miércoles, 14 de abril de 2010

EL NIÑO PAN de Agustín Gómez Arcos

Esta novela de Agustín Gómez Arcos se publicó en 1983, es considerada por algunos su novela más suave y autobiográfica.
El noble trabajo de amansar, de cocer el pan empezaba siempre al alba, en el preciso instante en que el sol despuntaba trasmutando las manos de la madre en imágenes de eucaristía. Para el niño, este milagro cotidiano hacía huir por un momento la urgencia del hambre. El ansia escapaba de su pequeña mirada de seis años, el ala oscura de la hambruna dejaba de batir en sus párpados y ese pan imposible se hacía símbolo, claridad meridiana fuera del presente pero real, abriéndose paso con dificultad en sus pupilas. El niño sentía esa esperanza secreta que procura una promesa: la esperanza del mañana.
Son los días que siguen a la victoria franquista en un pueblo de Andalucía. Para los vencidos, la paz, es sinónimo de venganza, humillación y sumisión. Un niño participa de la desgracia de su familia. Roído por el hambre, mira el mundo a su altura con la fragilidad de todos los niños. Pero el tiempo que le ha tocado vivir le ha endurecido prematuramente, ya es un adulto el que nos cuenta esta historia negra de los hombres. 

Libro incluido en el programa oficial del bachillerato francés.

LEIDO POR....Andrés

Me acerqué a este libro a cuenta de un artículo de El País, donde se decía:
“Cada nueva novela se recibía con un viejo ritual: la visita del chófer del presidente de la República al domicilio del escritor para recoger un libro dedicado. François Mitterrand admiraba a aquel autor español”
“El niño pan, tan autobiográfica que causó una sublevación en su pueblo natal, Enix, cuando se publicó hace tres años. "No cambia nada, usa los nombres y los motes reales de familias que siguen allí", afirma Lázaro. Molestó tanto que se recogieron numerosas firmas para pedir que le retirasen su nombre a una calle y el nombramiento de hijo predilecto.”
También se ha dicho.
Desgarradora obra centrada en la postguerra española que trasciende todo ámbito sensorial dada su enorme calidad emotiva y literaria. Descorazonador fresco de la España de la guerra civil donde se relatan una serie de experiencias y situaciones llenas de crudeza y miseria donde las figuras del pan y del niño protagonista abren una pequeña brecha de esperanza y libertad. (FNAC)

Resulta curioso que esta novela publicada 44 años después de la guerra, no la primera del autor, sea sobre sus vivencias infantiles, quizá porque, tal como dice el niño protagonista al final del libro, “¿Dormir.... para qué?” …... “Si da lo mismo, no sirve para olvidar”, el autor, tras sentirse seguro de su madurez literaria, necesitaba este viaje a su infancia nunca olvidada y que sin duda el autor queria ver exteriorizada sobre el papel.

Lo leí después de releer Las ratas de Delibes, donde también un niño es protagonista. En ambas el mundo rural esta presente, pero mientras en la primera es protagonista, en la segunda es decorado. De un niño del que apenas se nos trasmiten sus sentimientos, a otro que nos hace sentir su forma de aprender en la vida. La primera sin trasfondo político, la segunda con los odios de la guerra civil y de la “nueva paz”. En ambas vida triste y dura, de penuria y hambre.

Me ha gustado mucho el libro, que gana según avanza. La vida vista por este niño, último de siete hermanos, a veces resabidillo, emociona. Su forma de ver los hechos que la vida de unos rojos (la palabra “rojos” escrita en la entrada de la casa para recordarselo a toda la familia) en la España vencedora le obliga a vivir, resulta muchas veces chocante, pero siempre tierna.

Después de leer el libro no resulta muy justificada la reacción de los habitantes de su pueblo natal. (En algún blog he leido que esa reacción se produjo tras la publicación en español de su novela L’Agneu carnivore (El cordero carnívoro), historia de incesto entre hermanos y según parece bastante más fuerte que la que tratamos aquí)

La forma de presentar los retrocesos en el tiempo a veces no son claros, debido a la forma de presentarlos tipográficamente, pero no dificulta el seguimiento de la acción.
Altamente recomendanda para los amantes de la buena literatura.

Mi cachico:
"Cuando esa noche se metio en la cama, el niño sintió que ya se había iniciado un nuevo tiempo. Al quedarse dormido, el ángel de la risa vino a entreabrir sus labios. Toda la familia desfiló por su cuarto para presenciar el milagro. Todos pensaron que la fealdad del mundo, por persistente que sea, desaparece cuando el azar de los sueños hace que se ilumine la sonrisa de un niño dormido."

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