martes, 21 de febrero de 2012

HHhH de Laurent Binet

Traducción: Adolfo García Ortega
Edición: 2011
Editorial:  Círculo de lectores
Páginas: 391

Esta novela de Laurent Binet se publicó en 2009.

HHhH. Tras este misterioso título se esconde la frase en alemán Himmlers Hirn heisst Heydrich, «el cerebro de Himmler se llama Heydrich». Esto es lo que se decía en las SS de Reinhard Heydrich, jefe de la Gestapo, considerado el hombre más peligroso del Tercer Reich y una de las figuras más enigmáticas del nazismo. En 1942, dos miembros de la Resistencia aterrizan en paracaídas en Praga con la misión de asesinarlo. Después del atentado, se refugian en una iglesia, donde, delatados por un traidor y acorralados por setecientos hombres de las SS, se suicidan.

Laurent Binet narra uno de los episodios más conmovedores de la Segunda Guerra Mundial y, posiblemente, de la Historia de la humanidad. Pero tras la narración de esta hazaña empieza otra lucha: la que enfrenta la ficción con la realidad. HHhH es el relato de la desesperada búsqueda de una forma precisa de contar la Historia. Para ello Binet lleva al lector hasta la tormenta de la Segunda Guerra Mundial, a Berlín, Londres y París, a la Praga actual, y en un giro literario de una fuerza inaudita, traslada el régimen nazi hasta el 2010.

LEIDO por.... Andrés:

Me atraía el tema del libro y las críticas eran sugerentes, prometían más que un libro de comandos basado en un hecho real. En particular, me animó mucho el artículo El carnicero de Praga  de Mario Vargas Llosa en El País.
Los heroes:  Kubis y Gabcik

Y verdaderamente es más que el típico libro sobre un hecho heróico de la II Guerra Mundial. Binet no solo narra lo referente al atentado contra R. Heydrich, sino también, a manera de una metanovela, lo referido a su gestación y escritura de la novela, sus dudas, sus razones para las distintas decisiones que tiene que tomar según va escribiéndola y mucho de lo que, como escritor de la novela, le acontece, intentando ser lo más real posible: “Yo digo que inventar un personaje para comprender unos hechos históricos es como falsificar las pruebas”. Al intercalar sus reflexiones y anécdotas como autor en ejercicio, aclara su forma de narrar y su verismo. Una novela sobre la aventura de la novela.

Como muestra, algunos botones:
  • Conversando con los lectores, “Después de todo, dirán ustedes, allí es donde está su objetivo y así han ganado tiempo
  • tomándonos un poco el pelo, “Con reflexiones como ésa es como se puede comprobar que ustedes no saben nada de la clandestinidad
  • No veo muy útil esta escena, incluso prácticamente me la he inventado, no creo que vaya a conservarla
  • prefiero contar un detalle inútil antes que correr el riesgo de que se me pase un detalle esencial
  • Por la coincidencia de nombre de algunos personajes, comenta: “si yo fuera paranoico y egocéntrico, creería que Londres lo hizo [poner el mismo nombre falso a dos paracaidistas infiltrados] expresamente para añadir más confusión aún a mi relato
  • Después de algunas disquisiciones sentencia: "Bueno, finalmente saltaron"
El carnicero de Praga

Puede hacer incluso algún apunte sobre la importancia sobre la Memoria Historica: “Los que han muerto, han muerto, y a ellos les es indiferente que se les rinda algún homenaje. Si hay alguien para quien eso tiene algún significado, es para nosotros, para los vivos. La memoria carece de utilidad para aquellos a quienes honra, pero sirve de mucho a quien se sirve de ella. Con ella me construyo y con ella me consuelo
En toda buena historia hacer falta un traidor. Y en la mía, hay uno. Se llama Karel Curda

Se queja, a su manera, de lo mencionado ya en otras entradas sobre la liberalidad con que a veces se fantasea sobre algún personaje histórico: “todo el mundo ve como algo normal hacer bricolage con la realidad para así ensalzar un guión, o dar una coherencia a la trayectoria de un personaje
El lugar del atentado

La novela, que según confesión del autor, se ajusta mucho a la realidad, pero eso no le impide usar desparpajo y sarcasmo en algunos pasajes: “Hácha firma «He sacrificado el Estado para salvar a la nación», cree el muy imbécil. Evidentemente, la estupidez de Chamberlain es contagiosa...
"La orden es borrar Lidice del mapa, literalmente"

Habla del libro de Jonathan Littell, Las benévolas, que no fui capaz de terminar.

¡He disfrutado mucho leyendo este libro!

Algunas palabras o expresiones que me han gustado, han sido:
"Praga de dedos de lluvia"
Mientras el Mercedes de Heydrich serpentea por el hilo anudado de su destino...


Mi cachico:

El coche se ha detenido y, esta vez, el tiempo también se ha detenido de verdad. El mundo entero se paraliza, no respira. Los dos hombres del coche están estupefactos. Solamente el tranvía sigue su curso como si no pasara nada, y eso que algunos pasajeros tienen ya esa misma mirada petrificada, porque han visto lo que pasaba, es decir, nada. El rechinamiento de las ruedas por el acero de los raíles desgarra el tiempo detenido. No pasa nada, salvo por la cabeza de Gabcík. Su cabeza es un torbellino, en ella todo se sucede muy rápido. Estoy absolutamente convencido de que si yo hubiera podido estar dentro de su cabeza en ese preciso instante habría tenido material para contar durante centenares de páginas. Pero no estaba dentro de su cabeza y no tengo ni la menor idea de lo que sintió, jamás podría encontrar, en mi pequeña vida, una circunstancia que me hubiera permitido aproximarme a un sentimiento, incluso muy desvaído si cabe, semejante al que lo estuvo invadiendo en aquel instante. Sorpresa, miedo, más un torrente de adrenalina que acude en tropel por las venas como si todas la válvulas de su cuerpo se hubieran abierto a la vez

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