domingo, 19 de junio de 2011

VICIO PROPIO de Thomas Pynchon

Traducción: Vicente Campos
1ª Edición, 2011
Tusquets Editores
Páginas: 422

Esta novela de Thomas Pynchon se publicó en 2009.

Se llama Sportello, Doc Sportello, y es un detective privado un tanto peculiar en el colorista Los Ángeles de finales de los años sesenta. Hacía ya tiempo que Doc no veía a su ex, Shasta, seductora femme fatale, cuando ésta recurre a sus servicios porque ha desaparecido su nuevo amante, un magnate inmobiliario que había visto la luz del buen karma, un tanto distorsionada por el ácido, y quería devolver a la sociedad todo lo que había expoliado. Sportello se ve enredado entonces en una intriga en la que los escrúpulos chispean por su ausencia y cuya trama es casi la de una novela negra clásica. A partir de ahí, Thomas Pynchon pergeña un retrato desbocado de una California poblada por surfistas embriagados de la mitología de las olas gigantes, combatientes de Vietnam o agentes del FBI reconvertidos en hippies, pandillas carcelarias, la escabrosa sombra de Charlie Manson y sus acólitas, una brutal organización secreta de dentistas, polis corruptos, una protointernet o bellas masajistas de sexualidad ambigua. Todo sazonado con diálogos y guiños hilarantes, al ritmo de una frenética banda sonora que sirve de réquiem psicodélico por una época que pudo ser y no fue.

LEIDO por.... Andrés:

Nos encontramos ante la última obra de Thomas Pynchon y, según acuerdo de casi todos los críticos y lectores, la menos pynchoniana. Quiero decir con esto que es la más lineal y sencilla de todas y, por lo tanto, la más asequible. Si alguien quiere saber si le gustará este autor, que empiece con esta. Si le gusta.... ¡al agua patos!

Parece una novela negra tradicional y así comienza, pero, como en todo libro de Pynchon, lo más interesante son los aditamentos, la forma de narrar, las cosas que nos cuenta, el “viaje”, nunca mejor entrecomillado, por una California de fumetas y drogatas, canutos, música surf y jazz (para mi la mayoría desconocida), hippies, pantalones patas de elefante, películas, coches de época, “hippyfanías”, policías corruptos y mucho más.


DeSoto Firedome Hardtop 1956, de la película Vertigo

Se trata de las aventuras del detective más “chachi” e inusual del género, “un ejemplar único de cabrón blanco loco”. Drogata y maestro del disfraz. Ya su oficina nos hubiera llamado la atención, “El rótulo de su puerta rezaba LSD INVESTIGATIONS; y LSD significaba «Localización, Seguimiento ... Detección»", todo un anticipo de las drogas que aparecen a mansalva, y dentro, si el humo de los porros nos lo permiten, veríamos que “En la oficina de Doc había un par de bancos alargados de respaldo alto revestidos de un plástico fucsia almohadillado, colocados uno frente al otro a ambos lados de un mesa de formica de un agradable verde tropical. […] Era acogedor. La superficie de la mesa se extendía entre ambos estaba salpicada de guías telefónicas, lápices, fichas de siete y medio por doce y medio en cajas y sueltas, mapas de carreteras, ceniza de cigarrillos, un transistor, pinzas de colillas, y una Olivetti Lettera 22Reaparecen sus acrónimos jocosos:
  • RUMORES (Red Universal de Marujadas O Rollos de Surfistas) 119
  • BRUP (Brigadas Revolucionarias de Usuarios de Pipas de maría)

El título, que en alguna página se cuestionaban sobre lo acertado de su traducción:
Era como encontrar la puerta al pasado sin vigilancia, sin ningún prohibido el pasao porque no hacía falta. Incrustado en el acto del regreso, al final estaba este reluciente mosaico de dudas. Algo como lo que a los colegas de Sauncho en los seguros marítimos les gustaba llamar vicio propio.
-¿Es como el pecado original? -se pregunto Doc.
-Es lo que no se pude evitar -dijo Sauncho

Descripciones alucinantes, con el esperado socarrón humor de Pynchon:
"-¡Hola, Bigfoot! ¿Qué, has salido a cargarte muchos negros últimamente? -No..., no, estaba casi seguro de que lo que preguntó en voz alta fue-: ¿Alguna novedad en el caso de Bel Air?"
Después de esa -supuso- prueba, las misiones fueron haciéndose cada vez más exigentes: la preparación a vecen incluía la lectura de Herbert Marcuse y del presidente Mao e incluso comprender los textos
más vale que os andéis con cuidado porque lo que soy es...., es como una perla del Oriente de pequeño diámetro rodando por el suelo de capitalismo tardío, es posible que cabrones de todos los niveles de ingresos me pisen de vez en cuando, pero si lo hacen serán ellos los que resbalarán y caerán y un buen día se partirán la crisma, mientras que la vieja perla seguirá rodando

¡Otra maravilla!

Mi cachico:

-¡Mal rollo! -¿Tendría razón Shasta? Doc debió de parecer bastante deprimido. Shasta se acercó y lo rodeó con los brazos.

-Lo siento, estaba sobreactuando. Me encantan las bromas pesadas, no puedo resistirme.

-¿Crees que por eso me estoy matando por encontrar un modo para que Coy se libre de esa gente? Aunque no pueda hacerlo solo. Porque no puedo...

-Courage, mi querida Margarita Gautier..., todavía estás muy lejos de convertirte en carnaza del LAPD. -No había estado mal como comentario consolador, pero no impidió que Doc empezara a darle vueltas a esa posibilidad.

Salieron más tarde, el viento arrastraba una lluvia ligera, mezclada con la espuma salada que se elevaba como una pluma de las olas. Shasta paseó despacio hasta la playa y luego por la arena húmeda, su nuca dibujaba una curva cuyo encanto ella bien conocía desde los tiempos en que se acostumbró a dar la espalda. Doc seguía las huellas de sus pies descalzos, que ya se deshacían en la lluvia y entre las sombras, como en una estúpida tentativa de encontrar el camino de vuelta a un pasado que, pese a ambos, había acabado en el futuro que era. El oleaje, sólo visible por momentos, le martilleaba el espíritu, y a golpes le desprendería los pensamientos, algunos para que cayeran en la oscuridad y se perdieran para siempre, otros para que quedaran oscilando al borde de la luz intermitente de su atención, tanto si quería verlos como si no. Shasta lo había clavado. Olvídate del quién... ¿para qué seguía trabajando?

No hay comentarios:

Publicar un comentario