miércoles, 21 de septiembre de 2011

LA COMEDIA HUMANA de William Saroyan


Traducción: Javier Calvo
Edición, 2008
Editorial: Acantilado
Páginas: 210

Esta novela de William Saroyan se publicó en 1943.

Homer Macauley trabaja como mensajero para una compañía de telégrafos y se convierte en testigo de la vida cotidiana de los habitantes de Ithaca, una pequeña población del valle de San Joaquin, en California, que ve como muchos de sus soldados, en plena Segunda Guerra Mundial, no regresan del frente. Cada telegrama que entrega es el nuevo anuncio de una nueva víctima, una ventana que se cierra en el entorno familiar del desaparecido y, a la vez, un paso más en su conocimiento del mundo y del comportamiento humano. La comedia humana es la más célebre de las novelas de Saroyan y, en ella, la vitalidad y la candidez dibujan un inolvidable alegato contra lo absurdo de todas las guerras.

LEIDO por.... Andrés:

Gonzalo Hidalgo Bayal, mi viejo y admirado autor, me dió la pista de esta gran novela en Campo de amapolas blancas, donde me presento a Ulysses.

Preciosa novela, repleta de entrañables personajes, todos buenas personas, menos el entrenador, lo que puede hacer que la novela parezca en su conjunto un poco meliflua, pero que, a pesar de esto, nos hará disfrutar con su lectura. A mi me han gustado especialmente Ulysses, “¡qué nombre tan apropiado! ¡Ulisses en Ithaca!”, niño de cuatro años, y el bondadoso señor Spangler, del que el protagonista dice: “Es el tipo más genial que he conocido nunca”.

No he logrado encontrar el sentido del título, ni por su contenido ni por una posible relación con la obra de Balzac. Tampoco en internet he encontrado nada. Tampoco entiendo la cursiva de algunas palabras que aparecen en mi edición.

En esta novela también se intuye el final, pero a diferencia de lo que decíamos en Purga, aquí da lo mismo, porque lo importante es como se cuenta.


La maduración de Homer,  enfrentado a un mundo adulto desconocido hasta entonces, es el eje del libro y está expuesto de una forma extraordinaria. Solo se alcanzará, según palabras de una madre que desde la sombra aparece cuando más la necesita, con el dolor: “Un hombre no es hombre de verdad si no tiene pena. Si a un hombre no le ha hecho llorar el dolor del mundo solamente es medio hombre”. Y este sufrimiento lo vamos descubriendo por las propias palabras del protagonista:

  • nunca me ha sentido así. Ni siquiera cuando papá murió me sentí  así. En dos días todo ha cambiado. Me siento solo y no sé por qué me siento así
  • Yo pensaba que los hombres dejaban de llorar cuando se hacían mayores, pero parece que es entonces cuando uno empieza, porque es entonces cuando uno a darse cuenta de todo”.
  • -¿Por qué no tenía nada que decir, nada que decirle a nadie? Ni a ti ni a mí mismo."

 Me gustan las ideas de la profesora Hicks: “En un estado democrático todo hombres es igual a los demás hombres hasta que empieza a ejercitar sus capacidades, y a partir de ese momento todo el mundo es libre de ejercitar las capacidades que prefiera. Estoy ansiosa porque mis chicos y chicas  empiecen a esforzarse por actuar de forma honorable. No me importa lo que mis criaturas parezcan en al superficie. No me engañan ni los modales elegantes ni los malos modos. Me interesa lo que hay debajo de los modales de cada clase. No me importa si una de mis criaturas es rica o pobre, brillante o lenta, genial o obtusa, con tal de que tenga humanidad, de que tenga corazón, de que ame la verdad y el honor, de que respete tanto a sus inferiores como a sus superiores. Y si las criaturas de mi clase son humanas, no quiere que todas sean humanas del mismo modo. Con tal de que no sean corruptas, no me importan sus diferencias. Quiere que cada uno de  mis criaturas sea ella misma. No quiero que seáis otra persona solamente para complacerme o para facilitar mi trabajo. Me hartaría muy pronto de una clase llena de jóvenes damas y caballeros perfectos. Quiero que mis criaturas sean gente, todos distintos, todos especiales, que cada uno de ellos sea una variación agradable y excitante de los demás."

Buena visión del mundo de los niños. La aventura del robo de los albaricoques del árbol del bonachón señor Henderson es deliciosa, con un humor que me ha gustado mucho: “los seguidores del gran líder religioso sonrieron al ver el objeto milagroso que tenía en la palma [un albaricoque pequeño y verde del tamaño de un huevo de codorniz”]”

Aquellos que piensan que uno de los males de nuestra juventud es que tienen todo antes de necesitarlo, tienen que leer lo que piensa el Sr Ara, “melancólico pero cómico”.

Saroyan, siempre con la escopeta cargada, tiene postas hasta para nosotros, los lectores empedernidos: “Llevo los últimos sesenta años leyendo libros y no me parece que haya sido tan relevante a fin de cuentas

Resumiendo, muy buena novela con la que se disfrutan dos tardes (no se puede esperar más para terminarla)

Algunas palabras o expresiones que me han gustado, han sido:

amor terrible
vidrioteca pública

Mi cachico:

-¿Quién envía el telegrama? ¿Mi hijo Juan Domingo?
-No, señora. El telegrama es del Departamento de Guerra
-¿El Departamento de Guerra?-dijo la mujer mexicana.
-Señora Sandoval-se apresuró a decir Homer-.Su hijo a muerto. Tal vez sea un error. Tal vez no fuera su hijo. Tal vez fuera otra persona. El telegrama dice que ha sido Juan Domingo. Pero tal vez el telegrama se equivoque.
La mujer mexicana fingió que no lo oía.
-Oh, no tengas miedo-dijo-. Entra. Te traeré unos dulces. -Cogió al chico del brazo, lo llevó a la mesa que había en el centro de la sala y lo hizo sentarse allí.- A todos los chicos les gusta los dulces -dijo ella.
Fue a otra habitación y enseguida regresó con una vieja caja de bombones. La abrió sobre la mesa y en su interior Homer vio unos dulces que no conocía.
-Ten-dijo ella-. Cómete estos dulces. A todos los chicos les gusta los dulces.
Homer cogió un bombón de la caja, se lo metió en la boca y trató de másticar.
-Tú no me traerías un telegrama con malas noticias -dijo ella.

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