viernes, 27 de agosto de 2010

LOS CRISTIANOS de Jesús Mosterín



Primera reimpresión 2010
Alianza Editorial
495 pag.

La HISTORIA DEL PENSAMIENTO de Jesús Mosterín está integrada por libros monográficos autónomos, que se caracterizan por la frescura de la mirada, el enfoque interdisciplinar, la relevancia actual, la lucidez del análisis y la claridad de la exposición. En su conjunto, la serie ofrece una panorámica única y completa de la evolución de las ideas filosóficas, religiosas, científicas y políticas, situadas en su contexto social. El volumen dedicado a LOS CRISTIANOS –que puede leerse con provecho junto con el dedicado en esta misma serie a Los judíos – aporta al lector curioso y al estudiante una visión global, actual, objetiva y crítica del desarrollo del cristianismo, movimiento insoslayable que ha marcado con su impronta la cultura y el pensamiento occidentales de los dos últimos milenios.

Contiene Notas y Bibliografía por capítulos e Índice onomástico.

LEIDO por.... Andrés:

Para los que solo hemos conocido la visión oficial del catolicismo, este libro, coincido en que es objetivo y crítico, resulta tremendamente esclarecedor de lo que ha sido la historia de esta religión. Quizá no sea la verdad absoluta, seguro que no lo es, ninguna los es, pero seguro que se acerca más a la verdad, única y absoluta, que nos enseñaron desde muy pequeños.

El libro, magnífico y muy interesante por lo que desvela, se inicia con un prólogo que define bastantes de los puntos programáticos que luego desarrollará a lo largo del libro.

Su punto de arranque es bastante contundente: “Así, la vida del Jesús histórico acabó en el más rotundo fracaso, incomprendido y abandonado por sus familiares, paisanos, seguidores y discípulos, entregado como un facineroso a las autoridades romanas y ejecutado del modo más oprobioso, como un bandido cualquiera.

Realiza un recorrido histórico desde el nacimiento de Jesús hasta nuestros días, incidiendo en los hechos más significativos y determinantes, explicando el pensamiento y creencias de cada momento y de cada variante, descubriendo las contradicciones, inconsistencias, falsedades y faltas de fundamento. Realiza también una revisión de los principales pensadores cristianos, resultando, cuando entra a comentar sus doctrinas o teorías, un poco difícil de seguir. Pero entonces nos tenemos que acordar lo ya dicho con anterioridad.....

Especial relevancia concede a la figura de Pablo de Tarso. Muerto Jesús, surgieron dos facciones, la jesusita, ubicada en Jerusalén y fiel a la tradición judía, y la paulina, seguidores de Pablo de Tarso, que fue creando las bases de la nueva religión. ”La rebelión de los zelotes, entre los años 66 y 70, y la de Bar Kojbá, en 132, y la consiguiente y cada vez más implacable represión romana, llevaron a la aniquilación física de los jesusitas, dejando intacta a la segunda, que a partir de entonces tuvieron vía libre para adaptar las creencias a la necesidades de su expansión.

Todas las ideas introducidas por Pablo, la divinidad de Jesús, la redención de pecado ancestral mediante la muerte de Jesús, su resurrección, la eucaristía, etc. permite decir que “Pablo fue el auténtico fundador del cristianismo”.


Es, en fin, una visión detallada de la historia de cristianismo y de sus pensadores, con suficiente detalle hasta la Reforma de Lutero y la contrareforma consiguiente. A partir de entonces dos pinceladas son suficientes, ya que, como indica el autor, “la religión cristiana lleva dos siglos desacoplada del pensamiento (filosófico, científico, antropológico, político y económico) vivo de nuestro tiempo y ya no genera ideas interesantes

Mi cachico:

Cuando Napoleón, extrañado, preguntaba al físico Pierre-Simón Laplace (1749-1827) como era que la palabra 'Dios' no aparecía en los cinco tomos de su gran obra Mécanique Celeste (Mecánica celeste), Laplace se limitaba a responder:«Señor, en mi sistema no he tenido necesidad de esa hipótesis». La agitada vitalidad religiosa de los siglos XVI y XVII ¡, con sus iluminados, sus hogueras y sus guerras de religión había dado lugar, en le siglo XVIII, al enfriamiento mental y el escepticismo característicos de la Ilustración. Dios ya no era el señor de los ejércitos, los pecados y los infiernos. Dios era una mera hipótesis, que la mayoría de los científicos ya no consideraban necesario introducir en sus explicaciones del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario