
  • Blanco nocturno, de Ricardo Piglia (difícil de pronunciar el condenado apellido) del que quería leer algo, pues todas las referencias me lo ensalzaban.
Elegí esta por no haber leido nada de Piglia y por ser argentino, y por lo tanto no traducido.

Curiosa novela policiaca ésta, donde existe un crimen ya desde el principio y enseguida sabemos que Tony, “un yanqui que no parecía yanqui pero era un yanqui”, cuya “figura alcanzó una altura legendaria mucho antes del momento de su muerte” y al que “lo perdió el azar”, ha sido asesinado.

De la mano de la investigación del curioso y acertado comisario Croce, “alto, de edad indefinida y cara colorada, de bigote gris y pelo gris”, iniciamos la andadura por un pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires, a 340 Kms de la capital, para ir conociendo todos los antecedentes de este crimen, que la mayoría cree pasional, pero no nuestro agudo comisario. Pero poco a poco, con una excelente narración, el centro de nuestra atención pasa de la victima al entorno social del pueblo, concretamente a la familia Belladona, al padre y sus dos parejas de hijos.

Resulta asombroso como vamos perdiendo interés en la trama policial para centrarnos en las luchas en torno a la fábrica de Luca, uno de los hijos, verdadero eje sobre el que gira la novela.

Me encuentro una palabra ya olvidada, mandria (DRAE: Se aplica a la persona apocada o cobarde), que cuando era joven lo utilizábamos como sinónimo de lerdo, y una nueva definición del repetidor compulsivo, “estudiante crónico”.

El sentido del título lo encontramos en una de las nota al pié, que a manera de añadidos académicos, salpican las páginas: “Diez años después de los hechos registrados en esta crónica, en las vísperas de la guerra de las Malvinas, Renzi leyo en The Guardian que los soldados ingleses estaban provistos de anteojos infrarrojos que les permitían ver en la oscuridad y disparar sobre un blanco nocturno y se dio cuenta de que la guerra estaba perdida antes de empezar

Habrá que volver a leer a Piglia.

Mi cachico:

-Me parece que Cueto siempre está diciendo que las cosas que parecen diferentes en realidad son lo mismo, en tanto que a mí me interesa mostrar que las cosas que parecen lo mismo son en realidad diferentes. Les enseñaré a distinguir. ¿Ve? -dijo-. Éste es un pato, pero si lo mira así, es un conejo. -Dibujó la silueta del pato-conejo-. Qué quiere decir ver algo tal cual es: no es fácil. -Miró el dibujo que había hecho en el mantel-. Un conejo y un pato. Todo es según lo que sabemos antes de ver. -Renzi no entendía hacia dónde apuntaba el comisario-. Vemos las cosas según como las interpretamos. Lo llamamos previsión: saber de antemano, estar prevenidos.

RICARDO PIGLIA

Argentina (Adrogué, 1940)

Además de dirigir la revista Literatura y Sociedad, el Piglia se dedicó a la enseñanza en la Universidad de Buenos Aires, en la de Princeton y en la de California en Davis.

En 1967, gracias a su colección de cuentos titulada La invasión, el autor obtuvo una Mención Especial durante el VII Concurso de Casa de las Américas. Un año después, entre 1968 y 1976, este seguidor de la literatura policial dirigió la famosa colección Serie Negra.

Luego de su período como profesor en Estados Unidos, Piglia regresa a Argentina y escribe la novela Respiración artificial. En 1995, también se dedicó a escribir el texto de una ópera basada en su novela La ciudad ausente, cuya música estuvo a cargo de Gerardo Gandini.. Dos años después, en 1997, resultó distinguida con el Premio Planeta su obra Plata quemada en medio de una polémica que terminó con la condena, tanto de Ricardo Piglia como del editor Guillermo Schavelzon y la editorial Planeta, por haber manipulado el concurso literario. Por esa razón, los culpables tuvieron que pagarle al escritor Gustavo Nielsen la suma de diez mil pesos.

