miércoles, 21 de septiembre de 2011

EL JUGADOR de Fiódor Dostoyevsky

Traducción: Juan López-Morillas
Edición, 2011
Editorial: Alianza
Páginas: 223

Esta novela de Fiódor Dostoyevsky se publicó en 1867.

El jugador es una pieza básica en el edificio de la obra de Dostoyevski, conteniendo absolutamente todas las características de sus novelas más famosas, esto es, morbosidad, dramatismo, tensión casi intolerable, agresividad y revelación punzante y sutil de estados anímicos vividos y superados por el genial escritor. Dos pasiones principales campean en este libro: la del juego, que envenenó al propio autor, hasta pocos años antes de morir, y la de un amor hecho de humillaciones, equívocos, odios y abnegación quijotesca. Obra de plena madurez por la reciedumbre de la trama y el trazado de sus personajes atormentados y complejos. El jugador absorbe al lector desde sus primeras líneas.

LEIDO por.... Andrés:

Estupenda novela. He disfrutado mucho más en la segunda lectura que en la primera. En ésta, me pareció lenta al principio, hasta la entrada del elefante en la cacharrería. No así en la segunda, que me gustó desde el principio.

Quizá la traducción de Juan López-Morillas, que me ha gustado mucho, con su afán de mantener formas de época, haya podido contribuir a esa dificultad inicial (no hubiera venido mal la traducción del francés, por cierto), y así nos encontramos con:
  • Menester es, sin embargo, que nos expliquemos
  • eché de ver
  • que le va en ello
  • relaciones harto raras
  • me da venia
  • esa licencia que me da
  • vuelva en su acuerdo
  • desdenes para conmigo
  • cabalmente ahora
  • por porfía
  • no bien me vio
  • ora lo dejaba todo
Ésta fenomenal novela trata de dos grandes pasiones:
  • El amor, principalmente en la primera parte:
retrasaré el matarme lo más posible para sentir el dolor intolerable de no tenerla
sólo ambicionaba estar junto a ella, en su aureola, en su nimbo, siempre, toda la vida, eternamente
¿necesita usted mi vida o no? Si la necesita, para lo que sea, disponga de ella
  • y el juego, con unas excelentes descripciones de la irrupción de éste en la vida del protagonista:
Al principio de la novela no había jugado antes, no sabía ni jugar, pero ya sabía que se haría rico jugando. Cuando juega para Polina se siente extraño, cuando asiste al alocado juego de la abuela piensa “Yo también era jugador. Lo sentí en ese mismo instante
  • Cruzándose al final ambas, con resultados imprevisibles para el protagonista.


La aparición de la abuela es antológica (Me ha recordado a Rafaela Aparicio en Ana y los lobos, según me ayudan a recordar)

Son asombrosa sus descripciones de los personajes, en cuatro palabras y no exentas de humor:
Las piernas casi le empezaban en el pecho mismo, señal de casta. Ufano como pavo real. Un tanto desmañado. Había algo de carnero en la expresión de su rostro que alguien podría tomar por sabiduría” (el barón)
marrullera, briosa, pagada de sí misma, muy tiesa en su asiento, vociferante, autoritaria y con todos regañona ” (la abuela)

Excelentes sus diálogos, como ya vimos en Crimen y castigo, sumamente inteligentes. Por ejemplo la entrevista del protagonista con el general, después del incidente con el barón y la baronesa.

Los franceses no quedan demasiado bien: “Des Grieux se alisó los cabellos y de su rostro airado sacó una sonrisa, esa sonrisa francesa repugnante, oficialmente cortés”. Los alemanes tampoco.

Y al final, para dejar al lector en suspenso, un genial: “¡Mañana, mañana acabará todo! ”

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