miércoles, 15 de septiembre de 2010

TOM JONES de Henry Fielding

Traducción: G. Sans Huelin

Edicion 2009
Editorial: Espasa
Páginas: 701

Esta novela de Henry Fielding fue publicada en 1749.

La historia de Tom Jones, el expósito , nombre completo tal como fue publicada la primera vez, es una novela picaresca meticulosamente construida, planificada y ejecutada. El principal objetivo de su autor fue el de presentar la multiplicidad del mundo y de la naturaleza del hombre, describiendo una sociedad rica en contradicciones, hipócrita y llena de injusticias.

Se la considera su obra maestra, deudora del Quijote, y una de las mejores novelas de la literatura inglesa.

Tom Jones es un retrato vivo de la humanidad, de sus vicios y sus virtudes, de la vida y el comportamiento de los hombres y mujeres en la sociedad. Aquí hallará el lector la bondad y la picardía, el amor, la envidia, los celos, lo ridículo y lo sublime, lo cotidiano y lo maravilloso, el diálogo dramático y los raptos líricos. Si es sensible quizá se emocione en algún momento, pero también sonreirá con frecuencia, incluso tal vez se ría mucho con las peripecias de un protagonista apuesto, gentil, valiente y mujeriego.

Es ésta la historia de un niño expósito, hallado, como por casualidad, en la cama de un viudo rico y bondadoso que decide hacerse cargo de la criatura y de educarlo como a un hijo propio. Al llegar a la adolescencia, se convierte en un muchacho rebelde, pendenciero, imprudente; aunque noble, varonil y magnánimo. Por su mal comportamiento, y por las insidias que otros vierten sobre él, Mr. Allworthy, que así se llama el rico caballero que lo había protegido, se ve impelido a expulsarlo de casa. Para entonces, Tom se había enamorado de Sophia Western, hija de un terrateniente de la vecindad, y destinada a casarse con el heredero de Mr. Allworthy, su sobrino Blifil. Tom acepta el castigo y abandona la casa acompañado de Patridge, maestro de escuela. Juntos se enfrentan al camino de la vida en su marcha hacia Londres donde les ocurren multitud de aventuras. Sophia también huye a Londres para evitar que la obliguen a casarse con Blifil, a quien no ama. Aquí se enfrenta a los peligros y frivolidades de la vida londinense pero logra superarlos. Tras deshacer muchos entuertos los dos jóvenes amantes logran un final feliz.


LEIDO por.... Andrés:

Magnífico novelón.

Melodrama de altura: un libertino encantador, una bella enamorada, infidelidades, traiciones, amores no correspondidos, confabulaciones, enredos, sorpresas, lágrimas, cárcel, etc, aderezado con un humor hilarante. ¡Se pude pedir más!

Para que rápidamente captemos el espíritu del libro, en el primer capítulo, utilizando el símil del dueño de una casa de comidas, Fielding nos indica que nos antepone, a los lectores, “no solo una lista general de platos a todo nuestro festín, sino que daremos al lector cuenta detallada de cada entrada que se ha de servir en este libro”: además de un índice que nos indica los títulos de los 18 capítulos, los más con títulos tan curiosos y poco ilustrativos como: “Abraza doce horas”, cada capítulo lo encabeza con una descripción parecida a las del Quijote, pero mucho más jocosas. Valga de muestra, un botón:
“Que contiene asunto tan grave que el lector no encontrará ocasión de reír una sola vez en todo el capítulo, a no ser que, por ventura, quiera reírse del autor.

El menú de la obra, dice, trata de la Naturaleza humana, y nos avisa que aunque este plato es muy común, “todo consiste en el arte de guisar el autor”.

Durante la narración, el diálogo con el lector es permanente, nos llega a llamar sagaz lector, en tono jocoso las más de la veces, como cuando nos dice:
Como está es una de esas observaciones profundas que puede suponerse que muy pocos lectores pueden hacer por sí mismos, he considerado adecuado prestarles mi ayuda, pero este es un favor que no prodigaré en el curso de mi obra. Realmente, rara vez se lo concederé, a no ser en casos como este, en los que solo la inspiración con que estamos dotados los escritores puede capacitarnos para hacer tal descubrimiento.

Asombra cuando se permite darnos “una receta para conquistar de nuevo el cariño perdido de una esposa, que nunca se ha sabido que fracase en los casos más desesperados.”, sobre todo cuando la lógica nos dice, sin haberla probado claro, que no puede fallar.

En continuo charlar con el lector, nos explica como va a tratar la secuencia el tiempo, y nos dice: “El lector no deberá, pues, sorprenderse si en el curso de este trabajo encuentra muy cortos algunos capítulos y otros en cambio muy largos, abarcando algunos el espacio de un solo día y comprendiendo otros varios años, en pocas palabras, si mi historia a veces parece estancarse, y otras veces, volar”, para más tarde decirnos que tiene en cuenta: “el bien y la ventaja para nuestro lector” y “le evitamos malgastar su tiempo” sino que además, “le damos la oportunidad de emplear su sagacidad rellenando esos espacios de tiempo con sus propias conjeturas, para cuyo fin le hemos autorizado en las páginas precedentes.

