lunes, 21 de junio de 2010

EL FIN DEL MUNDO Y UN DESPIADADO PAÍS DE LAS MARAVILLAS de Haruki Murakami

Traductora: Lourdes Porta

Segunda novela de Murakami, publicada en Japón en 1985 y en España en 2009.

La novela se compone de dos historias que tienen lugar en sendos escenarios. Por un lado, una ciudad amurallada conocida como "el fin del mundo"; y por otro, una futurista ciudad de Tokio que es denominada "el país de las maravillas". En la primera de las historias, el protagonista es un recién llegado a la ciudad, donde ha sido desposeído de su sombra. Mientras mantiene relaciones con algunos de los habitantes de la ciudad (un guardián, una bibliotecaria y un militar retirado), trata de entrevistarse con su sombra, que le advierte de la necesidad de escaparse de allí. En la segunda de las historias, el protagonista es un informático que es contratado por un excéntrico científico que vive en el subsuelo de la ciudad, espacio amenazado por unas siniestras criaturas llamadas tinieblos. El científico convence al joven técnico para que le ayude en sus investigaciones sobre la manipulación de la conciencia, todo ello en medio de una encarnizada lucha por el control de la información entre El Sistema (organismo gubernamental) y los llamados "semióticos" (sociedad al margen de la ley).

Novela aderezada con imaginativas tramas y personajes excéntricos, destila un lirismo contenido y un sutil sentido del humor. Sólo Murakami, con su insondable habilidad para trazar la cartografía de la desazón, podía combinar cyberpunk, novela negra, relato fantástico y reflexión moral a un ritmo trepidante, para devolvernos a un mundo de desolación, ternura e identidades ambiguas.


LEIDO por.... Andrés:

Había leido varias obras de Murakami, Tokio Blues, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo y Kafka en la orilla, y todas me habían gustado, así que me decidí a leer esta también, ignorando que había sido publicada con anterioridad.

Sorprende al principio la temática, novela de fantasía, ciencia ficción e intriga, todo junto, aunque me gustan los tres géneros. También me gusta la forma en que está escrita, pero lara mi es diferente a los otros libros del autor, es menos “murakami” podríamos decir, quizá porque es de sus primeros libros, anterior a los mencionados. Es el que menos me gusta de todos sus libros, sin duda.

Empecé a leerla y no me atrapaba como sus otras novelas, pero algo me impedía abandonarla, cuando soy tan propenso, actualmente, ha hacerlo. Me parece una obra irregular, de los dos mundos en que se desarrolla la acción, el País de las Maravillas me parece francamente inferior al otro, quizá por lo increíble del argumento y por la trama y fundamento tan confuso e indefinido. El recurso de los tres circuitos cerebrales parece demasiado forzado y mal descrito, así como las intrigas entre el Sistema, los tinieblos y los semióticos. Especialmente artificioso resulta la acción en el túnel y la confesión del profesor.

Lo mejor para mi, lo que me parece mas “murakami”, es la relación entre el protagonista y la bibliotecaria, o incluso con la “joven gordita”. De las dos tramas, ambas en primera persona, mejor la más fantasiosa, la del Fin del Mundo, curiosamente la menos “murakami”.

A lo largo de la novela múltiples referencias a la literatura y a la música, sobre todo occidental. Especial presencia de la música de Jazz, por algo tuvo un club de Jazz, y a Bob Dylan.

Afortunadamente las mejores páginas están al final, por lo que te deja buen sabor de boca.

Mi cachico:

“-¿Porque te divorciaste? -me preguntó.
-Porque, cuando íbamos en tren, nunca me dejaba sentar junto a la ventanilla -dije.
-Es broma, supongo.
-Esto sale en una novela de J.D. Salinger. La leí cuando iba al instituto.
-¿Que pasó? Ahora en serio.
-Es muy simple. Ella se fue un verano, hace cinco o seis años, y ya no volvió.
-¿ Y no habéis vuelto a veros?.
-No -dije llenándome la boca de cerveza y bebiéndomela poco a poco-. NO había ninguna razón para que nos viéramos.
-¿La vida de casados no iba bien?
-Iba muy bien -dije contemplando la lata de cerveza que sostenía en la mano-. Pero eso no tiene mucho que ver con el fondo de la cuestión. Dormíamos en la misma cama,pero, al cerrar los ojos, estábamos solos. ¿Entiendes lo que quiero decir?.”

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