domingo, 17 de abril de 2011

LA NINFA INCONSTANTE de Guillermo Cabrera Infante

Edición: 2008
Editorial: Galaxia Gutenberg – Círculo de Lectores
Páginas: 283

Esta novela póstuma de Cabrera Infante, publicada en el 2008, nos relata la insólita historia de amor que vive un maduro intelectual con una adolescente. Pero, maquillado por una desbordante sensualidad, podemos descubrir en el lenguaje del autor el viaje hacia ninguna parte de un hombre desengañado, un hombre que se acoge a sus últimos destellos de vida seduciendo a una voluptuosa "Lolita". Una novela invadida por el preciosismo del lenguaje y por la fuerza descriptiva de La Habana recordada.

LEIDO por.... Andrés:

Desde hace aproximadamente 40 años (hay que ver como pasa el tiempo), en que leí la famosa Tres tristes trigres, no había vuelto a leer a Cabrera Infante, así que ya era hora. Elegí esta novela primero, tengo pendiente Cuerpos Divinos, por ser más corta y candidata a la tertulia.

Comienza Cabrera Infante poniendo las cosas en su sitio en una nota de entrada, “si encuentras anglicismos, corrector de pruebas que no apruebas, no los toques: así es mi prosa”. Aviso que debe servir a los lectores para preparase sobre lo que va a venir, pues vamos a encontrarnos a lo largo de la novela varias lenguas, y además juego de palabras con ellas. Ya en esta nota aparece el primer regate “una vida, como diría mi tocayo Guy de Maupassant, en passant. De mot passant”. Nos encontraremos más veces el francés: “a esa calle San Lázaro que se puede llamar rue sans le hazard, porque todo en ella está dicho en otro libro mío”, el inglés: ”parece una invocación al mar en inglés. Oh sea! “, el alemán: “Pero más que una carrera fue una fuga y no era una fuga de Bach, que quiere decir arroyo ”, el italiano:”L'amore é una cosa mentale, diría Leonardo, que nunca se enamoró de una mujer”, y hasta el latín: “Ése es el quid, aunque sea un quid pro quo”. Y por supuesto el juego del más puro Cabrera Infante en español:
Clemente la noche era fresca, pero yo, más fresco, fui inclemente
"La satisfacción del placer cumplido"
"Cerrada la puerta a cal y encanto"
"se desvelaba ante mis ojos y me desvelaba"
"eligiendo un pezón como si quisiera destornillarlo de la teta o hacer girar la combinación de la caja fuerte del sexo débil"
"Kyrie lección kyrie erección"
"mientras duraba me concernía a mí solo, sólo, solamente. So lamento"
Continuo juego políglota.

El sexo, tratado de manera bastante desenvuelta, ocupa una parte importante en la novela: “El sexo es una obsesión peor que la muerte y los franceses los unen en una imagen del orgasmo como órgano, el orgasmo: la petite norte. La pequeña muerte de cada noche dánosla hoy. Por la tarde, no de tarde en tarde

Lo mejor del libro, sus diálogos, muy ágiles y frescos:
Nos vio mirándola y casi pidiendo ayuda dijo:
–Busco el número uno.
–Ése soy yo –dijo Branly.
–No, el número uno de la calle.
Me dio cierta pena su tono que era y no era una petición.
–Ése es el número uno –le dije señalando al edificio detrás de ella.
–Busco a alguien llamado Botifol.
–Beautiful –dijo Branly.
–Botifol –dijo ella después de mirar un billete en su mano.
–Se escribe Botifoll pero se pronuncia Beautiful. Decidí intervenir.
–Tienes razón, se llama Botifoll y creo que sus oficinas están en ese edificio –dije volviendo a señalar detrás

Tratándose de Cabrera Infante no podían faltar las citas cinéfilas:
Yo, con mi acento pedido prestado a Wilfred Hyde–White, parodio su famosa frase de El tercer hombre:
–I can't introduce her to everybody

ni el humor:
  • las mesas de mármol sirviendo de pista de aterrizaje a las moscas
  • Debe ser el amor porque el sexo da hambre al hombre, pero el seso quita el hambre y la sed y la sede del amor es el cerebro
  • La madre de Branly era ahora una vieja fea, pero se veía que debió ser aún más fea de joven
  • Era también un escarnio por ser rubia (teñida), gorda y con las tetas más grandes del hemisferio: más que medias esferas, cada teta esfera y media
  • Siempre es bueno tener un amigo más feo que tú
  • A veces irónico: “No hay como un periodista para usar palabras largas al servicio de ideas cortas
  • La recepcionista, ya madura o mejor casi podrida


La diferencia tan importante entre los protagonistas, sobre todo en su cultura, que se aprecia sobre todo en los diálogos, lo mejor del libro por cierto, da un tono humorístico a la relación. Mientras él piensa que ella es “la persona más inteligente que había conocido hasta
entonces”, ella, muchas veces, apenas entiende lo que le dice, “me aplasta tu sabiduría”.

De Estela, el protagonista dice: “Ella es un cuerpo divino ”, dando entrada a su libro, pendiente en mi lista, Cuerpos divinos.

Sobre los toros, nos dice:
-Recuerda que siempre he sabido mirar los toros desde la barrera. Aunque hace tiempo que me parece un espectáculo risible. –¿Risible?
Viendo a un hombre, por lo regular un hombrecito, vestido como una mujer para burlar, engañar, herir, lidiar en una palabra a un animal que tal vez antes fuera noble y ahora no es más que el objeto de befa ante su bestialidad

Aunque la novela me ha gustado, no tanto como esperaba, me ha parecido irregular y no la voy a proponer para la tertulia.

Algunas palabras o expresiones que me han gustado, han sido:
"intimidante intimidad"
"insoportante"
Estaba tan desnuda como un cuchillo sin vaina
Sus ojos, pálido ópalo
perfecto cuerpo imperfecto
"furtivarse" (escaparse de clase)

Mi cachico:

La besé.
–¿Por qué hiciste eso?
Porque te amo. El amor, ya sabes, da derecho aunque parezca torcido.
Parecía que iba a abofetearme y fue lo que hizo: ¡Sas! Sonó a zas con zeta.
–¿Por qué hiciste eso?
–Porque creo que te quiero y no quiero.
Se acercó a mí y, créanlo o no, me besó. Me separé de ella.
–Entonces, ¿por qué me besas?
–Porque quiero.
Me sonrió.
–Quiero y no quiero. Ése es el problema. –Pero por primera vez me callé a tiempo y, como una suerte de recompensa por mi silencio, me volvió a besar. Ella en silencio también. Sólo se oían los besos.
–Cobarde –le susurré.
–¿Cobarde? ¿Yo? ¡Ja! Déjame que me ría.
–Eres cobarde.
Pero no se rió.
–Déjame decirte –dijo– que anoche te he salvado la vida.
–¿Ah, sí?
–Ah, no. Óyelo bien –era una de sus frases favoritas sacadas del espíritu de nación que ella encarnaba tan bien–. Que soy menor.
Si hay inversiones en su discurso es porque esto que están leyendo es una versión, no una diversión. Ella salió de lo vernáculo para espetarme una pregunta que era una respuesta.
–¿Quién es cobarde ahora?
Ella me miró de abajo arriba como si me mirara de arriba abajo.
–O tú eres un tonto. O te haces el tonto, que es peor. ¿No te das cuenta de que no tengo dieciséis?

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