domingo, 30 de enero de 2011

LA MUERTE DE ARTEMIO CRUZ de Carlos Fuentes

Edicion, 1962
Editorial: RBA
Páginas: 240

Novela de Carlos Fuentes publicada en 1962.

Los últimos momentos de la vida de un hombre poderoso, un soldado revolucionario, un amante sin amor, un padre sin familia... un hombre que traicionó a sus compañeros, pero que no pudo soportar las heridas que le infligió el destino. Carlos Fuentes nos revela los procesos mentales de un viejo que ya no es capaz de valerse por sí mismo y que se halla postrado ante la muerte inminente e indigna, pero su voluntad -que le ha otorgado una posición sobresaliente en la sociedad- se resiste a dejarse vencer. Usando una brillante técnica narrativa, que reúne en un solo texto el consciente, el subconsciente y la narración objetiva, el pasado, el presente y el futuro, Fuentes nos conduce por las entrañas de la Revolución, el sistema político mexicano y la idiosincrasia de las clases dirigentes.

LEIDO por.... Andrés:

Éste clásico de la literatura lo tenía pendiente desde hace mucho tiempo y nunca encontraba el momento. Éste ya le llegó, por fin.

Inicio un poco difícil, de los que obligan, de los que quieren al lector un esfuerzo para cobrarse el disfrute. En la narración cuesta descubrir los hechos narrados, los narradores utilizados. Cuando mezcla sin solución de continuidad, los aconteceres del padre con los de la madre y la hija, sin que haya indicios del cambio, o cuando salta en el tiempo describiendo la llegada de Artemio Cruz a Puebla, nos exige una atención adicional y nos demuestra que no es necesario recurrir a cambios tipograficos para que le lector pueda seguir la narración, como se hizo en
Los girasoles ciegos.

En este estupendo libro nos narra Carlos Fuentes la vida de Artemio Cruz que “se chingó, ¿ven?, se chingó chingando a los demás” y para el que su “único amor ha sido la posesión de las cosas, su propiedad sensual”, su relación con las cuatro mujeres en hubo en su vida: “el recuerdo de ella —la nombrarás: Regina; la nombrarás: Laura; la nombrarás: Catalina; la nombrarás: Lilia— que sumará todos tus recuerdos y te obligará a reconocerla”, y su venganza “Tratan de adivinar mi burla, esa burla final que tanto he saboreado a solas, esa humillación definitiva cuyas consecuencias totales ya no podré gozar, pero cuyos espasmos iniciales me deleitan en este momento. Quizás será éste el último calorcillo de triunfo...
1914: soldados

Para ello utiliza tres narraciones que se alternan y nos obligan a saltos en el tiempo, cambio de situación y técnica narrativa:

  • Narración objetiva, que viaja dando saltos en el tiempo, aunque el inicio de cada una de ellas viene indicada con un fecha (1941, 1919, 1913, 1924, 1927, 1947, 1915, 1934, 1939 , 1955, 1903, 1889) recorriendo la vida de Artemio Cruz, y con él, la historia de México. Lo más fácil de seguir.
  • Subconciente (asi lo llaman en las reseñas), que utiliza una técnica parecida a la que encontramos en Aura (1962): “pero en tu medio sueño, la fibra nerviosa que conducirá el impulso de la luz no conectará con la zona de la visión: escucharás el color, como gustarás los tactos, tocarás el ruido, verás los olores, olerás el gusto: alargarás los brazos para no caer en los pozos del caos, para recuperar el orden de toda tu vida, el orden del hecho recibido, trasmitido al nervio, proyectado sobre la zona correcta del cerebro, devuelto al nervio convertido en efecto y otra vez en hecho: alargarás los brazos y detrás de los ojos cerrados verás los colores de tu mente y por fin sentirás, sin ver, el origen del tacto que escuchas: las sábanas”. A veces parece un artificio excesivo.
  • Los confusos recuerdos de un agonizante Artemio Cruz: ”Allí sigue, de rodillas, con la cara lavada. Trato de darle la espalda. El dolor de costado me lo impide. Aaaay. Ya habrá terminado. Estaré absuelto. Quiero dormir. Allí viene la punzada. Allí viene. Aaaah-ay. Y las mujeres. No, no éstas. Las mujeres. Las que aman. ¿Cómo? Sí. No. No sé. He olvidado ese rostro. Por Dios, he olvidado el rostro. Era mío, cómo lo voy a olvidar.
Hay frases que se repiten a lo largo del libro, marcando una secuencia, un ritmo en la narración, que siempre es oscilante en el tiempo. “Cruzamos el río a caballo” recorre toda la novela, la mayoría antecedida por “Esa mañana lo esperaba con alegría”. También hay otra frases que se repiten, como “Me deje ir”, "Abran la ventana”, “Domine, non sum dignus...

