viernes, 19 de noviembre de 2010

84, CHARING CROSS ROAD de Helene Hanff

Traducción: Javier Calzada
Edición:
Editorial: Anagrama
Páginas: 128

Novela de Helene Hanff publicada en 1970.

En octubre de 1949, Helene Hanff, una joven escritora desconocida, envía una carta desde Nueva York a Marks & Co., la librería situada en el 84 de Charing Cross Road, en Londres. Apasionada, maniática, extravagante y muchas veces sin un duro, la señorita Hanff le reclama al librero Frank Doel volúmenes poco menos que inencontrables que apaciguarán su insaciable sed de descubrimientos. Veinte años más tarde, continúan escribiéndose, y la familiaridad se ha convertido en una intimidad casi amorosa. Esta correspondencia excéntrica y llena de encanto es una pequeña joya que evoca, con infinita delicadeza, el lugar que ocupan en nuestra vida los libros... y las librerías. 84, Charing Cross Road pasó casi inadvertido en el momento de su publicación, pero desde la década de los setenta se ha convertido en un verdadero libro de culto a ambos lados del Atlántico.

LEIDO por Andrés:

Cuando fuimos a comprar el libro la dependiente de la librería nos dijo: “¡Que libro más bonito!, lo he regalado un montón de veces”, sin embargo, la primera lectura me pareció aburrida y repetitiva. No así la segunda, con la que he disfrutado mucho.

Comienza el 5 de octubre de 1949 y termina en octubre de 1969, 20 años, en que asitimos a la evolución en la relación de una escritora americana, de no demasiado éxito, con los dependientes de una librería inglesa.

Ella norteamericana, más distendida y coloquial. Él, el típico inglés, formal y distante. La intrusión de Cecily, otra dependienta, ayuda a romper esta relación tan estirada del principio, que tan mal se le da a ella, “disfruto tratando de poner a prueba con mis pullas esa típica reserva británica...”, “me dan ganas de vomitar”, “Vengo escribiéndoles cartas de lo más descaradas desde la seguridad que me dan los 5.000 kilómetros que hay por medio

Él, tremendamente formal, según se espera de el típico inglés. El 9 de febrero de 1952, después de que ella se despidiera con “miss Hanff para usted (Soy helene, pero sólo para mis AMIGOS)” el empieza con un “Querida Helene:

Ella las empieza de distinta forma, a cual más informal:
  • ¿QUÉ PORQUERÍA DE BIBLIA PROTESTANTE ES ÉSTA?
  • ¡SOCORRO! ¡FPD
  • ¡Vamos, Frank Doel...!
  • dice que tiene una primera edición de La Universidad de Newman por seis pavos... ¡y me pregunta con aire de inocencia si la quiero!
  • ¡ESTAMOS BUENOS!
  • ¿Y A ESTO LO LLAMA USTED UN DIARIO DE PEPYS?
  • Querido Relámpago:
  • INDOLENCIA:
  • ¡Dios bendito!,
  • Frankie....
  • ¡Te vas a MORIR cuando te lo cuente, Frankie!..
  • ¡NO IRAS A DECIRME TAN TRANQUILO QUE DURANTE TODOS ESTOS AÑOS HABEIS ESTADO PUBLICANDO ESTOS MONUMENTALES CATALOCOS Y QUE ES LA PRIMERA VEZ QUE TE MOLESTAS EN ENVIARME UNO? ¡SI SERÁS BELLACO!
  • te escribo desde debajo de la cama, que es adonde me ha llevado ese Catulo.
  • domingo por la noche, ¡qué forma tan fastidiosa de comenzar 1960! no sé, frankie. 98
  • ¿Frank? Sigues todavía ahí?
  • ¿Seguimos todos vivos
El 10 mar 1961 se despide con “Besos”, pero el sigue con su sempiterno “Querida señorita Hanff

El viaje a Inglaterra, que aparece en la carta del 10 de abril de 1950, “me gustaría ir en busca de la Inglaterra de la literatura inglesa”, y que planea a lo largo de todas las cartas. “tal vez sea mejor que nunca haya estado allí. Soñé tanto con ello y durante tantísimos años... Solía ir a ver películas inglesas sólo para familiarizarme con las calles.” (en la última carta, 11 abr 69), solo se cumple en 1971 viaja a Londres, pero la librería había cerrado ya.

Es un canto de Amor a los libros, de papel:
  • jamás supuse que un libro así pudiera proporcionar un placer tan gozoso al sentido del tacto
  • Me encantan esos libros de segunda mano que se abren por aquella página que su anterior propietario leía más a menudo”, “El día en que me llegó el ejemplar de Hazlitt, se abrió por una página en la que leí: «Detesto leer libros nuevos.» Y saludé como a un camarada a quienquiera que lo hubiera poseído antes que yo
  • Lo tengo junto a mí todo el día, en mi mesa de trabajo, y de vez en cuando paro de escribir a máquina y alargo la mano para tocarlo. No porque sea una primera edición, sino porque jamás he visto un libro tan bello
  • Dentro está oscuro: hueles los libros antes de poder verlos; un olor de lo más agradable
  • es, sin lugar a dudas, el libro más hermoso que poseo, incluida mi primera edición de Newman. Parece tan nuevo y tan flamante como si nadie lo hubiera hojeado nunca, pero alguien lo ha leído: se abre espontáneamente por sus pasajes más bellos, y el fantasma de su anterior propietario me señala párrafos que jamás he leído antes
Curiosa la cantidad de religiones en una misma familia: ella judía, una cuñada católica, otra cuñada metodista, toda una legión de primos presbiterianos y una tía que es sanadora de la Iglesia de la Ciencia Cristiana. Pero que “en realidad, no conocen ni la existencia del latín

sería un verdadero milagro que alguna vez llegara a dominar una aritmética bilingüe

