jueves, 22 de septiembre de 2011

EL COLECCIONISTA DE MUNDOS de Ilija Trojanow

Traducción: Rosa Pilar Blanco
1ª Edición, 2008
Editorial: Tusquet
Páginas: 393

Esta novela de Ilija Trojanow fue publicada en 2006

La fascinante vida de Sir Richard Francis Burton (1821-1890), excéntrico oficial británico, viajero incansable y peculiar traductor de clásicos árabes, ha inspirado a Ilija Trojanow una absorbente novela de aventuras en la que sigue los pasos del protagonista por varios continentes para descubrir su atracción por otras culturas, costumbres y creencias. Ya en su primera misión en la India, Burton, incapaz de adaptarse a la vida colonial británica, aprende con avidez las lenguas del país, se abisma en sus religiones y, para espanto de las autoridades nativas, viaja de manera anónima. En Arabia, estudia el Corán y, haciéndose pasar por un médico persa, es uno de los primeros europeos en pisar de incógnito los lugares santos de La Meca y Medina. Posteriormente, en África, viaja a las fuentes del Nilo, una prueba durísima que fue el detonante de su desmoronamiento.

La novela juega con la ficción y la realidad y la figura histórica se convierte así en figura literaria, que es descrita desde la perspectiva de numerosos personajes.

Sólo una gran novela como El coleccionista de mundos podría explicar qué impulsó a este hombre singular que convivió con una cortesana en la India, que dedicó incontables noches a estudiar los textos sagrados, que en Arabia pasaba por un nativo y en África asumió fatigas sobrehumanas. Y también por qué, hasta hoy día, Occidente no ha comprendido en absoluto a Oriente ni sus misterios.

El coleccionista de mundos mereció en 2006 el Premio de la Feria del Libro de Leipzig. El jurado que le concedió el Premio de la Feria del Libro de Leipzig motivó así su decisión: «La novela, que se deleita en la fabulación oriental-sensual y que posee una gran claridad, trata sobre el atractivo y sobre la incertidumbre de lo desconocido y refleja así, en una figura histórica fascinante, las apremiantes cuestiones de nuestro mundo actual».

LEIDO por.... Andrés:

Había leído varias reseñas sobre esta novela y todas buenas.
 Asistimos al relato de varias etapas de la vida de Richard Francis Burton, oficial británico, aquejado del mal de los ingleses: “Ellos creen que el supremo destino del ser humano es llegar más lejos que sus antepasados”.

Prototipo del explorador inglés, es descrito como:
rostro precoz”, “marcado por las penalidades. Alto, un poco encorvado. Asombrosamente pálido, el rostro afable, pero poco atractivo”,  “impetuoso como un búfalo negro”, “ojos muy oscuros […] pero lo más insólito era los desnudos que parecían”, “capaz de cambiar de religión igual que de conducta, de vestimenta o de idioma”, con “una mente demasiado independiente para progresar en el ejército” 



El libro esta dividido en tres partes, utiliza técnicas narrativas variadas, que se intercalan:
Primera parte: La India
Narrador omnisciente; narración de Naukaram, criado de Burton, a un escriba; e informes de Burton
Segunda parte: Arabia
Narrador omnisciente y diálogos de las declaraciones de testigos de viaje de Burton, realizados años después.
Tercera parte: África
Narrador omnisciente y relato del guía de la expedición, bastantes años después.


Trojanow mezcla de manera admirable el relato, de la mano de un narrador omnisciente, de la vida de Burton, con la de otros personajes, que, a veces, nos las relatan en primera persona, haciendo mucho más cercana y creíble la historia que nos cuenta. De esta forma asistimos a la concreción de la historia, “las conjeturas se convierten en insinuaciones, las insinuaciones en sombras, las sombras en personas, los desconocidos se convierten en personas con nombres, rasgos y rostro

Me ha gustado la traducción de Rosa Pilar Blanco, que nos permite disfrutar de insinuantes descripciones:
  • una casa, “apenas más ancha que una vaca
  • La punta de la barba seguía en el tintero. Los pelos iban tiñéndose lentamente desde la invisible punta hacía arriba. Cabello a cabello, las venitas azules crecían hacía el mentón
  • con una sonrisa imperceptible, como la esquina doblada de la página de un libro
  • las cornejas desgarraban lo que quedaba del silencio con su rudos picos
  • el olor a estiércol acarició como una mano sucia los humeantes campos
  • se dio cuenta de que el alba había entrado a hurtadillas en la habitación, como si se avergonzase de haber pasado la noche en otro lugar
  • su canto enjoyaba el día
  • el país es más arenoso que los bigotes de un escocés
  • las cejas del general parecían cordones
  • Muy arriba  en la mejilla, bajo el ojo derecho, había un lunar, como si ella hubiera olvidado secarse una lágrima negra
  • y un mentón al que se habría podido amarrar una barca
  • bizcochos secos, tan duros como si los hubieran  desgajado de las rocas de la orilla
  • Los colores van derritiéndose, transmitiendo un sudario al cielo, y el mar refleja un liso desfallecimiento
  • Cada mañana había que buscar de nuevo la verdad que se había desvanecido durante la noche
  • las únicas mujeres de Gonkokoroeran enfermas que vendían sus cuerpos, esponjas desgastadas que absorbían el placer de los hombres


Sir Richard Francis Burton retratado por Frederick


Y el libro acaba
Richard Francis Burton falleción al amanecer, antes de que se pudiera distinguir un hilo negro de uno blanco. Sobre su cabeza colgaba una caligrafía persa con la siguiente leyenda:
TAMBIÉN ESTO SE DESVANECERÁ

dejándote con la sensación de que ha sido más corto de lo que hubiéramos deseado.


Algunas palabras o expresiones que me han gustado, han sido:
No es lo mismo ayunar que pasar hambre
indomeñable
reír de socapa (Pretexto para disfrazar la verdadera intención con que se hace una cosa)
"Hablaba con un anciano senil"
"La persona que nada sabe, de nada duda"

Mi cachico:

Ascendió por unas escaleras en pos del criado, pasando junto a la barandilla de un balaustre, hasta una puerta. El criado se detuvo y, volviéndose hacia le médico, le preguntó cuál de sus ojos era el mejor. El médico, desprevenido, no supo dar preferencia a ninguno. El criado se situó tras él, colocó una banda negra encima del ojo izquierdo del médico y se la ató detrás de la nuca. Tras cerciorarse de que la banda estaba bien colocada, abrió la puerta ante la que se encontraban. Si las mujeres no valen más que la mitad que los hombres, le vino al médico a la mente, entonces es justo que los hombres sólo las vean a medias. Al principio creyó que estaba solo, pero después oyó cuchicheos. Supuso que detrás del biombo que dividía la estancia había algunas mujeres. So topó con una cama baja, al lado de unos cojines anchos y gruesos. Tome asiento, jeque, rogó el criado. El médico se sentó con la mayor dignidad que pudo. Notó que alguien se aproximaba por detrás. Con un leve ademán casi imperceptible volvió la cabeza hacia la derecha y con el rabillo del ojo vio a tres mujeres, tres pares de babuchas, tres mantos. Dos de ellas parecían sostener a la tercera. Jeque, oyó decir al criado a su izquierda, utilice esto, se lo ruego. El médico examinó el objeto que le pusieron en la mano. Era un caleidoscopio. Colóqueselo junto al ojo, dijo el criado. Llame en vos alta si me necesita; estaré junto a la puerta. El médico apretó el cilindro contra su ojo derecho. Los colores se quebraron en fragmentos abigarrados, dispersos

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