Y el libro acaba juntando el principio, “le pegaba con la palma abierta para que llorara, llorara mientras se acercaban las botas: lloró: él lloró y empezó a vivir...” y el fin de la vida de Artemio Cruz, “Tú... mueres... has muerto... moriré.

De narración escueta y concisa, hasta en las escenas de amor:
Abrazó la falda almidonada de Regina con un grito roto, flemoso: con su primer llanto de hombre
Mujer de la vida, Regina, potranca llena de sabor, limpia hada de la sorpresa, mujer sin excusas, sin palabras de justificación.

Cronología de la historia de México:

1876 Porfirio Díaz asume la presidencia de la República, terminando su poder en 1911 y durante estos años solo fue interrumpido su poder dos veces, durando en total 30 años al frente del poder del país.
1892 – 1896 Estando Porfirio Díaz como Presidente, se construyeron más de 20,000 Km. de vías férreas en el país, así también se construyó la red telegráfica.
1910 Francisco I. Madero funda el partido Antireeleccionista en contra de Díaz y se postula a la presidencia para las elecciones de 1911.
1910–1917 Revolución
1910 Francisco I. Madero promulga un plan revolucionario llamado Plan de San Luis, donde desconoce a Porfirio Díaz como presidente e insita a la población a levantarse en armas el 20 de noviembre.
1911 Emiliano Zapata promulga el Plan de Ayala a fin de que para que se les restituyeran las tierras a los indígenas.
1913 Victoriano Huerta traiciona a Madero a lo que se le llama "Decena Trágica", por lo que Madero es aprendido y asesinado.
1913 – 1914 En contra de Huerta, Francisco Villa y Venustiano Carranza realizan levantamientos en el norte y Emiliano Zapata en el sur.
1915 Venustiano Carranza obtiene la presidencia,
1917, 5 Feb Se proclama la nueva Constitución de 1917.
1920 Venustiano Carranza, asesinado durante su huida el 21 de mayo de 1920.
1920 Adolfo de la Huerta quedó como presidente interino hasta las elecciones de noviembre
1920, nov Obregón fue elegido presidente en las elecciones
1926 El presidente Plutarco Elías Calles lanza un decreto llamado "Ley de Calles", donde se le quitaron derechos a la Iglesia, lo que desató la Guerra cristera que terminó en 1929.
1929 Se funda el partido oficialista revolucionario, que desde 1946 pasa a llamarse PRI (Partido Revolucionario Institucional).
1934 Lázaro Cárdenas llega a la presidencia (1934 a 1940)
1938 Lázaro Cárdenas: Expropiación petrolera
1940 Manuel Ávila Camacho presidente de México
1946 Miguel Alemán Valdés nuevo presidente
1952 a 1958 Adolfo Ruíz Cortines presidente
1919: Cadaver de Emiliano Zapata

Algunas palabras o expresiones que me han gustado, han sido:
  • venadear (cazar)
  • de estómago (boca abajo)
  • tenebrosear
  • abufandarse, embufandarse.
Palabras recuperadas:
  • matacaballo
  • chiflar (silvar)
Mi cachico:

El indio gimió. Él se acercó al rostro cobrizo recargado contra la cabecera de piedra de esa banca desnuda que servía de cama y asiento. Su mejilla se detuvo junto a la de Tobías y por primera vez, con una fuerza que lo obligó a retirarse, sintió la presencia de ese rostro que nunca había sido más que una plasta oscura, parte de la tropa, más reconocible en la integridad nerviosa y rápida de su cuerpo guerrero que en esta serenidad, este dolor. Tobías tenía un rostro: él lo vio. Centenares de rayas blancas —rayas de risa y enojo y ojos guiñados contra el sol— recorrían las esquinas del párpado y cuadriculaban los anchos pómulos. Los labios gruesos y prominentes sonreían con dulzura y en los ojos pardos, angostos, había algo semejante a un pozo de luz turbia, encantada, dispuesta.
—Verdad que has llegado —dijo Tobías en su lengua, aprendida por el capitán en el trato diario con las tropas de la sierra sinaloense.
Apretó la mano nervuda del yaqui.
—Sí, Tobías. Más vale que sepas una cosa: nos van a fusilar.
—Así ha de ser. Igual harías tú.
—Sí.

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