Sorprendente la diferente situación de EEUU y de Inglaterra en 1949, “todo lo que había dentro de su paquete son cosas que o no se encuentran aquí o sólo se pueden conseguir en el mercado negro” . El regalo de las medias de nylon, “Las chicas están emocionadísimas”. Desde luego, la inflacción de los libros no fue muy alta. (comparando precios al principio y al final)

Me ha gustado mucho el fino humor de la autora:
¡SOCORRO! ¡FPD!” (el pone en la siguiente su nombre: Frank Doel)
La carta del 25 mar 1950, está especialmente sembrada: ¡Vamos, Frank Doel...! ¿Se puede saber qué HACE usted ahí? No veo que haga NADA, salvo pasarse todo el día SENTADO
Pero mucho me temo que, cuando llegue ahí, se encuentre con que usted se ha muerto de inercia
Envíeme poetas que sepan hablar del amor sin gimotear...
¡Ande, no se quede ahí sentado! Vaya a buscarlo. La verdad es que no sé cómo puede seguir funcionando esa tienda
mi aspecto es casi tan elegante como el de una mendiga de Broadway
vivimos en una época depravada, destructora y degenerada, en la que una librería —¡una LIBRERÍA! — no tiene el más mínimo reparo en destrozar hermosos libros antiguos para emplear sus páginas como papel de embalaje
Y una sugerencia: ¿por qué no me lo envuelve en las páginas LCXII y LCXIII de ese otro libro roto para que, por lo menos, pueda enterarme de quién ganó la batalla y de en qué guerra se libró?” (había enviado un libro envuelto con las páginas de otro)
Querido Relámpago: Me aturde usted enviándome a semejante velocidad vertiginosa el Leigh Hunt y la Vulgata. Probablemente no se da usted cuenta de que apenas hace poco más de dos años que se los pedí. Si sigue manteniendo este ritmo, va a sufrir un ataque cardiaco...
mi querido dentista, me ha concedido también un mes de descanso (se fue de viaje de luna de miel..., una luna de miel que yo he financiado en gran parte). ¿Te conté que la primavera pasada me dijo que tenía que ponerme fundas en todos mis dientes o arrancármelos? Yo me decidí por las fundas..., porque me he acostumbrado a tener dientes. Pero el importe del arreglo es astronómico. Así que Isabel va a tener que subir al trono sin mí: la única coronación a la que voy a poder asistir en los dos próximos años, me temo que será la de mis dientes
Yo estoy con su madre. Quiero decir que me parece muy bien ver la espalda del Señor Dios o el rostro de la Virgen María..., de acuerdo. ¿Pero por qué demonios querría alguien ver al profeta Ezequiel?
Y claro, acaba pegándoselo a Frank:
Esperamos que pases unas felices navidades y un buen Año Nuevo a pesar de la Biblioteca Gigante Moderna.” (después de que ella le contará su odisea con los Salmos de Donne).
las esperanzas de Nora de convertirse en una abuela de muy buen ver están alejándose rápidamente
Su mujer dice al final, ya fallecido: “Frank disfrutaba leyendo tus cartas y todas ellas, o muchas, revelaban un sentido del humor muy parecido al suyo Aunque cuesta creerlo.

Señalar una conducta que sorprende a la autora y que a mi también me sorprende: “Cada primavera hago una limpieza general de mis libros y me deshago de los que ya no volveré a leer, de la misma manera que me desprendo de las ropas que no pienso ponerme ya más. A todo el mundo le extraña esta forma de proceder” Aunque si tiene sentido lo que dice a continuación “ Mis amigos son muy peculiares en cuestión de libros. Leen todos los best sellers que caen en sus manos, devorándolos lo más rápidamente posible..., y saltándose montones de párrafos según creo. Pero luego JAMAS releen nada, con lo que al cabo de un año no recuerdan ni una palabra de lo que leyeron. Sin embargo, se escandalizan de que yo arroje un libro a la basura o lo regale. Según entienden ellos la cosa, compras un libro, lo lees, lo colocas en la estantería y jamás vuelves a abrirlo en toda tu vida, ¡PERO NUNCA LO TIRAS! ¡JAMÁS DE LOS JAMASES SI ESTÁ ENCUADERNADO EN TAPA DURA! Pero... ¿por qué no? Personalmente creo que no hay nada menos sacrosanto que un mal libro e incluso un libro mediocre

Pero ésta no: “¿Por qué será que personas a las que jamás se les pasaría por la imaginación robar nada encuentran perfectamente lícito robar libros?

Se hace mención a multitud de libros, pero me resultaron, la mayoría, muy raros, en parte debido a tratarse de una escritora norteamericana y sin duda erudita

¿Como se pudo hacer una obra de teatro y una película de este libro? (pregunta retórica)

1 comentario:

  1. Qué estupenda lectura. Tus observaciones me han servido mucho. Mil gracais.

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