Nombre falso, Prisión perpetua, La Argentina en pedazos, Formas breves, Cuentos morales, Diccionario de la novela de Macedonio Fernández y El último lector son algunos de los títulos que componen la obra de Ricardo Piglia. Muchos de ellos, han conquistado el mercado internacional al ser traducidos a diferentes idiomas, entre los que se destacan el inglés, el francés, el italiano, el alemán y el portugués.

Su última, y esperada según las crónicas, novela publicada ha sido Blanco nocturno.

(Más información: Wikipedia, Literatura argentina contemporanea, Lecturalia)

lunes, 4 de octubre de 2010

EL ENTENADO de Juan José Saer

1ª Edicion, 1988
Editorial: Destino
Páginas: 201

Esta novela de Juan José Saer se publicó en 1983.

El entenado narra la desventurada expedición española que a comienzos del siglo XVI es diezmada por una horda de antropófagos en los playones del Río de la Plata. El grumete de la tripulación, único sobreviviente, incursionará en el ámbito arcaico de los colastiné y se convertirá en memoria vital de aquellos rituales violentos ejecutados para darle continuidad a su mundo de imprecisiones. La larga convivencia entre la tribu se interrumpe cuando el entenado es arrastrado río abajo, hacia una flota de galeones anclada en la desembocadura. El mozalbete de 10 años atrás ha dado paso a un hombre alienado, reafirmado en la sensación de ser el extranjero de siempre, oculto al entendimiento de los otros. Saer, una de las voces más auténticas de la literatura argentina, sostenía que "el lenguaje nunca alcanzaría para cubrir todo lo que el tiempo y el pensamiento reclaman". El Entenado, más allá de ser una novela histórica o crónica de las primeras travesías de ultramar que propiciaron el establecimiento del régimen colonial en el Nuevo Mundo, es una historia sobre la soledad, el exilio interior, la precariedad del lenguaje para nominar el conflicto insoluble entre sociedad e individuo. "Cuando nos olvidamos, es que hemos perdido, sin duda alguna, menos memoria que deseo", afirmará el entenado porque sabe que detrás de la escritura, con la que revalida su patente marginalidad, sólo hay silencio recorriendo las fístulas del tiempo. Estas líneas resumen el argumento de El entenado, la última obra del argentino -aunque residente en París- Juan José Saer, considerado unánimemente por la crítica como uno de los mejores escritores en lengua castellana de la actualidad.

LEIDO por.... Andrés:

Título: “Entenado [hijastro] y todo, yo nacía sin saberlo y como el niño que sale, ensangrentado y ató­nito, de esa noche oscura que es el vientre de su madre, no podía hacer otra cosa que echarme a llorar

Un marinero sin vocación, “
La orfandad me empujó a los puertos”, tras un duro aprendizaje de grumete: “Es de hacer notar también que la delicadeza no era la cualidad principal de esos marinos. Más de una vez, su única declaración de amor consistía en po­nerme un cuchillo en la garganta. Había que elegir, sin otra posibilidad, entre el honor y la vida”, “pasé, por lo tanto, de mano en mano”, se lanza a un mar de descubridores, para ser capturado en su primer viaje por los indígenas del Rio de la Plata: “el resto me rodeó y, apretándose a mi alrededor y señalándome con el dedo, tocándome con suavidad y entusiasmo, en medio de risotadas satisfechas y admi­rativas, se puso a proferir, sin parar, una y otra vez, los mismos sonidos rápidos y chillones: ¡Def-ghi! ¡Def-ghi! ¡Def-ghi!” (La primera vez que escuchaba esos sonidos, que le acompañarían durante toda su vida).


Este es el arranque de la aventura vital del enteneado, que como un moderno antropólogo se mantiene lo más ajeno posible, forzado en este caso, para no interferir, y levanta acta de los usos y costumbres de los indígenas, especialmente sus periódicas orgías antropofágicas e incestuosas, y que vivió diez años entre los indios colastinés, antes de volver otra vez a su civilización.