Tenía el protagonista un futuro tan negro que “Era la opinión universal de toda la familia del señor Allworthy [su padre putativo]” que Tom Jones “nació para ser ahorcado”.

En el capítulo titulado: “En el que hace su aparición en escena el propio autor”, después de explicarnos algunos sucesos de la historia y darnos algunos consejos, nos dice: “Y como no podía hacer que alguno de mis personajes dijera estas palabras, me he visto obligado a decirlas yo.

Nos narra una historia dramática, que en otro autor podría llegar a ser un melodrama, pero que el autor nos salpica de continuas notas de humor: “Pero puesto que se trata de la heroína ideada para esta historia, una señorita a la que tenemos en gran estima y de quien muchos de nuestros lectores probablemente se enamorarán, no resulta adecuado en modo alguno que haga su aparición al final de un libro”, y así finaliza el libro III.

Si acaso alguien considera necesario aliviar la obra, saltando los capítulos iniciales de cada libro, por ejemplo, de los cuales se puede prescindir sin perder nada de la historia, no debe tener problemas, ya que el mismo autor nos autoriza: “el lector puede prescindir de estas partes, en las que reconocemos nuestra laboriosa pesadez, y comenzar cada uno de los libros siguientes por el segundo capítulo.

Curiosamente, el Londres que nos presenta, dista mucho del que cien años más tarde nos presentará Charles Dickens (1812 – 1870). Oliver Twist se publicó entre 1837 y1839.

Resumiendo, una gozada.


Mi cachico:

Decid, pues, vosotras las Gracias, que habitáis las mansiones celestiales y conocéis bien las artes de encantar, decid cuáles fueron las armas usadas para cautivar el corazón de Jones. En primer lugar, de dos ojos azules adorables, cuyas pupilas lanzaban relámpagos, salió una mirada penetrante que, por suerte para nuestro héroe, solo se clavó en el trozo de buey que Jones se estaba sirviendo y se disipó sin causar daño. La rubia guerrera se dio cuenta de su fracaso e inmediatamente extrajo del fondo de su pecho un suspiro mortífero. Un suspiro que nadie podría haber escuchado sin conmoverse y que habría sido suficiente para enamorar a una docena de galanes. Fue tan dulce y tan tierno que habría ganado el corazón de nuestro héroe si el sonido de su garganta al tragar no lo hubiese impedido. Muchas otras armas ensayó, pero el dios de la comida (si existe semejante deidad, pues no estoy seguro de ello) defendió a su adorador. O quizá no sea dignos vindice nodus, y la seguridad presente de Jones podría explicarse por medios naturales, pues así como el amor preserva frecuentemente de los ataques del hambre, es posible que el hambre pueda en algunos casos defendernos del amor.

Enrabiada con sus fracasos continuados, la rubia mujer determinó un cese de hostilidades. En el ínterin se dedicó a dejar expeditos todos los artificios de género amoroso para renovar el ataque una vez concluida la comida. Apenas quitaron el mantel reanudó sus operaciones. Primero lanzó a Jones una mirada de soslayo muy intensa, y aunque parte de su fuerza se perdió en el camino, no dejó de causar algún efecto en nuestro héroe. Dándose cuenta de esto la seductora, apartó sus ojos al instante y miró hacia abajo, como si se avergonzase de lo que había hecho. Al momento levantó su mirada, que ya había empezado a cautivar al pobre Jones, y descargó sobre él una sonrisa insinuante. No una sonrisa de alegría o de gozo, sino una sonrisa de simpatía, de esas que la mayoría de las damas tiene siempre a su disposición y que les sirve para mostrar al mismo tiempo su buen humor, sus lindos hoyuelos y sus blancos dientes.

Esta sonrisa la recibió nuestro héroe, y en el acto quedó conmovido con su fuerza. Comenzó a percatarse entonces de los designios del enemigo y a sentir sus éxitos. Se inició luego una conferencia entre las dos partes, durante la cual la rubia ladina continuo su ataque de un modo tan disimulado que casi había sometido el corazón de nuestro héroe antes de entregarse a nuevos actos de hostilidad. Para ser sincero, temo decir que Jones mantuvo una especie de defensa a la holandesa y que entregó sus fuerzas sin tener en cuenta su lealtad para con Sophia. En pocas palabras, tan pronto como concluyó la conferencia amorosa, cuando la dama ya había dejado al descubierto la batería principal dejando caer su pañuelo, el corazón de Jones se rindió y la conquistadora gozó de los frutos usuales de la victoria.

En este punto las Gracias creen conveniente concluir su descripción y nosotros juzgamos adecuado poner fin al capítulo.

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