miércoles, 30 de noviembre de 2011

EL CLUB DE LOS ESTRELLADOS de Joaquín Berges

Edición, 2009
Editorial: Tussquet
Páginas: 270

Novela de Joaquín Berges publicada en 2009.

Francho, cartero por vocación y soltero irremediable por su físico, lleva una vida rutinaria, pulcra y ordenada. Desayuna y almuerza a diario con Hortensia en el café de su mejor amigo, y los fines de semana se deja arrastrar por éste a su grupo de aficionados a la astronomía, un peculiar club de solitarios que se dan cobijo entre sí. A todos les extraña que Francho no hable nunca de mujeres ni se le conozca relación alguna, porque todos ignoran que Francho disfruta en realidad de un placer solitario incubado en la mercería que tenía su madre, el del fetichista que se viste secretamente con lencería femenina. Bastará un incidente y una noche en el calabozo para que, entre chulos y prostitutas, Francho se imponga una misión y descubra cosas de sí mismo que desconocía. Paralelamente, su mejor amigo, el dueño del café, divorciado de larga duración, se siente atraído por Hortensia e intenta por todos los medios ser para ella algo más que un confidente.

LEIDO por.... Andrés:

Después de la agradable sensación que me dejó Vive como puedas, había que leer esta primera novela de Berges, aunque, según la tendencia normal de maduración de un autor, ésta podría ser peor. Pero el diferencial que este autor tenía para mi, permitía la prueba. Y la verdad  es que ha valido la pena el riesgo.

Utiliza, también como más tarde en su segunda novela, una doble narración para presentarnos las dos acciones. En este caso son dos historias paralelas, las aventuras de dos integrantes del Club de los estrellados, amigos íntimos además, que correrán cada uno por separado pero con breves intersecciones. La de Francho la conoceremos a través de un narrador omnisciente y la de su amigo gracias a su narración en primera persona.  La primera con tintes de thriller, con un exceso, para mi gusto, de escenas de travestismo privado, de “hacerse el amor”, y la segunda, con tintes de historia amorosa un tanto dramática. Ambas con su componente de misterio y amor, y ambas interesantes y con tensión in crescendo.

El protagonista, en su narración, recurre a múltiples imágenes astronómicas, como corresponde a  su pertenencia al Club de los estrellados:
  • El escote de Hortensia es un abismo como el cósmico.
  • Allí sueña por la noche y descansa por el día el cuerpo alrededor del cual orbita el mio.
  • La espléndida cabellera de un cometa
  • El cometa ha perdido su cabellera helada.
  • Su rostro parece un eclipse de sí mismo
El libro gana, también en esta novela, según avanzan las historias, entretenidas y tiernas, y con una resolución un poco cogida con alfileres que se perdona por lo que se disfruta durante una lectura que te atrapa.

Como las referencias a las cantatas de Bach recorren el libro, me impuse la obligación (y disfrute) de ir escuchando las cantatas según iban apareciendo en la novela. Estupendos deberes que me permitió volver a disfrutar con la música de Bach. Comparto la opinión de uno de los protagonistas sobre la cantata BWV 140: “una de mis favoritas”. ¡Es verdaderamente maravillosa! Puede escucharse completa en este vídeo, pero lamentablemente solo se ve la partitura (Así se puede aprovechar para leer el libro mientras).



De los dos libros de Berges, me quedo con Vive como puedas. Espero que nos sorprenda  pronto con una próxima obra, que sin duda leeré.

Algunas palabras o expresiones que me han gustado, han sido:
decido evadirme de la realidad con la ayuda de un libro y unas gafas”
recostada en el sofá, con una manta sobre las piernas y los párpados sobre los ojos


Mi cachico:

Lo hago despacio. Me niego a mostrar ansiedad por apartar la mirada. Me encuentro entonces con su vientre, en las inmediaciones del pubis, y compruebo que tal como me ha dicho no hay un solo pelo en su piel, ni siquiera allí donde se concentra en inconfundible formación geométrica.

Viéndola así, tendida en la bañera, cubierta de agua hasta el cuello, con la piel tersa, blanca y sin vello, se me antoja estar ante una sirena o una ninfa de la mitología, como las Híades que pueden admirarse durante el invierno en la constelación de Taurus o las Pléyades que habitan a los pies de Perseo. Sin embargo, me guardo de expresar mis emociones. Y mis fantasías. Por toda reacción abandono mi incómoda posición, sentado al borde de la bañera, y me postro ante ella -de rodillas, como un feligrés sobre un reclinatorio-. Sólo me falta juntar las manos y rezar una oración pagana. O mejor aún cantarla, un recitativo del BWV interpretado con la voz grave y firme, un canto a mi sirena, por cuya carne habría dado la vida que la visión de sus huesos me arrebata.

1 comentario:

  1. Gracias de nuevo por esta estupenda reseña, Andrés. Has elegido el mismo texto que habría elegido yo. Y tu cantata favorita (la 140) también es la mía.

    Brindo por estas coincidencias.

    Abrazos

    Joaquin

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