miércoles, 20 de julio de 2011

EL CORAZÓN ES UN CAZADOR SOLITARIO de Carson McCullers

Traducción: R. M. Bassos
Edición, 2008
Editorial: Seix Barral
Páginas: 380

Escrita con tan sólo veintitrés años, The Heart is a Lonely Hunter (1940) fue la primera novela de Carson McCullers y dio a conocer la magnitud de su talento. Centrada en el ambiente de una pequeña ciudad sureña y en un grupo de personas que —en torno a la figura emblemática del sordomundo John Singer, el personaje más conseguido de esta genial autora— tienen en común la esencial soledad, su marginalidad y el rechazo de una sociedad que les ignora, El corazón es un cazador solitario es ya un clásico de la narrativa contemporánea.

Leyendo El corazón es un cazador solitario el lector no puede evitar implicarse con cada uno de sus personajes y vibra ante la experiencia de seguir a Carson McCullers en su viaje por las profundidades del alma humana. Esta pieza maestra justifica sobradamente las palabras que Graham Greene escribió acerca de su autora: «Carson McCullers y quizá William Faulkner son, tras la muerte de D. H. Lawrence, los únicos escritores con una sensibilidad poética original. Prefiero Carson McCullers a William Faulkner porque escribe de modo más claro; la prefiero a D. H. Lawrence porque no tiene mensaje.» ¿¿??

LEIDO por.... Andrés:

En la ciudad había dos mudos y siempre estaban juntos. Cada mañana a primera hora salían de la casa en la que vivían y, cogidos del brazo, bajaban por la calle en dirección al trabajo. Los dos amigos eran muy diferentes

Había leído mucho y muy bien sobre esta novela, las expectativas eran muy altas y quizá por esto no me ha satisfecho del todo.

Está muy bien narrada, los solitarios personajes de esta novela coral, situada en el más profundo, miserable y racista sur de EEUU, están muy bien definidos, las historias que nos cuenta están muy bien entrelazadas, pero aún así, no ha llegado a emocionarme, salvo al final. Buen libro, a pesar de este pero, y no dudo que a otros lectores pueda llegarles más hondo.

Entre los personajes destacar sobre todo el del magnífico sordomudo Singer, como es sabido porque lo dicen todas las críticas. Resulta especialmente curioso como la autora le dota de una capacidad de relación con la mayoría de los personajes de la novela, quizá, como señala la autora, porque los demás “sentían que el mudo siempre comprendía, fuera lo que fuera lo que quisieran decirle. Y tal vez incluso más ”. Esta capacidad, tan bien descrita, le convierte en el centro y motor de la novela, a pesar del protagonismo de su seguidora Mick.

Me ha sorprendido encontrarme con una pequeña miss Sunshine en unos años tan tempranos, mis novecientos treinta y tantos:
-He ido a la tienda a ondularle el cabello a Baby. Pero se va tan de prisa que he pensado que le hagan la permanente. No quiero hacérse- la yo misma..., así que quizá me la lleve a Atlanta cuando vaya a la convención de cosmetólogos, y que se la hagan allí.
-¡Madre de Dios! No tiene más que cuatro años

La autora no ahorra palabras para describir la miseria de la sociedad, pero sobre todo su racismo:
  • ¿No sabe usted que no puede traer ningún negro a un bar donde hay hombres blancos bebiendo?
  • Mick ya le había oído decir eso a Portia anteriormente, pero pensaba que se trataba de un cuento. ¿Cómo podía ser médico un hombre de color?
  • Aquella Portia era víctima de una locura propia de negros, pero no era mala.
  • La tranquila insolencia de la raza blanca
  • Y entonces Él pondrá su santa mano sobre nuestra cabeza, e inmediatamente todos nos volveremos blancos como el algodón
Algunas palabras o expresiones que me han gustado, han sido:
Él no dejaba de mirarles con furiosa tristeza
Esos feos recuerdos se entretejían en sus pensamientos durante los primeros meses como hebras defectuosas en una alfombra "

Palabras sorprendentes:
repantigarse (repantingarse o repanchigarse)
cohibición

Mi cachico:

Baby empezó a canturrear una canción para sí, y aparentó no escuchar. Pasó sin dejar que Bubber jugara con ella. Lo único que hizo fue agachar la cabeza y sonreírle débilmente.

Bubber aún tenía el fusil apoyado en el hombro. Soltó un estentóreo ¡pum! y fingió que había disparado. Luego volvió a llamar a Baby, con una voz suave, triste, como si llamara a un gatito.

-Por favor, Baby... Ven aquí, Baby...

Todo fue demasiado rápido para que Mick pudiera detenerle. Apenas si había visto la mano del niño en el gatillo cuando sonó el terrible estampido del arma. Baby se derrumbó sobre la acera. Mick sintió como si la hubieran clavado a la escalera y no pudiera moverse, ni gritar. Spareribs se tapaba la cabeza con el brazo.

Bubber era el único que no se había dado cuenta.

-Levántate, Baby –gritó-. No estoy enfadado contigo.

Todo había sucedido en un segundo. Los tres llegaron hasta Baby al mismo tiempo. La niña yacía en la sucia acera. La falda le cubría la cabeza, mostrando sus rosados panties y sus blancas piernecitas. Sus manos estaban abiertas: en una de ellas mostraba el premio del caramelo y en la otra el monederito. Había sangre en la cinta del cabello y en sus amarillos rizos. Había recibido el disparo en la cabeza y tenía ésta vuelta hacia el suelo.

Habían ocurrido tantas cosas en un segundo... Bubber lanzó un grito, soltó el arma y echó a correr. Mick levantó las manos hasta la altura de su cara y también grito. Entonces empezaron a llegar muchas personas. Su padre fue el primero, y cogió a Baby y se la llevó a casa.

-Está muerta –dijo Spareribs-. Le han disparado a los ojos. Le he visto la cara.

Mick caminaba arriba y abajo de la acera, y la lengua se le pegaba al paladar cuando trataba de preguntar si Baby estaba muerta. La señora Wilson llegó corriendo desde el salón de belleza en que trabajaba. Entró en la casa y volvió a salir inmediatamente. Caminaba frenéticamente por la calle, llorando y quitándose y poniéndose el anillo. Entonces vino la ambulancia y el médico entró a ver a Baby. Mick le siguió. Baby yacía en la cama de la habitación anterior. La casa estaba silenciosa como una iglesia

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