miércoles, 16 de junio de 2010

LOS MISERABLES de Victor Hugo


Edición: 2008
Editorial:
Barcelona : BackList
Páginas:1262
Traductor: Nemesio Fernández Cuesta (La primera traducción que se hizo en castellano en 1862. Se ha regularizado la acentuación, la puntuación y la ortografía según las normas actuales).

Jean Valjean es un ex-presidiario. Cuando llega al pueblo de D., rumbo a su pueblo natal y presenta su pasaporte -en el que figura como ex-reo y ''hombre peligroso''- en el ayuntamiento, nadie se digna acogerle y a darle de comer, salvo don Bienvenido, el párroco. Traicionando a su protector, Valjean le roba la cubertería de plata, pero le detienen en los alrededores, llevándole frente al párroco. Don Bienvenido decide no denunciarle, pero le arranca una promesa: usar lo que ha tomado para hacerse un hombre de bien.

En la historia de la literatura Los miserables ocupa un lugar privilegiado. Quizás porque Victor Hugo no sólo se ocupó de narrar, como habían hecho los que le precedieron, sino que también buscó voluntariamente un modelo que pudiera ser considerado como nove­la total, entendida como un género literario adecuado para poder decirlo todo de todo; un género, en conclusión, a la medida del hombre y el mundo moderno.

Calificada por Tolstoi como la mejor novela francesa, por delante de Una vida de Guy de Maupassant

LEIDO por.... Andrés:

Los Miserables está unido en mi mente al musical del mismo nombre del mismo nombre (estrenada en París en 1980 por el compositor Claude-Michel Schönberg con libreto de Alain Boublil) que vi en Madrid el 27 de diciembre de 1992 y que estoy dispuesto a ver otra vez cuando lo repongan, como parece que va suceder. Esta lectura es un efecto secundario, con retraso, mucho desde luego, de aquella magnífica experiencia. Si además unimos la declaración de Tolstoi, no me quedaba más remedio que leerla.

Novela muy larga, 1.200 páginas, escrita estupendamente, pero que resulta un poco pesada en algunos pasajes, sobre todo en algunas explicaciones sobre acontencimientos, cavilaciones de los personajes o cuando el autor se pone pedagógico, por lo que tuve que seguir el consejo que Rosa Montero nos da en su artículo Las páginas tediosas de 'La montaña mágica': ” No hay que temer a los clásicos, hay que sumergirse en ellos y saltarse sin prejuicios los fragmentos que nos aburran

Un argumento melodramático, especialmente el final, en el que se fuerzan las coincidencias para que los mismos personajes se encuentren en distintos escenarios a través de la novela, nos hace disfrutar con las visicitudes del protagonista Jean Valjean y su eterno perseguidor Javert.

Victor Hugo en su idea de su novela integral, aprovecha para enviarnos algunos mensajes sociales, como por ejemplo “Se dice que la esclavitud ha desaparecido de la civilización europea y es un error. Existe todavía; sólo que no pesa ya sino sobre la mujer, y se llama prostitución.”, completamente válidos hoy día.

No hace un uso frecuente del humor, pero no deja de tener destellos verdaderamente brillantes: “Enterróse a Fantina en las tinieblas, entro los primeros huesos que se vieron; pasó por la promiscuidad de cenizas; fue arrojada a la fosa pública. Su tumba fue como su cama.”, (fue prostituta) o también: “Creía muy poco en Dios” y “Su juventud, liando el petate antes de tiempo, se retiraba en buen orden, riendo y llena de estusiasmo.

Sintiendo contradecir a Tolstoi, lo que sin duda es una osadía, yo no la calificaría como la mejor novela francesa. Habrá que leer Una vida de Guy de Maupassant

Mi cachico:

“Para abreviar: la barricada había luchado como una puerta de Tebas; la taberna luchó como una casa de Zaragoza. Semejantes resistencias son feroces. Nada de cuartel. Nada de capitulación. Se quiere morir con tal de matar. Cuando Suchet dice:
- Capitulad.
Palafox responde:
- Después de la guerra del cañón, la del cuchillo.
Nada faltó a la toma por asalto de la taberna de Hucheloup; ni los adoquines lloviendo de la ventana y el tejado de los sitiadores, y exasperando a los soldados con aplastamientos horribles; ni los disparos desde las cuevas y buhardillas; ni el furor del ataque; ni la rabia de la defensa; ni al fin, cuando cedió la puerta, la frenética demencia del exterminio.”

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