miércoles, 18 de mayo de 2011

FIN de David Monteagudo

Edición, 2009
Editorial: Acantilado
Páginas: 350

Esta novela de David Monteagudo se publicó en 2009.

Un grupo de antiguos amigos, que ya no tienen nada en común excepto un turbio episodio del pasado, se reúne en un refugio de montaña para pasar un fin de semana. La reunión sigue fielmente el guión habitual de estos casos, pero, en plena celebración, un acontecimiento externo alterará por completo sus planes. Sometidos a una creciente presión, cada individuo interpretará los acontecimientos según sus particulares obsesiones; y entre confesiones y rencillas largamente incubadas se irá recomponiendo un esquema sórdido e intrincado de las relaciones que los habían unido en el pasado, todo ello bajo la sombra de una amenaza cada vez más cercana y palpable.

LEIDO por.... Andrés:

Estaba en mi lista y tratándose de un escritor actual, no era cuestión de dejarlo pasar.

El autor crea una situación en la cual los personajes se verán enfrentados a reaccionar, cada uno de acuerdo con su idiosincrasia, sin duda para que sirva de analogía de otras situaciones más reales a las cuales nos podemos ver enfrentados nosotros, pero la parábola me ha resultado distante, quizá porque los elementos de intriga que utiliza el autor para mantener nuestro interés, tienen más fuerza que el supuesto mensaje que quiere que captemos.

Sin embargo, esta situación me ha parecido un artificio, gratuito para el autor puesto que ni siquiera da un explicación de los sucedido, en el cual forzar a unos personajes, todos creíbles y que evolucionan perfectamente según avanza la trama y la situación se tensa. Lástima que no se le ocurriera otra situación en la cual el lector lo sintiera como parte de la historia

La novela se lee muy bien, con facilidad, ya que está escrita con abundantes y buenos diálogos, las conductas de los personajes correctas, excesivamente templadas para las situaciones a que son sometidos y que requerirían, según mi entender, algo más dramático, por lo menos en alguno de ellos, para que no resulten demasiado homogéneos. A falta de diferencias sustanciales entre las personalidades de los personajes, las situaciones de cada uno de ellos, diferentes lógicamente, ayudan a diferenciarlos.

Al final me quedó la sensación de que me habían engañado. No se si me atreveré con lo siguiente de este autor.

Mi cachico:

-Chsssst, ¡callad un momento!
-¿Qué pasa?
-¡Que os calléis!
-Pero ¿qué pasa?
-Nada... nos quiere asustar.
-Pues lo tiene muy fácil. Por lo menos conmigo.
-Pero ¡¿queréis callaros?!
El silencio se impone sobre el grupo como una presencia más, como si el airese hubiera vuelto de golpe más denso y llenara -o al menos ahora existiera la conciencia de
ello- cada rincón, cada intersticio, cada pliegue entre la ropa y los sacos de dormir, entre éstos y el suelo. El silencio es total; se escucha hasta el más mínimo roce, el menor movimiento

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