Fácil de leer, te hace vivir la intensa y solitaria vida del entenado:

  • Toda vida es un pozo de soledad que va ahondán­dose con los años
  • De esa manera, sueño, recuerdo y expe­riencia rugosa se deslindan y se entrelazan para formar, como un tejido impreciso, lo que llamo sin mucha eu­foria mi vida
Soberbia la presentación del mundo espiritual de los indios colastinés: “ellos se habían arrancado, meritorios, del amasijo original y que, aprendiendo a distinguir entre lo interno y lo exterior, entre lo que se había erigido en el aire luminoso y lo que había queda­do chapaleando en la oscuridad, el mundo vasto y bo­rroso supiese que en ellos se apoyaba, arduo, lo real, y que ellos eran los hombres verdaderos

Así es como después de sesenta años esos indios ocupan, invencibles, mi memoria. No puedo verlos se­parados del cielo inmenso, azul y luminoso, que a la noche se llenaba de estrellas.” Ya no sesenta años, que son muchos para mi, pero si algunos ocuparan también mi memoria.

Mi cachico:

Algo tibio me despertó: como me había dejado caer boca arriba, la cabeza hacia el exterior cerca del hue­co de la entrada y las piernas hacia el fondo del recinto, el sol mañanero me daba de lleno en la cara. Me quedé un buen rato echado en el suelo, reconstruyen­do de a poco la realidad, para ver si de verdad estaba despierto, y por fin me incorporé. Las fogatas que ha­bía visto la noche antes estaban apagadas, el sol alto. Había luz de verano, canto de pájaros, rocío. En el pas­to húmedo, la luz se descomponía en gotas de colores diferentes que, cuando movía la cabeza, destellaban, di­minutas e intensas. Los ruidos sueltos que llegaban del caserío repercutían hacia el cielo, de un azul intenso y parejo, y demoraban en extinguirse. Más allá de los ár­boles se divisaba gente atareada: antes de empezar a ca­minar en esa dirección, me quedé un momento inmó­vil, cerca del montón de ceniza que había sido la hoguera de la víspera, y me puse a mirar a mi alrede­dor: el caserío, disperso y endeble, parecía extenderse bastante tierra adentro, porque desde donde estaba pa­rado podían verse fragmentos de paredes de adobe y de techumbres de paja que se perdían entre los árboles sin orden aparente. Aparte de los que venían de la playa, ningún otro ruido interrumpía el silencio tranquilo de la mañana. La luz del sol se colaba por entre el ramaje espeso de los árboles y estampaba, aquí y allá, entre las hojas, en la pared de una vivienda, en el suelo, manchas inmóviles y luminosas. Cuando me puse a caminar en dirección, a la playa, un hombre completamente desnu­do que atravesaba el grupo de árboles en dirección con­traria y que traía las manos y los antebrazos ensangren­tados hasta más arriba de los codos, se detuvo un momento al verme y comenzó a dirigirme la palabra en su lengua incompresible, con la misma naturalidad de los marineros con lo que me cruzaba a la mañana encubierta, para intercambiar dos o tres frases convencionales. Cuando vio que yo entendía poco y nada de lo que me estaba diciendo, el hombre me dirigió una sonrisa confundida y cortés y se dirigió al caserío. Yo seguí caminando entre los árboles, seguro ya de que es­taba entre gente hospitalaria y abandonándome un poco a la perfección plácida de la mañana. Pero cuando dejé atrás los árboles, desembocando en el espacio abierto detrás del cual destellaba el agua, pude ver, de golpe, y en forma inesperada, cuál era la causa de los ruidos que había estado oyendo desde el momento en que abrí los ojos.

