martes, 14 de febrero de 2012

CABALLO DE BATALLA de Michael Morpurgo

Traducción: Isabel Murillo           
Edición: 2011   
Editorial:  Círculo de Lectores
Páginas: 187

Esta novela de Michael Morpurgo se publicó en 1985.

Cuando, al estallar la primera guerra mundial, el padre de Albert vende el caballo del muchacho, Joey, al ejército británico, el chico promete ir al frente y recuperarlo. En medio de la batalla, el ruido ensordecedor de los disparos, los compañeros que perecen en el camino y las penurias de los que sobreviven, Joey se preguntará si esa guerra atroz e inclemente finalizará alguna vez.

Y si es así, ¿se reencontrará con Albert?

LEIDO por.... Andrés:

Enterado de que se iba a producir una película basada en este libro, se me ocurrió leerlo con vistas a un posible regalo.

Leyendo esta novela me acordé que había leído un texto que reproduzco:

«El hombre se volvió hacia un lado en los matorrales y miró a Lok por encima del hombro. Un palo se levantó y había un bulto de hueso en el medio... De pronto Lok comprendió que el hombre estaba sosteniendo el palo para él, pero ni él ni Lok podían alcanzar el otro lado del rio... El palo espezó a acortarse por ambos lados. Después crecío hasta alcanzar su tamaño original otra vez.

El árbol muerto al lado del oído de Pok adquirió voz.

-¡Clop!

Sus oídos se crisparon y se volvió hacia el árbol. Al lado de su cara había crecido una varilla... Esta varilla tenía un hueso y una sustancia de color castaño y pegajosa colgaba de sus ganchos. Su nariz examinó esta sustancia y no le gustó. Olió a lo largo del asta de la varilla. Las hojas de la varilla eran plumas rojas y recordaban al ganso. Se perdió en su asombro e inquietud generalizados»

Este párrafo corresponde a la novela Los herederos del premio Nobel Wiliam Golding y lo leí la primera vez en el libro Introducción a la psicología cognitiva, de Manuel de Vega (pag. 369). Era un texto de la carrera de psicología, que entonces, hace muchos años, estudiaba en la UNED. ¿Que hace un texto como éste en un libro de psicología, cuando el autor nos intenta explicar los procesos que subyacen en la Comprensión como fenómeno cognitivo? El autor nos lo explica a continuación: «El párrafo anterior permite ilustrar cómo pueden operar correctamente los procesos de codificación y perceptivos sin una verdadera comprensión. El individuo primitivo codifica con precisión los detalles sensoriales de un suceso ambiental (olores, formas, colores), e incluso tiene éxito en aislar unidades perceptivas (varilla, palo, plumas, etc.), pero, en realidad, no comprende el acontecimiento del que ha sido testigo: el haber sido atacado con un arco y una flecha»

Creo que es exigible a todos los autores que hagan el esfuerzo intelectual de reflejar la realidad lo más aproximada posible a como sería percibida por su protagonista. Quizá tratándose de un caballo esa tarea sea difícil, pero si además el autor se atreve a narrarla en primera persona, más todavía, pero desde luego hay que intentarlo. Por esto, el hecho de que el protagonista de esta novela, Joey, sea un caballo, no hace admisible que:
  • Sepa en su primer viaje en barco que éste se puede hundir
  • Identifique los cañones por los ruidos de sus proyectiles al caer
  • Sea capaz de interpretar las intenciones tácticas que guían las acciones de guerra
  • Identifique los villancicos
  • Entienda lo que dicen los ingleses, franceses y alemanes, a mayor envidia del que escribe y
  • sabía y comprendía ya el carácter definitivo de la muerte
Todo esto sin intenciones de ser exhaustivo.

Si se está dispuesto a pasar por alto esta personificación de tan noble bruto, a riesgo de sacrificar sus virtudes naturales, se leerá sin problemas esta novelica, con final melifluo y lacrimógeno, eso si. Incluso puede que le guste. A mi no me ha gustado.

Acostumbro a regalar solo libros que me han gustado y que creo que van a gustar. A lo más que me he atrevido es a regalar alguno que sin leer creo que cumple ambas condiciones. Este no podré regalarlo. A los lectores noveles, a los que va dirigido este libro, son a los que más hay que mimar.

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