sábado, 2 de octubre de 2010

AURA de Carlos Fuentes

Edicion, 1994
Editorial: Alianza Cien
Páginas: 61

La historia está situada en el año 1961 en la Ciudad de México. Esta obra de Carlos Fuentes, es considerada como una de las más importantes de este novelista y una de las mejores de la narrativa mexicana del siglo XX. Fue publicada en México en 1962, mismo año en que se publicó otra popular novela del mismo autor, La muerte de Artemio Cruz. Ambas forman parte del fenómeno literario conocido como Boom latinoamericano, que tuvo lugar entre las décadas de 1950 y 1970 en toda América Latina.

La historia comienza cuando Felipe Montero, un joven historiador inteligente y solitario que trabaja como profesor con un sueldo muy bajo, encuentra en el diario un anuncio que solicita un profesional de sus cualidades para un trabajo con un muy buen sueldo. El trabajo, en la calle Donceles 815, consiste en organizar y escribir las memorias de un coronel francés. En dicha casa habitan la viuda del coronel, Consuelo Llorente, y su sobrina Aura. La novela transcurre alrededor de Aura, dueña de unos impresionantes ojos verdes y una gran belleza, y su extraña relación con su anciana tía. Felipe se enamora de Aura y quiere llevarsela de allí. Al adentrarse en las fotografías y escritos del coronel y la viuda, Felipe pierde el sentido de la realidad y encuentra una verdad que supera la fantasía.

Además de la edición que reseño, Alianza Editorial tiene publicado una recopilación de novelas cortas y relatos con el título Cuerpos y ofrendas, que incluye Aura.

LEIDO por.... Andrés:

Me llegaron noticias de esta gran novelica, el diminutivo por el tamaño, en algún artículo sobre novelas cortas, creo recordar, y conociendo a Carlos Fuentes me animé a buscarla.

Ya la forma en que está narrada:
Lees y relees el aviso
Recoges tu portafolio
El olor de la humedad, de las plantas podridas, te envolverá
Levantaras los ojos, que habías mantenido bajos
en segunda persona, nos hace colocarnos de una manera diferente ante esta historia, como si fuéramos nosotros los protagonistas.

La acción se desarrolla en una casa, casi completamente a oscura “buscas en vano una luz que te guíe”, salvo la recámara donde va a alojarse el protagonista. Y en esta casa vive Aura, una joven con unos ojos especiales: “esos ojos de mar que fluyen, se hacen espuma, vuelven a la calma verde, vuelven a inflamarse como una ola […] como si te ofrecieran un paisaje que sólo tu puedes adivinar y desear ”, de la cual se enamora nada más llegar, “no la sigues con la vista, sino con el oído: sigues el susurro de la falda, el crujido de una tafeta— y estas ansiando, ya, mirar nuevamente esos ojos ”. Todo, el entorno, las sombras, los candelabros, los gatos, las ratas, los sueños, los sacrificios, la sangre, ayuda a prepararnos para el misterio que poco a poco nos irá envolviendo.

Con una escueta prosa, muy bella, llena de imágenes preciosas:
prendido al susurro de su voz
se abrirá como un altar
una sonrisa turbia
nos atrapa y seduce. Será imposible que la leas una sola vez.

Una maravilla, una pequeña joya.

Mi cachico:

Habría puesto uno de los últimos párrafos, el que empieza “Acercarás tus labios...”, pero por eso de no desvelar el final, selecciono este otro:

Realizas un esfuerzo para seguir revisando los papeles. Cansado, te desvistes lentamente, caes en el lecho, te duermes pronto y por primera vez en muchos años sueñas, sueñas una sola cosa, suenas esa mano descarnada que avanza hacia ti con la campana en la mano, gritando que te alejes, que se alejen todos, y cuando el rostro de ojos vaciados se acerca al tuyo, despiertas con un grito mudo, sudando, y sientes esas manos que acarician tu rostro y tu pelo, esos labios que murmuran con la voz mas baja, te consuelan, te piden calma y cariño. Alargas tus propias manos para encontrar el otro cuerpo, desnudo, que entonces agitara levemente el llavín que tu reconoces, y con el a la mujer que se recuesta encima de ti, te besa, te recorre el cuerpo entero con besos. No puedes verla en la oscuridad de la noche sin estrellas, pero hueles en su pelo el perfume de las plantas del patio, sientes en sus brazos la piel mas suave y ansiosa, tocas en sus senos la flor entrelazada de las venas sensibles, vuelves a besarla y no le pides palabras.

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