JUAN JOSÉ SAER

Argentina (Serodino, 1937- París, 2005)

Fue profesor de la Universidad Nacional del Litoral, donde enseñó Historia del Cine y Crítica y Estética Cinematográfica. En 1968 se radicó en París. Su vasta obra narrativa, considerada una de las máximas expresiones de la literatura argentina contemporánea, abarca cuatro libros de cuentos -En la zona (1960), Palo y hueso (1965), Unidad de lugar (1967), y La mayor (1976)- y diez novelas: Responso (1964), La vuelta completa (1966), Cicatrices (1969), El limonero real (1974), Nadie nada nunca (1980), El entenado (1983), Glosa (1985), La ocasión (1986, Premio Nadal), Lo imborrable (1992) y La pesquisa (1994). En 1983 publicó Narraciones, antología en dos volúmenes de sus relatos. En 1986 apareció Juan José Saer por Juan José Saer, selección de textos seguida de un estudio de María Teresa Gramuglio, y en 1988, Para una literatura sin atributos, conjunto de artículos y conferencias publicada en Francia. En 1991 publicó el ensayo El río sin orillas, con gran repercusión en la crítica, y en 1997, El concepto de ficción. Su producción poética está recogida en El arte de narrar (1977), paradójico título que expresa, quizás, el intento constante de Saer por -según sus propias palabras- "combinar poesía y narración". Ha sido traducido al francés, inglés, alemán, italiano y portugués.

(Más información: Wikipedia, Literatura argentina contemporanea, Elortiba)

sábado, 2 de octubre de 2010

AURA de Carlos Fuentes

Edicion, 1994
Editorial: Alianza Cien
Páginas: 61

La historia está situada en el año 1961 en la Ciudad de México. Esta obra de Carlos Fuentes, es considerada como una de las más importantes de este novelista y una de las mejores de la narrativa mexicana del siglo XX. Fue publicada en México en 1962, mismo año en que se publicó otra popular novela del mismo autor, La muerte de Artemio Cruz. Ambas forman parte del fenómeno literario conocido como Boom latinoamericano, que tuvo lugar entre las décadas de 1950 y 1970 en toda América Latina.

La historia comienza cuando Felipe Montero, un joven historiador inteligente y solitario que trabaja como profesor con un sueldo muy bajo, encuentra en el diario un anuncio que solicita un profesional de sus cualidades para un trabajo con un muy buen sueldo. El trabajo, en la calle Donceles 815, consiste en organizar y escribir las memorias de un coronel francés. En dicha casa habitan la viuda del coronel, Consuelo Llorente, y su sobrina Aura. La novela transcurre alrededor de Aura, dueña de unos impresionantes ojos verdes y una gran belleza, y su extraña relación con su anciana tía. Felipe se enamora de Aura y quiere llevarsela de allí. Al adentrarse en las fotografías y escritos del coronel y la viuda, Felipe pierde el sentido de la realidad y encuentra una verdad que supera la fantasía.

Además de la edición que reseño, Alianza Editorial tiene publicado una recopilación de novelas cortas y relatos con el título Cuerpos y ofrendas, que incluye Aura.

LEIDO por.... Andrés:

Me llegaron noticias de esta gran novelica, el diminutivo por el tamaño, en algún artículo sobre novelas cortas, creo recordar, y conociendo a Carlos Fuentes me animé a buscarla.

Ya la forma en que está narrada:
Lees y relees el aviso
Recoges tu portafolio
El olor de la humedad, de las plantas podridas, te envolverá
Levantaras los ojos, que habías mantenido bajos
en segunda persona, nos hace colocarnos de una manera diferente ante esta historia, como si fuéramos nosotros los protagonistas.

