sábado, 29 de diciembre de 2012

EPISODIOS NACIONALES, Serie tercera: 2. Mendizábal , de Benito Pérez Galdós

Edición: Libro electrónico
Páginas: 261

El gran friso narrativo de los Episodios Nacionales sirvió de vehículo a
Pérez Galdós (1843-1920) para recrear en él, novelescamente engarzada, la totalidad de la compleja vida de los españoles ­guerras, política, vida cotidiana, reacciones populares­ a lo largo del agitado siglo XIX.

Personaje de los más polémicos, al tiempo que representativos, de la vida política de nuestro siglo XIX, MENDIZÁBAL y su célebre «desamortización» constituyen el eje de este Episodio galdosiano. En torno a él empieza a urdirse, asimismo, la trama novelesca que tiene como protagonista a Fernando Calpena y que servirá de hilo conductor a esta «Tercera serie» de los Episodios Nacionales.

Esta novela, la segunda de la Tercera Serie de los
Episodios Nacionales: Cristinos y carlistas,  la publicó Benito Pérez Galdós en 1898

Comienza así:

Al anochecer de aquel día, el no sé cuántos de Septiembre del año 35 (siglo XIX), llegó puntual al parador de no sé qué, calle de Alcalá, entre la Academia y las Monjas Vallecas, la diligencia, galerón o quebrantahuesos ordinario de Zaragoza, que traía los viajeros de Francia por la vía de Olorón y Canfranc, único portillo que dejaban libre en aquellos tristes días los porteros del Pirineo, vulgo facciosos.

LEIDO por.... Andrés:

En este libro asistiremos a la llegada a Madrid de Fernando Calpena, “era el tal un joven de facciones finas y aristocráticas, ojos garzos, bigotillo nuevo, melena rizosa y negra, que sería bonita cuando en ella entrara el peine y se limpiara del polvo del camino”, sus contactos con Mendizabal, D. Juan y Medio, “de espigada estatura, representando cincuenta años, de rostro agradable, con patillitas, corbatín, el cuerpo enfundado en un levitón alto de cuello  y larguirucho de faldones”, sus amorios, intrigas y vida en la capital, donde apenas asistimos a los esbozos de la preparación de la famosa desamortización.
 

Galdós, como ya hemos visto anteriormente, nos transmite, a través de sus personajes, su desilusión sobre España:
  • Sea usted bullanguero, piense como un topo y charle como una cotorra, y verá cómo se le abren todos los caminos… Lo mejor es que siempre será lo mismo, y no veo yo mejores días para la España.
  • en nuestra tierra de garbanzos y pronunciamientos, el guerrero victorioso es el único salvador posible en todos los órdenes.
  • ya se habían dado los pasos para redimirle de la quinta de cien mil hombres, mediante el pago de cuatro mil reales.
nos permite comparar las españas de antes y ahora:
  • Las modas siempre parece que son rompedoras con el pasado y siempre innovadoras, pero no siempre ha sido así:  cabello encrespado, que parecía un escobillón
  • Ahora que los funcionarios están tan vilipendiados y maltratados, Galdós no acude en su ayuda. Un funcionario, responsable de un departamento, dice: “La dignidad del funcionario público no consiente estos excesos de trabajo, pues ni tiempo le dejan a uno para almorzar, ni para dar un mero paseo, ni para encender un mero cigarrillo…
Y seguimos disfrutando de sus descripciones, vistas más arriba, y su  humor:
  • Todo habría pasado de distinta manera, si la augusta cuñada de Vuestra Majestad hubiera sido bizca
  •  se agarró más de una vez a las paredes para no medir el suelo
  • dejó nuevamente caer sobre el papel su rostro.Creeríase que no escribía con la pluma, sino con la nariz…

Al encontrar en el texto la expresión “agua de cerrajas”, me sorprende a expresión actual “agua de borrajas”. Indagando en internet me encuentro con un artículo de Centro Virtual Cervantes donde Arturo Ortega Morán nos dice “Tengo la creencia de que fue en América, en un mal día de principios del siglo xix, cuando alguien confundió la magnesia con la gimnasia,y donde debía decir cerrajas dijo borrajas” y nos lo documenta.

Algunas palabras o expresiones que me han gustado, han sido:

labios como hemorroides
Estamos en una balsa de aceite… hirviendo
badulaque
promiscuar

Palabras o expresiones anticipadas:
Roma con Santiago he revuelto
teje-maneje
ni oste ni moste
poner en solfa
machamartillo
echar los bofes
despotrique
bullanguero
alma de cántaro
turulato
el diablo, cuando no tiene que hacer, se entretiene en coger moscas
tomar a chacota

Palabras o expresiones que me han sorprendido:
"dígame usted su gracia, y…   —Mi gracia es Mendizábal…"
le han preso
trapatiestas


Mi cachico:

—¡Y luego decimos que somos clásicos!
—¡Clásicos! Eso quisiéramos. El mundo está tocado de insana demencia… Ya no pasan las cosas como antes, con aquella pausa y regularidad de otros tiempos; todo está trastornado; reina la sorpresa, mangonea el acaso, y los acontecimientos se suceden sin ninguna lógica. Ya no hay reglas, mi querido D. Fernandito. Esto es el caos, la barbarie, la anarquía de las almas. Corre un viento de desorden, y en la naturaleza no hay aquella serenidad, aquella calma majestuosa… ¿Digo mal?
—Dice usted muy bien. Yo me noto lanzado en este vértigo, en este espantoso remolino.
—Todo por ese maldito… Hasta me repugna pronunciar su nombre.
—Ese maldito… ¿qué?
—¿Sabe usted, Fernando Calpena —dijo el clérigo con solemne gravedad, parándose en firme—, quién tiene la culpa de esta locura que nos saca de quicio, de esta llamarada que nos abrasa el rostro, de esta comezón que nos hace bailar la tarántula?
—¿Quién tiene la culpa?…
—¡Qué! ¿No lo acierta? Pues tienen la culpa Víctor Hugo y Dumas, esos dos infames progenitores del romanticismo… ¡El romanticismo! Ese es el remolino, ese es el vértigo, esa es la locura…
—D. Pedro —dijo Calpena, sin encontrar pertinente lo que afirmaba su amigo—, ¿qué tiene que ver…? ¡Dumas, Víctor Hugo!… son dos grandes poetas…

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