La acción se desarrolla en una casa, casi completamente a oscura “buscas en vano una luz que te guíe”, salvo la recámara donde va a alojarse el protagonista. Y en esta casa vive Aura, una joven con unos ojos especiales: “esos ojos de mar que fluyen, se hacen espuma, vuelven a la calma verde, vuelven a inflamarse como una ola […] como si te ofrecieran un paisaje que sólo tu puedes adivinar y desear ”, de la cual se enamora nada más llegar, “no la sigues con la vista, sino con el oído: sigues el susurro de la falda, el crujido de una tafeta— y estas ansiando, ya, mirar nuevamente esos ojos ”. Todo, el entorno, las sombras, los candelabros, los gatos, las ratas, los sueños, los sacrificios, la sangre, ayuda a prepararnos para el misterio que poco a poco nos irá envolviendo.

Con una escueta prosa, muy bella, llena de imágenes preciosas:
prendido al susurro de su voz
se abrirá como un altar
una sonrisa turbia
nos atrapa y seduce. Será imposible que la leas una sola vez.

Una maravilla, una pequeña joya.

Mi cachico:

Habría puesto uno de los últimos párrafos, el que empieza “Acercarás tus labios...”, pero por eso de no desvelar el final, selecciono este otro:

Realizas un esfuerzo para seguir revisando los papeles. Cansado, te desvistes lentamente, caes en el lecho, te duermes pronto y por primera vez en muchos años sueñas, sueñas una sola cosa, suenas esa mano descarnada que avanza hacia ti con la campana en la mano, gritando que te alejes, que se alejen todos, y cuando el rostro de ojos vaciados se acerca al tuyo, despiertas con un grito mudo, sudando, y sientes esas manos que acarician tu rostro y tu pelo, esos labios que murmuran con la voz mas baja, te consuelan, te piden calma y cariño. Alargas tus propias manos para encontrar el otro cuerpo, desnudo, que entonces agitara levemente el llavín que tu reconoces, y con el a la mujer que se recuesta encima de ti, te besa, te recorre el cuerpo entero con besos. No puedes verla en la oscuridad de la noche sin estrellas, pero hueles en su pelo el perfume de las plantas del patio, sientes en sus brazos la piel mas suave y ansiosa, tocas en sus senos la flor entrelazada de las venas sensibles, vuelves a besarla y no le pides palabras.

CARLOS FUENTES

Panamá (Ciudad de Panamá, 1928 - Mexico D.F., 2012)

Su padre, Rafael Fuentes Boettiger, era un diplomático liberal, mientras que su madre, Berta Macías Rivas, era una mujer conservadora. De niño, Carlos Fuentes vivió en los Estados Unidos, Chile y la Argentina. A la edad de 16 años, regresa a México, a estudiar en el prestigioso Colegio de México. También estudió leyes en la Universidad Autónoma Nacional de México (UNAM).

Estudió economía en el Institu des Hautes Études Internationales en Ginebra (Geneva), Suiza (Switzerland). De joven, se hizo marxista y miembro del Partido Comunista. Se ha casado dos veces: primero con Rita Macedo, una famosa actriz mexicana, con quien tuvo una hija; después con Sylvia Lemus, con quien tuvo dos hijos.

Ha sido diplomático mexicano en Francia. Después de la masacre de estudiantes en la Plaza de Tlatelolco en 1968, Fuentes criticó mucho al gobierno mexicano, al Partido Revolucionario Institucional y, en tiempos recientes, al ex-presidente Carlos Salinas de Gortari. También ha enseñado en varias universidades: El Colegio de México y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Columbia University (Nueva York), University of Pennsylvania, Princeton University (Nueva Jersey) y Harvard University (Massachusetts). Ha recibido varios premios como el Premio Cervantes (1987) y el Premio Príncipe de Asturias (1994). Sus obras más famosas son La muerte de Artemio Cruz (1962), Aura (1962), Cambio de Piel (1967), Premio Biblioteca Breve de Novela en 1967, Terra nostra (1975) que fue Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos en 1977 y El espejo enterrado (1992), que se convirtió en un programa de televisión. Ha sido comparado con Jorge Luis Borges.

(Más información: Wikipedia, Página oficial, Biografias y vidas, Escritores.org y Club de Cultura)